Me parecía gracioso empezar el año de buen rollo y con la que está cayendo a nivel mundial, con todo el follón de las bolsas chinas en este comienzo de año y todo el lío político en España no encontraba temas.
En esas estaba cuando vi a través del Facebook de Cristina Palomares (tremenda viajera también) la mención al divertido desfile de Agatha Ruiz de la Prada el Grand Hotel de Punta del Este. Me acordé que no hace ni un mes que por allí estuve, poco tiempo, eso sí, pero estuve. Gracias a la amabilidad de Marcelo y Any que nos dejaron su maravilloso apartamento. Y me dieron ganas de volver, ahora que es plena temporada alta y estará en plena ebullición todo lo que se estaba gestando a comienzos de diciembre cuando el verano austral todavía sólo se apuntaba en el horizonte.
La verdad es que el sitio es muy especial. Está enclavado en una península (más bien un brazo de mar) que da por un lado al rio de la Plata (playa Mansa) y por el otro al Océano Atlántico en toda su expresión (playa Brava). Esto hace que en muy pocos metros (no más de 100) puedas pasar de una playa tranquila a una playa con grandes olas a mar abierto.
Otra cosa muy chula es que puedes ver el sol salir y ponerse sobre el mar. Imprescindible acudir a ver la puesta de sol a la que fue residencia principal del polifacético Carlos Páez Vilaró “Casapueblo”. Éste fue pintor, poeta, arquitecto, escultor…y amante de la vida en general y de las cosas bonitas en particular…mujeres, paisajes, gastronomía…un vividor en pocas palabras. Además fue padre de Carlitos (uno de los supervivientes del accidente de los Andes del equipo de Rugby que dio lugar a la novela Viven) lo cual le dio bastante notoriedad en su momento.
En su faceta arquitectónica diseño esta casa sin formas rectas con una vista impresionante sobre el mar donde EL SOL se acuesta poco a poco mientras se interpreta su famosa “oda al sol”. No quiero ser muy cursi pero es un momento mágico. Lástima que D. Carlos no pudiera estar presente pues falleció (y fue muy llorado) el año pasado a los casi 90 tacos. Fue una vida bien aprovechada sin duda.
Como sitio de moda de veraneo de la gente bien austral (está lleno de porteños y brasileros) hay restaurantes y hoteles de primer nivel. Nosotros paramos en varios muy recomendables (aunque se notaba que estaban en fase de rodaje para la temporada) aunque el más especial, sin duda, fue La Huella en José Ignacio. Situado sobre la misma playa en este pueblecito donde se han construido la casa todo el famoseo que acude a Punta durante la temporada alta (enero es el agosto nuestro) es el sitio a ir sin duda. No os preocupéis demasiado porque todo el mundo os lo recomendará (no sé si porque tiene un nombre que se recuerda fácilmente o por lo que sea pero no hubo nadie que no me diera el tip). Aunque eso sí, preocupaos de reservar en temporada alta porque está siempre petado.
¡A empezar el año con buen rollo!