Seguimos en el DF…..
La guía nos mandó luego a la calle donde se encuentran las tiendas de libros usados. Lleva mi padre tiempo buscando una biografía de un tal Santos (un cacique local) que no acaba de localizar y que va a seguir buscando porque tampoco la encontramos. Siempre me gustan mucho las tiendas de libros y estaría horas revolviendo en ellas. Curiosa una revista de los años 50 llamada Maravillas de España dedicada a Barcelona y donde, sobre todo, se destacaba su españolidad…corridas de toros y el zoo eran las máximas atracciones junto al Tibidabo; ¡qué lejos estaba de ser lo que es!
Finalmente, el highlight, era visitar la zona de mercados situadas al Sur del Zócalo. Cada mercado tiene una especialidad y entre un gentío impresionante (os recuerdo mi incapacidad ese día para las aglomeraciones) alcanzamos nuestro objetivo: el Mercado de Sonora, famoso por el esoterismo y la venta de animales (los animales los venden, como nos confirmó el taxista que nos llevó posteriormente al hotel, para los conjuros o hechizos).
Los chamanes buscan de esta manera, con técnicas similares al vudú, causar mal en aquellas personas a las que se quiere perjudicar. Nos contaba el taxista que había trabajado de ayudante con uno y que él no creía pero que prefería no hablar por si acaso; que del acojone se salió rápido y que lo que vio se queda para él. Para los caldos, aparte de vísceras de animales, utilizan también muertitos que roban de cementerios (algún escándalo importante hubo con este tema).
No sólo están para cosas feas; también hacen “limpiezas” de las impurezas que acarreamos. Buscamos el puesto de Doña Margarita, muy recomendado por la guía pero parece que esta hacía tiempo había fallecido por lo que no pudimos sanearnos como me había convencido mi padre para hacer. También buscamos el puesto de venta de jabón de Cacahuanante que, parece ser, utilizaba la actriz María Félix para lavarse el cabello (famoso era su pelo). También había fallecido (difuntita) la que aparecía en la guía (un poquito descatalogada) pero encontramos otro que lo vendía.
Mi padre compró para Emma y Paula lo que impregnó la maleta a partir de ahí de un olor muy característico. No os puedo explicar exactamente que es el cacahuanante ni si tiene efectos positivos para el pelo. Allí está en mi cuarto de baño porque no consigo que Paula lo use, creo que lo acabaré probando yo.
En fin, a la salida me despedí de los chivos que esperaban ser cocinados en calderos gigantes de chamanes. Me preocupó ver cachorritos monísimos de perros junto con los gallos. Su futuro no era nada alentador. El nuestro sin embargo si pues teníamos comida prevista en la Hacienda de los Morales con Jorge & familia; era sin duda lo mejor para mi estómago. Tras una magnífica comida en la Hacienda (sigo impresionado por la capacidad de beber tequilas de mi padre que coronó con un pedazo puro en la terraza) volvimos caminando por Polanco hacia el hotel. Mira que el tema en México se está complicando…y mucho (sin ir más lejos a Yuri le robaron la camioneta de Logis a punta de pistola la semana pasada) pero…lo cierto es que nunca me ha pasado nada y tampoco he tenido sensación de peligro (cruzo los dedos….)
Recordé que me habían pedido un favor los clientes daneses que nos habían visitado la semana pasada. Resulta que habían olvidado un par de cosas en la lavandería y como les vería la semana siguiente en Chile me pidieron el favor de recogerlas y llevarlas a Chile ¿“Tienes espacio en la maleta?” “Sí, hombre, no te preocupes” respondí iluso pensando que hablábamos de 2, 3 cositas. “Pero, ¿cómo puede haberse olvidado este hombre todo esto?” se sorprendió mi padre cuando en la recepción me sacaron lo de la 517: 6 camisas de vestir, 2 pantalones, 2 camisetas, 1 chaleco y una bolsa de ropa interior….además un iPad “…¡se habrá vuelto con la maleta vacía!, ¿cómo no se ha dado cuenta….?”