Los Apalaches

Después de una semana intensa en México con visita a Guadalajara para gozar de una opípara comida en el Corazón de Alcachofa y perder el avión de vuelta (era a las 7 pm y salimos del restaurante a las 9…sic) y de pasar por LA para visitar posibles implantaciones de Logisfashion, tocaba subir a Los Apalaches camino de Nueva York donde correría mi tercera «NYC marathon».

La semana previa fue intensa, no sólo por lo habido en México, sino también por varios temas  que nos ocupaban y preocupaban (puesta en marcha de Chile, Halloween con la puesta en marcha de los almacenes de Alemania y Panamá para Funidelia…). Probablemente no fue la mejor preparación de la maratón, pero, en fin, es lo que hay y el fin se semana previo lo pasaríamos en Atlanta (no es que pille de paso desde LA pero era el comienzo más razonable) para cumplir con el objetivo de recorrer los Apalaches subiendo la mítica Blueridge Parkway. Esta es una carretera panorámica -turística- que recorre los Apalaches desde Cherooke en Georgia hasta su final 800 kilómetros más al norte.

 

Fin de semana en Atlanta

 

El plan era pasar el fin de semana en Atlanta donde se me uniría Paula (ella si en vuelo directo desde Barna). Atlanta es una ciudad moderna y cómoda, famosa por la Coca Cola (visita insulsa el Coca Cola World), la CNN y, como no, Martin Luther King. No es que tenga mucho, pero en un país como EEUU se puede considerar histórica y es curioso visitar la iglesia baptista de Ebenezer y escuchar la grabación de sus discursos previos a ser asesinado por un Trump cualquiera en Memphis. Si, su “I have a dream” tiene su aquel para unos años en que hasta los autobuses discriminaban a blancos y negros…

Es por cierto una ciudad famosa por sus buenos restaurantes. De los que fuimos, el Optimist como restaurante y bar de moda cosmopolita tenía mucha gracia. Tomamos ostras de esas que no saben mucho, pero, al menos, no te clavan y como ya es tradición mía desde que descubrí que no era vino aguado, una botellita de Pinot Noir californiano que entra como la sangría .😉

Con coche de alquiler, confusos por el frío que hacía, llegamos 200 kms al norte de Atlanta donde empieza el Blue Ridge parkway a Cherokee. Sólo por el nombre merece la pena desviarse. Digamos que básicamente por el nombre porque el pueblo no tiene mucho más salvo un interesante museo indio que explica la larga marcha que tuvieron que realizar y que diezmaron la mayoría de las tribus cuando de esta zona los hicieron desplazarse hasta el gélido midwest (creo recordar que a Minessota o Idaho…vamos, no precisamente a Florida).

Y se puso a nevar en Cherokee mientras degustábamos una hamburguesa de avestruz en un restaurante donde no servían alcohol (sólo tienen ese privilegio, y el del juego), los casinos que pueblan la región están gestionados por los indios. Eso, y las múltiples tiendas de baratijas es lo más parecido a los indios con plumas que esperas ver. Para culminar un comienzo no muy prometedor, el camarero mexicano nos dice que el Blue Ridge está cerrado por el mal tiempo por lo que para llegar a Asheville (North Carolina), nuestra primera etapa, deberíamos ir por la highway.

 

El Blue Ridge Parkway

 

Pues vaya, hemos venido a recorrer el Blue Ridge y por estar fuera de temporada está cerrado.

¿Pero no era esta la época bonita donde veríamos toda la gama de colores otoñales en los bosques?

Ciudad estudiantil, cuna de la Bluegrass music (especie de música country propia de los Apalaches pero que no llegué a saber bien,  que era…) y con una gran variedad de oferta gastronómica. Nos quedamos en un hotelito centenario en las afueras  (Princess Anne hotel) que había sido desde reformatorio hasta hospital y cenamos en un restaurante que se vendía como de tapas pero que tenía bastante encanto (The Nightbell). Acabamos tomando una cerveza y escuchando música en directo (en busca del Bluegrass) en el famoso, en la zona, Jack of the Wood. Incluso compartimos mesa con estudiantes que nos deberían de ver como nosotros en su época veíamos a los Roper….

Y, ¡milagro, si que fuimos capaces de tomar el Blue Ridge!  Aunque sólo unos kilómetros en dirección a Blue Rock. He de decir que es conveniente llevar un mapa de los de toda la vida porque si vas de rollo Google maps a veces tienes sorpresas al fijar un destino sin tener claro a donde te diriges. No fue tanto por ese día, sino por el siguiente que, tras muchos kilómetros por el Blueridge y pasar highlights  ya en Virginia, le metimos al navegador la coqueta ciudad de Abingdon. Allí llegamos tras 200 kms que hicimos a contramano y que tuvimos que deshacer la mañana siguiente para volver a tomar el Blue Ridge.

Menos mal que era Halloween y tuvimos deliciosas imágenes con los lugareños…

Finalmente, llegamos a Charlottesville, sede de la UVA (University of Virginia). Desde la 200 South Street  Inn donde nos quedamos, nos recomendaron ir a The Whiskey Jar con más de 1000 variedades de whiskys de todo el mundo.

¿Sería allí donde Paula perdió la bufanda de Hermes? Tampoco fue lo primero que perdió…ni lo último.

Voy rápido porque lo más interesante es la casa que se construyó en la colina aledaña, el autor de la Declaración de Independencia en 1776, presidente durante 8 años y una persona curiosa, erudita y abierta a las nuevas ideas de la ilustración. Recuerda a las villas que se podían encontrar en la Toscana italiana.

Y ya tomamos camino hacia el norte, recorriendo algunos kilómetros de la Skyline Drive que recorre el Shenandoah National park y recorriendo los 800 kilómetros que nos quedaban para llegar a New York, cosa que hicimos 2 días después de que un loco se llevara por delante a 8 argentinos que celebraban los 30 años de graduación en pleno Manhattan.

¿Qué no tiene Nueva York?

 

Malo es ir justo cuando tienes que cuidarte para la maratón, pero hicimos algo que no había hecho nunca y que me pareció toda una experiencia: ir a un partido de los Knicks en el Madison Square Garden. Todo espectáculo y poca emoción, absolutamente diferente a lo que es el deporte en Europa y más cuando en el descanso ya ganaban los Knicks a los Phoenix Suns por más de 20 puntos…ni me acuerdo de como acabaron. Eso sí, como he hecho en las 3 maratones anteriores, la noche antes cenamos (y nos clavaron) con mi amigo Pistilli en el Cipriani de Central Station. ¡Eso y mi regularidad en las maratones, cada vez lo hago 9 minutos peor que en la anterior!

Y nada más acabar a coger el avión que la mañana siguiente empezaba un Programa en el IESE por los próximos 6 meses…como no tengo lío… ¡reciclaje lo llaman!!!

3 países, 8 ciudades, 13 aviones y 6 hoteles en 10 días

El viaje en cifras

Ha sido éste del que acabo de volver un viaje extraño, un viaje con muchos hechos, pero pocas historias. Me explico, un viaje donde han pasado muchas cosas, pero poco reseñables. Como resumen:

  • He visitado 3 países (EEUU, México y Colombia)
  • He tomado en 10 días un total de 13 aviones
  • Me he levantado 4 días a las 5 de la mañana o antes, dos días a las 4:30, casualmente dos días en Colombia gracias al “maravilloso” trato que siempre me prodiga Fede (conocedor de lo poco que me gusta madrugar…)
  • He dormido en 6 hoteles diferentes + una noche en el avión
  • He visitado 8 ciudades diferentes (especialmente memorable el miércoles pasado que estuve el mismo día en Bogotá, Cali y Medellín…recorrido express por Colombia)
  • Me leí 3 libros; el interesante thriller sobre el mundo del fútbol que me dedicó su autor el periodista ecuatoriano Jaime Cevallos, un ensayo sobre la figura del emperador Maximiliano que “reinó” en México durante 3 años en el siglo XIX apoyado por Napoleón y el estudio sobre el sexo de Talese basado en las investigaciones del voyeur profesional de Colorado que se compró un motel con tal propósito (El Motel del Voyeur). Adicional me dio tiempo para comenzar la última novela de Cercas sobre su tío falangista fallecido en la Guerra Civil.
  • He visto 6 películas en los vuelos; ninguna para el recuerdo.
  • Eso sí, he tenido alguna comida memorable que explicaré luego pero también muchas cenas en hoteles, destruido por el tute que llevaba.

 

Respecto al tema cenas, sin duda,  uno de mis favoritos; destacaría la cena inicial recién bajado del vuelo que me llevó a Miami vía Londres con nuestro socio en USA, mi amigo asturiano Javier, que tuvo el detalle de llevarme al Gabbiano en una terraza con vistas a la bahía de Miami y donde nos bebimos un par de buenas botellas de Cabernet del Valle de Napa. Espectaculares los papardelle con bogavante que nos sirvieron para digerir el vino….

También disfruté como un enano la comida en Guadalajara con Gustavo nuestro abogado que siempre nos trata de lujo. Espectacular el corte de carne de casi un kilo que nos metimos al buche en el Corazón de Alcachofa. Por cierto, magnífica la recomendación de vinos mexicanos que nos dieron (lo apunto para recordarlo: Santo Tomás Único). Hacen magníficos vinos en México, aunque caros. Es un viaje que tengo pendiente, visitar el Valle de Guadalupe y las bodegas en la Baja California Norte. Por no hablar del tequila Reserva de la familia D. Julio con el que acabamos la comida.

Con Jorge y Pau cenamos en México…como siempre en el sitio de moda; ahora debe de ser el Centralito en la calle Anatole France.

 

Finalmente, por curiosa, entre reunión y reunión, no dejo de mencionar la única comida en la fría y lluviosa Bogotá en el Restaurante Pórtico hacía Chía.

Pedí un rico ajiaco que me asentó el estómago.

Y yo tenía a Yeymin por gran gourmet hasta que se pidió la paella valenciana…

 

 

 

 

 

 

«Mi negro»: Variación pronominal de la 1era persona singular

«Mi negro» … de esta manera impagable definió Feliciano Lagastica su experiencia con el servicio en Panamá ante el incremento de la inmigración colombiana en el país. Y es que Feliciano, aparte de tener nombre de novela de realismo mágico latinoamericano, está dotado del don de la palabra. Tiene labia que diría un castizo. Además, Feliciano es nuestro Responsable de Operaciones en Colón (Panamá) y, como le dijo la camarera colombiana en La Rana Dorada del Casco Viejo, Feliciano es negro; más negro que moreno sin duda.

Feliciano es ingenioso; es cierto que últimamente siempre me da la sensación de necesitar apuntar las frases que escucho. Rodeado de fenómenos como Albert y Mario en el comité de expansión hay que estar ojo avizor para no perdérselas (o tener a Jordi siempre atento apuntándolas). Lástima no tener ya la memoria que tuve.

comiendo en arrecifes colon

Estábamos comiendo patacón relleno y pargo frito en el restaurante Arrecifes de Colón (ciudad maravillosamente decadente donde hace un año me envenenaron junto con David F. con un caracol llamado Cambomdia), y celebrando el Consejo recién concluido cuando surgió el eterno tema del servicio en Panamá. Ya he escrito previamente algún post al respecto, creo recordar que con la anécdota del Haagen Dasz cubierto de hielo que no me querían cambiar pues lo había abierto (sic) y sé que es un tema recurrente, pero son los panameños los primeros que siempre sacan el tema de la desidia y falta de interés del servicio en el país y especialmente en Colón.

No hay mentalidad de servicio a pesar de ser un país de servicios” apuntó con razón Oriana (la que maneja los dineros en Panamá).

Afortunadamente la inmigración de colombianas y venezolanas está mejorando el nivel” dijo Federico barriendo para casa.

No quedó claro a qué nivel se refería lo que generó cierta polémica sobre el tipo de bares que frecuentaba.

Josep María y yo nos limitábamos a asentir y pelearnos con el pargo (el mío capaz de alimentar a todos los presentes). Fue en un momento de pausa cuando Feliciano Lagastica contó su experiencia con la camarera colombiana. Lo contó y todos necesitamos un tiempo de reflexión, tiempo para masticar y deglutir la frase que todavía sobrevolaba la mesa. Pareció algo natural, algo ocurrente, algo que no estaba premeditado. Y eso fue precisamente lo gracioso del tema. No acabábamos de entender por qué una sola frase dicha en el momento justo podía haber generado ese silencio. Es más, yo todavía no entendía qué había generado ese interés de toda la mesa.

Hasta que Josep María (a falta de Jordi) levantó la liebre. Sabe más el diablo por viejo que por diablo. Aplaudió la ocurrencia y me hizo caer en la cuenta de la genialidad de la misma: “Mi negro; si alguien me atiende así, con la variación pronominal de la primera persona singular, le doy lo que me pida”.

Me pasa en México con los amigos queridos; allí es habitual, que no en España, que me traten de Mi Juan; reconozco que al principio me chocaba (y que no me veo respondiendo con la misma forma gramatical contradictoria) pero, sin duda es señal de cercanía, de complicidad. No eres tuyo, eres mío. ¿No es algo incluso parecido a estar enamorado? Pues bien, que una camarera colombiana afincada en Panamá te trate así supuso un estado de infinita emoción para Feliciano y nos lo quiso expresar de una manera tan gráfica que, inmediatamente supe que el próximo post de este Viajero estaría dedicado a él. ¡Gracias amigo!

Veníamos de una semana intensa: Bogotá visto y no visto, Medellín llegada por la mañana y vuelo a última hora para Panamá…eso sí, conocimos la nueva bodega que inauguraremos recientemente en Girardota Medellín.

Sigue creciendo Logisfashion Colombia con más de 5.000m2 de almacenes entre Bogotá y Medellín y con buenas perspectivas. Con un equipo comprometido y profesional liderado por Federico. Con el apoyo de Eva ya totalmente colombianizada como pude comprobar.

Ah, se me olvidaba, y con la incorporación en el equipo comercial de Yeimin que, sin duda, nos va a aportar una gran punch comercial. Gran gourmet como me pudo demostrar en la magnífica comida con la que me deleitó en La Fragata. Estupendo el ceviche con cilantro, ricos los calamares y algo más soso el pargo.

 

Y para acabar el periplo panameño antes de viajar a Santiago, cenamos con Leo en el Cabana en el edificio más cool de la Ciudad de Panamá. Diseñado por Philip Stark nos lo enseñaron en profundidad. Miami en Panamá con costes de administración de 80.000$ mensuales!!!

 

 

Los «Café con piernas» de Santiago

Hacía tiempo que no pasaba un fin de semana en Santiago de Chile. Últimamente he retomado el placer de ir a Santiago (especialmente en el verano austral) y es una ciudad que me atrae mucho. Es un gustazo llegar del frío y desembarcar en un ambiente de relajo estival.

Es incluso más notable que si vas a países tropicales donde siempre hace buen clima. Donde sufrimos el frío y los días cortos invernales disfrutamos más la llegada del verano. Como contrapartida es muy duro ir en invierno cuando tu vienes de un “mood” completamente diferente.

Centro de Santiago, Chile

 

Hubo una época, cuando se puso en marcha Logismoda, que sí que tenía que viajar mucho a Santiago. Hablo de 2005-2006 pero luego, por razones varias, relacionadas con cómo se gestionaba el negocio en Chile (que no cuadraba con nuestra forma de verlo), estuve un buen rato sin viajar.

Ahora, lo he retomado con entusiasmo pues hemos apostado de nuevo fuerte por el país y estamos construyendo un gran centro de distribución de 14.000m2 pegado al aeropuerto que será la joya de la corona de Logisfashion en LATAM.

 

Ante todo, decir que para mí Chile no es Latinoamérica. Hay muchas cosas que me llevan a pensar eso, pero es que casi les veo más europeos (con lo bueno y con lo malo) que los españoles….

La primera vez que fui a Santiago

 

Y claro está, Santiago me recuerda mucho a Luchito. Ahora, paseando por Santiago un domingo de enero (casi febrero que es como agosto) me acordaba de la primera vez que aterricé en Santiago allá por el 97. Empezábamos Logis y me tomé mis primeras vacaciones reales. Nos fuimos tres semanas con Paula a recorrer Chile con mi añorado Lu de cicerón ya que llevaba 3 o 4 años viviendo allí. No recuerdo bien porqué, yo aterricé antes que Paula y Lu me recogió en el ya modernizado para los estándares aeropuerto.

cafe con piernas, Santiago de Chile
Ni corto ni perezoso (tápate los oídos Lili) me llevó directo a conocer lo que para él pensó sería mi gran «highlight» de Santiago: ¡los cafés con piernas!!!!

Y uno en especial, allí por el centro por el Paseo Ahumada, donde servían los mejores cafés de Santiago. Vamos, que necesitaba un café para despertar el espíritu después de tan largo viaje. Y, como siempre, no me decepcionó.

Qué mejor sitio para levantar el espíritu que ese escondrijo en unas galerías donde en no más de 10m2 de superficie 2 chicas con la falda muy corta y el busto muy marcado servían el café (nada de alcohol) y compartían charla con los pocos clientes que miraban a hurtadillas desde la barra (unos más y otros menos disimuladamente) las piernas de las jóvenes.

Probablemente, la cotidianidad del momento restaba dramatismo a la situación. Los clientes podían ser los habituales de cualquier bar de barrio que se acercaban a hacer el cortado y fumar un pitillo matutino. Y así era el estatus del lugar…dejando de lado lo casposo de la situación. Yo, que he viajado mucho, nunca vi nada igual.

El domingo que pasé en Santiago quise conocer como estaba el centro y sus cafés con piernas 20 años después de mi primera visita. Empecé el día subiendo al Cerro; carrerita de 18 kilómetros en una horita y media para despertar el instinto guerrero.

Aquí mencionar que Chile se está quemando vivo. No se sabe bien quién lo provoca, pero este verano está siendo criminal en ese aspecto.

Mucho calor y humo por todas partes que llega desde los incendios 800 kms al sur y que envuelve Santiago en una bruma irrespirable ¡Esto no es bueno nada bueno!

 

El Mercado Central, un clásico

 

Comí en el Mercado Central; ¡Si!!! También volví al “Donde Augusto” al que Lu me llevó hace 4 lustros…y como soy un hombre de costumbres, pedí lo que siempre he recordado había pedido en su momento (si bien esto es probablemente algo parecido a cuando crees recordar una situación a raíz de una foto…y es la foto la que te hace vislumbrar lo que ocurrió).

En fin, que pedí Locos la parmesana (son un molusco típico chileno, junto con las machas y los picorocos), que realmente no tiene mucho sabor pero la textura es agradable y el parmesano le da un toque curioso. Y por supuesto, caldillo de congrio; siempre el caldillo, aunque fuera estuviéramos a 40 grados.

Y resuelto el tema de la comida. El café, en un «café con piernas», esto era innegociable. Paseé por Ahumada y no encontré las galerías ¿seguirán tan escondidas? y me paré en el Caribe que compite en localizaciones con el Haití.

No era lo mismo, fue como recordar una tasca donde probaste un jamón con queso y vino espectacular y encontrarte en un Burger King 20 años después. En fin, todo cambia, hasta los cafés con piernas. ¡Qué diría Lu si levantara la cabeza!!!!

Historias en Medellín

Aterrizo en Medellín, Colombia justo un mes después de estrellarse el avión del Chapecoense. Como el vuelo es directo desde Madrid y he dormido abundantemente llego con ganas de cháchara. El taxista, Mauricio, es muy atento y también tiene ganas de charla durante el trayecto entre Rionegro (donde está el aeropuerto) y la ciudad de Medellín. El primero está en una montaña, en zona fría que llaman pues está a más de 2.000 metros de altitud. Es una zona de desarrollos chulos de condominios pero nunca nadie parece interesado en irse a vivir ahí…porque hace mucho frío.

Hay que entender lo que es hacer frío. 😬Probablemente nunca han bajado de 5 grados positivos pero…todo es relativo.

En fin, como ambos tenemos ganas de cháchara le pregunto a Mauricio por los costes de las promociones en esa zona. Cierto que suelo hacerlo habitualmente y tan cierto es eso, como que, con los cambios de moneda (especialmente complicado el del peso colombiano pues las cifras son inmensas), me olvido o, mejor dicho, me lío y no me acuerdo. De hecho ya no me acuerdo de los precios que me dio. Sólo que a él le parecían altísimos, lo noté cuando me miró de reojo por el espejo al dejar caer la cifra pensando que yo me escandalizaría y a mí me parecieron razonables (probablemente mi perspectiva no es la correcta pero el cálculo me salió a menos de 100€ metro cuadrado por el terreno).

Mauricio disfrutó mucho más cuando le pregunté, cambiando radicalmente de tema, por el avión del equipo brasilero. Resulta que el piloto, a la sazón el dueño de la compañía boliviana que sólo tenía ese avión chárter, iba habitualmente justito de carburante. Esta vez lo iba especialmente y, en el momento del acercamiento, se reportó un avión de Viva Colombia que venía de la isla de San Andrés con una emergencia (no me extraña en los aviones de Viva Colombia). Al reportarse le dieron prioridad y obligaron al otro avión a dar un par de vueltas previo al aterrizaje.

El irresponsable piloto, para ahorrarse la multa de 25.000$ por ir corto de carburante, cruzó los dedos y dio la primera vuelta. En medio de la segunda los motores se apagaron y se estrelló contra un cerro. Y así se acabó la historia del Chapecoense y de la compañía aérea. Dicho sea de paso, este mismo avión transportó a la selección argentina el mes anterior. ¿Por qué siempre estas cosas les pasan a los débiles? Me acuerdo ahora del pobre Cleber Santana que pasó sin pena ni gloria por el Atleti y que se mató en el accidente …eso sí  ¡vaya golazo le marcó al Madrid en el Bernabéu cuando ya jugaba cedido en el Mallorca!

Todo esto me lo acaba de contar en las últimas rampas previo a llegar al valle donde se ubica la ciudad de Medellín. Y mientras me lo cuenta nos pasan los ciclistas que previamente han escalado la montaña y ahora se lanzan tumba abierta montaña abajo. Esto no me sorprende pues es habitual. Lo que si me choca es cuando somos sobrepasados por un chaval en monopatín. No exagero si afirmo que superaba los 60 kms/hora. Por supuesto sin casco ni mariconadas tipo coderas…angelito.

Como no me llegaba el equipo hasta bien entrada la noche, aproveché la primera noche en Medellín para ir a conocer algún restaurante de moda. Ya os he hablado varias veces de uno de mis favoritos, «Carmen«pero me recomendaron probar el OCI (os dejo un video más abajo). No me consiguió mesa el concierge del Intercontinental –Sí, está viejo, pero cómo me gusta pensar en las fiestas con fieras que organizaba en él, Pablo Escobar y sus acólitos del Cártel de Medellín– pero me insistió en acercarme pues en la barra podía esperar mientras picaba algo. Así hice, pero la barra estaba desbordada por lo que opté por otra opción menos multitudinaria. Al día siguiente nos esperaba tralla y de la buena.

Apostando fuerte por Colombia

Y es que estamos apostando fuerte por Colombia. Sabemos que no es un país fácil y que la fortaleza del dólar le ha golpeado fuerte (como a la mayoría de países latinoamericanos) pero en moda es una potencia, y especialmente en Medellín. Marcas como Cueros Vélez, Crystal, Agua Bendita, Maaji, Onda de Mar, Leonisa…no sólo son potentes a nivel nacional, sino que exportan de manera importante. En breve contaremos también con operaciones en Medellín completando las que ya tenemos en Bogotá y el potencial del mercado es inmenso.

Y que amables fueron los clientes con los que estamos trabajando mano a mano para crecer en Medellín (ya os iré contando) que nos invitaron a cenar en un restaurante nuevo en el Poblado. Maravilloso el Etéreo. Yo me tomé un pescado de la zona del Pacífico (charne) que me pareció delicioso. Todo regado con cervezas Club Colombia nosotros y sin alcohol los que conducían pues las multas si te pillan tomado son de escándalo; no sé si hice bien la conversión, pero me hablaban de ¡38 millones de pesos que son más de 10.000€!!!!.

Al acabar yo me volví para mi hotelito. Peor suerte tuvieron Fede y José María que, al coincidir con Colombiatex, no encontraron hotel o, mejor dicho, sólo encontraron uno en el Centro que pareciera ser tuviera también otros usos: el Motel Gallery….😜

De manjares mexicanos y panameños

Por fin consiguió Yuri llevarnos al restaurante Porfirio’s  “alta cocina mexicana” según reza la web. Muchas veces lo intentó y, debo de decir que finalmente nos lió y la experiencia no fue espectacular. Tal vez porque me pilló destrozado recién aterrizado en México, tal vez porque hacía frío en la terraza donde Yuri (viciosillo él) nos colocó para poder fumar un cigarro tras otro o fue tal vez la comida que no se pasaba. No lo sé.  

Disfrutando y trabajando en Miami …

Acabamos el viaje a Colombia dando el salto de Barranquilla a Miami. Logisfashion tiene una operación interesante en Miami con un potencial de crecimiento inmenso. Para 2020, nuestro Plan Estratégico tiene a EEUU como uno de sus pilares de crecimiento y la puerta de entrada será Miami donde ya estamos haciendo operaciones de ecommerce para marcas españolas.
 

Casi se me escapa el vuelo a Bogotá

Y tenía a todo el equipo ya esperándome en Bogotá y yo sudando la gota gorda en el Uber  con destino al aeropuerto. Se me había complicado un poco la mañana ya que había desayunado con un cliente importante en el hotel y nos habíamos explayado a gusto. Luego me puse con un par de temas, carrerita por Chapultepec y a las 3:00 al Uber para llegar al aeropuerto –calculaba- sobre las 4:00 y tomar el vuelo a las 5:50 con destino al Comité Intercentros de Logisfashion que este año se celebraba en Bogotá.

Normalmente el trayecto no debe durar sin tráfico ¡Qué entelequia! más de media hora. Pongámosle una hora para ir cubiertos, hora y media a lo sumo…todavía vamos bien llegando a las 4:30 al aeropuerto. No contaba con que las cosas se iban poniendo muy negras, ya salir de Polanco en dirección al Circuito Interior fue una odisea. Semáforos que se ponían en rojo sin avanzar nada, bocinas a doquier, cuando tocaba avanzar se metían los de la otra dirección, cuando se ponía en rojo avanzábamos, eso sí, mínimamente. Y el tiempo inexorable, haciendo lo que mejor sabe, pasar…

trafico-y-caos¿Dónde están los policías organizando los cruces si nadie hace caso a los semáforos?

Y siempre había un conductor más espabilado que se metía y nos taponaba. Y yo sudando de los nervios y del calor que hacía. Maldije a mi conductor varias veces -por lo lento que me parecía y por no llevar aire- pobre hombre, se esforzaba y de verdad, sufría casi más que yo. Y no nos movíamos… por fin Circuito Interior (una especie de ronda de Dalt/M30 siempre colapsada). Mi única opción pasaba porque fuera fluida. Cosa que no iba a ocurrir. Cuando parecía que salíamos del follón y medio andábamos, otra vez nos parábamos; y el caos, no había por dónde cogerlo. ¿Queda mucho? Yo ya conocía la respuesta pero necesitaba que me mintiera el chofer. Lo hacía pero la cara le delataba…”hombre…depende del tráfico” y allí seguíamos, a vuelta de rueda…

Las 5 de la tarde y nos aproximábamos. Parecía que llegando al aeropuerto el tráfico se animaba y se hacía más llevadero.

  • ¿Terminal 1 (la antigua)?,
  • “No, a la nueva que es con Aeroméxico”.

maletaSí, a la terminal nueva unida a la antigua por un moderno monorraíl sin conductor que hace el trayecto en 3 minutos y una recién construida autopista de 2 carriles que…y esa iba a ser mi perdición, se colapsa por una rotonda a la entrada de la terminal donde confluyen los que van, los que vienen y los que pasan. El caos, otra vez el caos, parados a unos 500 metros de la rotonda…las 5:15 y no avanzamos…y 20…, después de haber avanzado 50 metros a lo sumo hago de tripas corazón y me bajo del taxi con mi maletón verde clorofila. Y a correr entre los coches parados (humo, bocinazos, más gente que se baja, eslalon…). Llego a la rotonda jadeando y maldigo a los policías apoyados en el capó de los coches patrullas charlando tranquilamente. Cuento 5 de ellos mientras voy superando a otros viajeros desfondados. Entro en la puerta de la terminal a las 5:30, subo a Aeroméxico -sudo mucho pues hace calor- y veo la cola para facturar.  No way! Afortunadamente hay una cola de “last minute” con unas 10 personas. Imposible hacerla.

  • Señorita” y le explico mi situación;
  • “Esta es su cola caballero”
  • Pero perderé el vuelo…no puedo hablar con alguien para pasar y ver si hay alguna opción; el vuelo embarcaba a y 5 y son y media…”;
  • “Hable con la coordinadora pero le dirá que esta es la cola”

La coordinadora al teléfono; me mira con desprecio (yo también me hubiera mirado con desprecio, desaliñado, sudoroso, implorante…) y levanta la mano en una señal de

  • “¡Alto!” ¿no ve que estoy hablando?
  • “Es que pierdo el vuelo”
  • “Siempre hay un vuelo después” (me había salido filosófica…); le explico la situación y como me había predicho la otra señorita me manda a la cola de último minuto.
  • ¿No entiende lo que le digo? Si hago esa cola mis pocas opciones actuales desaparecen” suplico humillándome ya sin ningún tipo de vergüenza, “No puedo perder este vuelo” recalco “es el último…”;
  • “Nunca es el último….” Ahora sí que la noto socarrona o poco solidaria…
  • Déjeme pasar a un mostrador” me aventuro.
  • “¡Qué falta de respeto! pida permiso primero a los de la cola”

Me doy la vuelta y procedo a pedir permiso a los primeros de la cola que me miran con cara de entre asco y pena y me perdonan la vida con cierta displicencia…»anda, pasa, pasa…” y me lanzo al mostrador…

  • “Tengo el vuelo a Bogotá a las 17:50 y…..”

Ahora es la chavalita del mostrador que imaginaba menos escrupulosa la que me mira mal y me hace callar:

  • “Me parece una falta de respeto, hay que llegar con tiempo…”. Me callo lo que pienso, la de veces que ha sido el vuelo el que ha salido tarde, lo mal organizado que está el tráfico en esta ciudad….
  • -“Ya lo sé pero no ha podido ser y el vuelo sale en 20 minutos….por favor….he pedido permiso a los de la cola
  • -“¿A todos los de la cola?”; dudo si ahora sí que se está cachondeando de mi desgracia;
  • -“A todos no, sólo a los primeros
  • -“Pues tiene que ser a todos” no hay tiempo para protestas, me giro, ya no sé cómo humillarme más y grito exponiendo mi situación a toda la cola. Como es una cola de último minuto nadie va sobrado así que no me faltan miradas asesinas. Aparte de esto parece que nadie pone pegas…me equivoco, un padre con una hija pequeña (el juicio popular ya está perdido) grita desde el fondo de la cola: “yo tengo el vuelo a y 35…”; este sí que está jodido, pienso, y le digo que pase, que se cuele él también pero que no me haga perder el mío. Cosa que hace y furibunda aún más a las masas…

Finalmente accedo al mostrador e insisto en que ahora sí, que tengo el permiso de la cola. La muchacha no parece muy convencida pero me pide el pasaporte para ver de qué manera prosigue el castigo.

  • “El vuelo está cerrado”; me lo imaginaba pero estuve hábil y en el coche había movido hilos;
  • “Tengo el pre embarque hecho aunque no tengo tarjeta de embarque”; esto la desarma y noto un gesto de fastidio.
  • “Está bien, le daré la tarjeta de embarque…no lleva equipaje, ¿verdad?”
  • “No, que va, miro mi maletón pero lo escondo como puedo”, adiós a la colonia Atkinsons regalo de mi amigo Jorge…

Con la tarjeta entre los dientes corro al control de seguridad (me consta que están embarcando desde hace tiempo). Obvio que se dan todas las circunstancias propias de una situación así, cola enorme que me salto suplicando y no mirando atrás, control de seguridad donde me hacen sacar y colocar varias veces en bandejas diferentes portátil y iPhone y, la de más difícil situación, la maleta no cabe por la máquina de rayos x. Finalmente la meto en diagonal, me la hacen abrir pero el oficial se apiada de mí y no me quita la colonia ¡Qué arbitrario es el tema de los líquidos!

Y corro, corro por la terminal esperando que no hayan cerrado la puerta de embarque y, al mismo tiempo, pensando que hacer con el maletón. Llego a mesa puesta (el último) y consigo que me bajen la maleta a la bodega en la puerta del avión. Me siento sudoroso pero feliz en mi asiento -además no se sienta nadie a mi lado lo que agradezco- y me relajo…por fin, me relajo.

Tengo 4 horas para pensar en la aventura y llegar descansado a Bogotá porque allí me esperaba mi equipo y de alguna cerveza no me iban a dejar escaparme….

bogota

¿Y si Trump gana las elecciones?

Llego a México en plena resaca de la visita de Trump y con la posterior renuncia del Secretario de finanzas (Videgaray) que, parece ser, era quien había urdido la misma como mano derecha del Presidente.

Parece mentira que, gente que se supone capaz, y Videgaray, a diferencia del Presidente, si tiene fama de serlo, pueda cometer tamaña torpeza. Te traes al enemigo público número 1 de México a sentarse con el Presidente y sale en rueda de prensa conjunta relamiéndose sobre lo bonito que les va a quedar el muro de 3.000 kms que van a construir en la frontera y lo caro que le va a salir a México; son tan tontos que no saben que, además, lo van a pagar ellos. Para más INRI, la respuesta del Presidente de México (institución curiosamente infinitamente más respetada que en España aún a sabiendas de que son los Jefes de la red de corrupción…) no se centra en si muro si o muro no, sino en intentar responder balbuceando que no tienen previsto asumir el coste.

Lo dicho, que parece mentira, y esa es la teoría de muchos en México que, efectivamente todo este montaje de Trump no es sino una cortina de humo para que se hable de lo torpes que son y no se hable de otras cosas más importantes: situación económica, devaluación del peso, gestión política y, sobre todo, casos de corrupción. ¿Será? Quien sabe pero se acabó de hablar de Trump y sale el tema de la muerte del cantante Juan Gabriel y el robo del cadáver que no lo encontraban…Mmmm…puede que algo de razón tengan mis amigos mexicanos que así piensan, y más sabiendo que detrás de Peña Nieto está la poderosa Televisa. Demasiados intereses y muy poca luz al respecto.

meme mexicoEl problema de todos estos jueguecitos con Trump es que, como a Rajoy con el independentismo catalán, esto le da votos en EEUU. Hay muchos americanos nostálgicos que disfrutan con estas muestras de poder imperial. Entre eso y que Hillary no despierta grandes ilusiones entre la América progresista (que también la hay). En fin, que Dios nos coja confesados…

Dicho esto, se nota que la alegría en México no es la misma. Hay cierta añoranza de las expectativas creadas con el MEMO y ya se asume que viene tiempos difíciles. Llevo tiempo diciendo que llegaría, pero también que México saldrá más rápidamente que otros países como Brasil con economías mucho más complejas. Veremos lo que pasa…

Será por esto que, por fin conseguí cenar en el Sylvestre que se me había resistido. Bien porque ya pasó su momento de auge (muy típico en la Ciudad de México) o bien porque se le pasó al país, conseguimos mesa con Yuri. No fue posible, sin embargo en mi preferido, el Quintonil (que la última guía Restaurant nombró el 14 del mundo) y tampoco dejé a Yuri que me llevara al Porfirios donde sin duda debe de tener acciones por su insistencia (la próxima vez sin falta, te lo prometo…)

No me apasionó el Sylvestre, sobre todo si lo comparas con el Tori Tori en el que cené en mi última noche y que me apasiona tanto por el jardín vertical escondido en pleno centro de Polanco, como por el sushi de mucho nivel…aunque de los precios tampoco hablaré.

Pero la visita acabó muy bien, el mes pasado, agosto, fue récord de ventas de Logisfashion en México; esto son buenas noticias y lo celebramos con los RSLs en Las Gaoneras;

¡Enhorabuena señores!

equipo-logis-mexico

 

Foto cabecera: AP/Dario Lopez-Mills

En el invierno del hemisferio sur

Todo lo que mola cruzar el Ecuador cuando en Europa estamos en invierno con todo lo que eso conlleva (días grises, frío, noches largas…) lo tiene de negativo ese mismo camino en julio. Pasas del ambiente de playa y chiringuito, calorcito, días eternos, terracita y piscina al de lluvia y abrigos, ropa oscura, frío y noches desapacibles.

Llevaba varios viajes a Chile y Argentina en nuestros meses más invernales (diciembre y febrero) y me generaba una situación muy gratificante encontrarme con un ambiente de expansión y luz versus la oscuridad y frío del hogar. Sin embargo, esta vez ha sido todo lo contrario, cambié una Barcelona resplandeciente, con ganas de verano a comienzos de julio por una Buenos Aires lluviosa y aplatanada. He de decir que rápidamente cambié el chip y me hice a los calcetines de lana y a las chaquetas de invierno.

Llegué un lunes por la noche con la idea de acercarme a cenar y después dar un paseo por Puerto Madero (como hice la última vez que fui en diciembre) pero la lluvia y el frío me aconsejaron quedarme a resguardo en el hotel. Ya sé que debería haberlo pensado antes pero a veces el cerebro humano actúa de una manera irracional basado en recuerdos y no en hechos reales.

Buenos AiresHe de reconocer que me pareció más chulo que la última vez el hotel Intercontinental de Buenos Aires y pude aprovechar bien el gimnasio y la piscina cubierta. Además tuve tiempo de preparar la reunión que  tendría al día siguiente y ponerme al día de la situación con Macri (justo había estado en Buenos Aires cuando la toma de posesión y recuerdo que la taxista nos dijo sobre Cristina que muchos la echarían de menos).  Bien es cierto que la apertura del país no va al ritmo deseado, que la devaluación de la moneda (más de un 50%) ha hecho que los precios sean más razonables desde la visión del extranjero pero siguen siendo altos, que el incremento de precios bestial de los servicios públicos estancados desde hacía décadas ha afectado, como siempre a los más débiles…😑😑

Pero también creo que el camino es el correcto (o más bien eso creen mis amigos argentinos). Pasa como siempre, que todos son muy patriotas pero los dólares en EEUU por si acaso…y el por si acaso le cuesta muchos puntos de desarrollo al país.

Y saltando el biombo al día siguiente me planté en Santiago donde hacía si cabe más frío pero, cuando te sale un día despejado…Qué bonita e impresionante es la Cordillera…y está tan cerca.

Vamos bien en Chile, a punto de cerrar lo que será uno de los proyectos más importantes en Latam y que nos permitirá abrir una operación triple A especializada como no la hay en Chile. Hay pesimismo, como he percibido en este viaje en todos los países visitados (fueron 5) pero creo que Chile y Argentina tienen papeletas para salir rápido de esta mini crisis y también creo que es un buen momento para invertir. Nosotros así lo haremos…

Como soy animal de costumbres, no dejé de cenar a mí llegada el mero de profundidad del Don Carlos en Isidora Goyenechea (¡qué carnes más prietas! Las del mero se entiende…) y salí a correr por el parque Bicentenario desafiando al frío intenso matutino. ¡Qué subidón cuando corres sólo recién amanecido con el pedazo de montaña rodeándote!…y más ahora que está nevada hasta la base. ¡Espectacular!

Santiago de Chile

No me gustó demasiado el peruano de fusión japonesa donde cenamos; el restaurante Hanzo cerca de Borderío…aunque también he de decir que «peruanos» iba a tener  a mansalva en este viaje porque la siguiente escala era Lima.