Ya repuesto del Oncotrail y después de un viaje relámpago a Colombia (donde he de agradecer a Avianca con un pleno de 100% de retrasos y aviones perdidos) las pocas horas de sueño, enfilamos hacia Vigo con toda la family para acudir al 75 cumpleaños de mi buen amigo y fiel seguidor del blog; Carlitos Gil.
Jarocho de pro y gallego de adopción, decidió dejar tan magno acontecimiento en manos de mi tío Lolo, afamado cocinero y siempre presto y dispuesto a la organización de eventos.
Parece mentira que, a finales de octubre, haga mejor tiempo en Galicia que en pleno verano, con días de playas abarrotadas como si fuera el mes de agosto. Da gusto poderte tirar en la playa de Saians con las islas Cíes cerrando el paisaje pero leche! ya toca que llegue un poquito de frío que no se vende ni una prenda de abrigo!!!!
Todo fue extraordinario y giró como no entornó a la comida; con una magnífica empanada de maíz con chocos espectacular, un delicioso salpicón de marisco, un pulpito a feira y un arroz negro (esto lo más flojito y es que mi tío se empeña con los arroces…).
Mención especial y marca de la casa el Pago de Carraovejas donde Carlitos se dejó parte de la jubilación y, como no, los postres de mi ahijadita Paloma (a destacar la tarta de queso).
Meritó una buena siesta (a una semana de la maratón de Nueva York tengo que ahorrar en esfuerzos) y un paseo por Vigo la nuit con todos los primos. Especialmente animado mi primo Iñaki reviviendo sus esplendorosos años mozos de días de vino y rosas. Veinte años no son nada…que decía la canción pero ahí estuvimos reviviendo las tensiones nocturnas cuando no alcanzábamos acuerdos sobre la hora de volver a casa tras una noche de fiesta…(Samba, ¿te acuerdas?)
Menos mal que el domingo con el cambio de hora nos regalaba una horita porque empezaba un maratónico viaje con salida a las 13 horas de Vigo (el único avión disponible) y megaescala de 10 horas en Madrid (lo cierto es que no los pasé en el aeropuerto sino que me fui a descansar a casa de mi padre), vuelo a México a las 23:55 con llegada a las 5 de la mañana para tomar el vuelo a Guadalajara donde a las 9:00 teníamos cita con el cliente. Comida posterior en el típico sitio de carnes en jugo que me cae siempre pesado al estómago y vuelo de vuelta para llegar al hotel en el DF a las 21:30 de la noche (esto es las 4:30 de la madrugada del martes en España…)
Y yo que tenía intención de descansar para llegar fino a la maratón….que desastre!!!!