No fallamos a la tradicional cita de Carnavales; es más, no sólo no fallamos sino que a medida que maduramos y nos vamos adentrando aceleradamente en los temibles 40’s, el ratio de asistencia sube y sube. Este año, aparte de los clásicos (Pijo, David, Ruiz, Macías, Porteros…), los reenganchados en los últimos años (Gerardo, Pardo, Raul…), hubo muchos “newcomers” (Horacio, el gran Ramiro (la revelación sin duda), Pepetoni y sus diversidades…). En total 12 monos naranjas salidos de Guántanamo o dispuestos a ayudar a las amas de casa a subir las bombonas, y sólo uno azul (el jefe de la manada).
Tras su segunda celebración ya se ha convertido en tradicional la cena de la primera noche en el Faro que supone una inmersión inmediata en el ambiente carnavalero (sobre todo para los que llevamos una semana de retraso). Tortillitas de camarones, ortiguillas, pescaditos de la bahía y musha, musha cerveza mientras escuchamos las primeras chirigotas en el improvisado escenario. Y de allí, como no, al Manteca, polo de atracción o imán nocturno sobre el que todo gira y sobre el que todos gravitamos durante esas horas de la madrugada que, desgraciadamente, tan rápido pasan. Eso si, perdernos no es fácil con los coloridos monos, ni siquiera cuando algunos empiezan a tomar el camino de la carpa y otros de la cama…
Si entra el hambre, los chicharrones del Manteca con su limoncito por encima son tremendamente reparadores y ayudan a un magnífico despertar. Este se produce bien entrada la mañana siguiente. Los clásicos pudientes, en el Francia y París (que maravillosos recuerdos aunque la remodelación le ha hecho perder la gracia de compartir baño con simpáticas cucarachas); los más cutres hacinados en la Hospedería el Marqués (que parece barato pero luego sale caro…).
Sin duda alguna, la comida aperitivo, que empieza tarde, en La Caleta y allí puede pasar de todo. Por supuesto comer, como no, pero también practicar todo tipo de lenguas (mucho francés algunos…) e, incluso, encontrarse al Cerezo de la Bahía celebrando títulos a doquier (Forza Atleti y Ramiro). De ahí ya es un sinvivir; que si se pone el sol (que bonito es Caí…), que si se tira hacia La Viña (son 2 pasos pero se hacen largos), que si otra vez aparecen un@s y otr@s, que si Villa le marca 2 golitos al Celta, que si escuchamos a esta u aquella chirigota (siempre las ilegales…)…
A Gerardo y a mi nos paró un gaditano ya mayor y muy elegante y con voz suspirante acompañado por un acompasado movimiento de su mano derecha, nos pidió acercarnos para preguntarnos:
–Vaís de butaneros?
-Si
-Pues os voy a contar un chiste
Timbre que suena y señora que responde:
¿Quién es?
-El butanero, señora
-Pues entra, entra que tu con esa labia no te puedes quedar sin follar esta noche…
Pues nada, que esto es Cai y aquí hay carnaval!