Hace un tiempo viaje, junto a la gente de la empresa que nos provee los materiales para gestionar la logística de prenda colgada, a una feria en Birmingham, una de las mayores del mundo de este tipo de materiales.
La feria fue interesante pero aún mas la estancia en una preciosa manor house de las afueras de la ciudad, muy cerca de Stratforn upon Avon, precioso pueblo donde nació Shakespeare y sobretodo poder participar de las “curiosas” costumbres gastronómicas de mis anfitriones y en general de los ingleses.
El día empezaba pronto, a las 6.00 arriba, media hora mas tarde estábamos ya sentados en la mesa frente a ingentes cantidades de comida del denominado “all english breaktfast” es decir, meterse entre pecho y espalda a tan temprana hora: un par de huevos fritos, bacon, tomate a la plancha y judías blancas con un toquecito de salsa de tomate….empieza el día con energía..y con una posible úlcera en algunos meses/años.
Después de agotadoras 8-9 horas en la feria y de innumerables tes o cafés aguados (innumerables no es una exageración,.. que afición la de tener una taza siempre entre las manos, ¿será para quitarse el frío sin necesidad de guantes?), cerrábamos el stand a eso de las 16 y conducíamos de vuelta al precioso hotelito. La verdad es que el camino era una maravilla, la campiña inglesa me encanta.
Tras la pertinente ducha, y relax de una horilla o así, taxi a la ciudad natal de Shakespeare y a disfrutar la cena, casi siempre en un italiano (no se comía nada mal, pero al tercer día ya cansaba) o como alternativa, las infaltables steak and chips (filete y patatas) que todos los ingleses (o al menos los que yo conocía) parecen amar. Una noche propuse ir a probar la que es ya la comida nacional de Inglaterra, es decir, la comida india, y fue imposible, nada de experimentar, volvimos a comer filete y patatas.
En todo caso la compañía era buena, el pueblo precioso y realmente lo pasamos bien esos días.
Cheers!