Mientras escribo estas líneas debía de estar en Shanghai; habría pasado previamente por Hong Kong (por cierto, coincidiendo con el último tifón que dejo decenas de muertos en la zona) y el fin de semana lo habría pasado en Singapur, donde debería de haber asistido al Gran Premio de F1 con mi amigo Beretti (nuestro futuro socio en China) e invitado al paddock de Red Bull por la gente de Pepe Jeans (que esponsoriza al equipo).
Incluso, por curriculum más que nada, habríamos pasado unas horas de escala junto con Paula en Colombo (capital de Sri Lanka); todo esto por un curioso viaje con Emirates que me permitía ahorrar bastante pasta.Y digo debía porque la realidad es que ando por casa convaleciente y en reposo.
Y resulta que llevaba viendo moscas desde que volví de vacaciones, que no acababa de ver bien por el ojo izquierdo…y sabiendo que es un tema delicado, pedí hora al oculista (aunque antes tuve que pasar por México…) y éste me mandó una eco en el ojo (para 10 días después…ya podía haber corrido un poco…).
Pues el viernes 13 (manda huevos) me fui a hacer la eco con total normalidad y con una agenda apretadita. «Ufff…aquí se ven unas manchitas que…podría ser…hay que hacer pruebas pero….podría ser un desprendimiento de retina»
Todas las alarmas se encendieron en mi cerebro; resulta que a mi padre le pasó hace un par de años y recordaba el postoperatorio infernal. No jodas, a mi edad? pero… Pues sí, afortunadamente era parcial (no se me había caído la cortina del todo) pero ya no era desgarro, paso previo que entendí evitaría la operación y valdría con meter láser… Bueno, dije tratando de mantener la calma cuando vi que todo el mundo a mi alrededor se movilizaba (se llamaban unos a otros y empezaban a preparar precipitadamente algo que no acababa de entender), pues si hay que operar habrá que operar pero yo tengo un viaje la semana que viene y la maratón de Nueva York en noviembre, …tal vez a finales de noviembre me podría venir bien….
Tu estás tonto chaval? Tu te operas esta tarde, zanjó la doctora sin ni siquiera molestarse en mirarme! Coño…esta tarde? La de hoy?, seguía dándole vueltas al cambio radical que había sufrido mi vida en 2 segundos…pero…y esto es lo del postoperatorio bocabajo durante 10 días? » Si, que más quieres saber?», me respondió la doctora en otra dimensión (mientras tanto seguía organizando medios para la operación como si se tratara de la operación del Rey…). Claro, tu tenías miopía, no? Pues ya está…ese es el factor de riesgo fundamental Y ese mismo día, a las 4 de la tarde me operaron de urgencia; no es que sea una operación a vida o muerte pero es laboriosa (según palabras del Dr Navarro, es la primera vez que me opera un médico con nombre normal después de que el Dr Verdugo me operara la rodilla y el Dr Conill me trajera al mundo). Y lo de menos es la operación (no mola porque son 2 horitas en que notas como te van metiendo mano en el ojo…); lo jodido es que, efectivamente, te has de pasar 10 días bocabajo 100%. Y estar por el día apoyado en una mesa sobre una almohada es fastidioso pero dormir…ay dormir…es un infierno, yo ponía un artilugio construido con cojines a los pies de la cama donde apoyaba la frente y la barbilla en la cama…
Además notas como te va bajando la resistencia día tras día; nada más salir de la operación estaba eufórico (imagino que con el subidón de la sedación).
Salí hambriento pues no había comido. Vista la cena que me servían en el hospital, Paulita se ofreció a subirme un bocata (de camembert fundido con cebolla pochada) y una cervecita…¿por qué no?…y me puse con fruición a comerme el bocata. No podéis imaginar la bronca que me echó la enfermera jefa…pero chaval; métete en la cama y deja esa cerveza de inmediato, que no hace ni una hora que has salido del quirófano !!!!