Los grandes atractivos de la ciudad, aparte de la bahía que permite disfrutar de unas vistas espectaculares y con unas bonitas playas (para China) que en verano se deben de poner hasta el bote, son las construcciones del centro de la ciudad con ascendencia alemana.
No olvidéis que de aquí es la famosa cerveza china (Tsingtao o Qingdao…).
Y esto es así porque la ciudad fue entregada a los alemanes a finales del siglo XIX por 99 años después de que fuera ocupada por el Kaiser Guillermo tras el asesinato de 2 monjes alemanes (en esa época era bastante habitual aprovecharse de los chinos con cualquier excusa y quedarse partes de su territorio en concesiones…véase Hong Kong o las concesiones francesas, japonesas o británicas en Shanghai).
De hecho,hay una curiosa iglesia protestante, una horrorosa iglesia católica (que con buen criterio medio destruyeron en la revolución cultural de Mao) y un, este sí, espectacular castillo al estilo centroeuropeo que fue la casa del gobernador durante las 2 décadas de ocupación alemana (que acabó con la invasión anglojaponesa al acabar la I guerra mundial y que se concretó, la salida alemana y entrada japonesa, en el Tratado de Versalles). Parece que el coste de construcción del palacio fue tan elevado que, cuando el Kaiser recibió la factura, destituyó de inmediato al gobernador. Impresiona ver los salones de baile con los que cuenta y es fácil imaginar las pantagruélicas fiestas que se debían de organizar.
Posteriormente, tras la revolución, fue utilizada por mandatarios de países amigos para estancias estivales (aparte de Mao que estuvo en el 57, por allí pasaron Ho Chi Minh y Sihanouk de Camboya entre otros).
En cuanto a la comida, aquí se come mucho marisco; marisco de ese que ves en China que parece sacado de una película de ciencia ficción y que, dicho sea de paso, tiene más bien poco sabor. A pesar de los antecedentes, e imbuido por el estado fluído, me dejé llevar por lo típico y degusté unas almejas gigantes (muy gigantes) y una especie de gambas mezcla de cigalas y elefantes (ya que tenían trompa) y las bañé con unas buenas jarras de cerveza local…maravilloso!!!!
Impresiona el paseo marítimo que, desde el centro de la ciudad se estira hacia el norte por más de 20 kms (lo puedo atestiguar porque los corrí por la mañana entrenando y sudando la cerveza a pesar del frío que hacía…)
El domingo por la noche tomé el vuelo a Hong Kong. Como no, cenamos en el que, por ahora, es mi restaurante favorito de Koowlon, el Hutong; chino de diseño situado en la Torre Peking 1 y que, aparte de la comida, sólo por las vistas merece la pena la visita.
En cuanto a Logis China, seguimos adelante con la posibilidad de fusionarnos con los partners italianos de los que ya os hablé. Si se concreta (cruzo los dedos) puede suponer un acelerón importante de la operativa en China ya que alcanzaríamos una facturación superior a los 3M€ y gestionaríamos almacenes en Shanghai, Donguan y, en breve, espero que también en Hong Kong…