Que emoción llegar a Santiago tras casi 4 años de ausencia…y que buen momento llegar en diciembre, cuando más bonitos son los días anticipando el veranito…y cuando hace tanto frío por Europa.
Y eso que había tenido un viaje movidito en el vetusto avión de Aeroméxico que hace el trayecto del DF a Santiago por la noche. Me tocó además al lado un señor muy simpático que había (casi) perdido una pierna en un accidente de moto 9 meses atrás. Esto me lo contó con pelos y señales, sin ahorrar detalles en las 4 infecciones posteriores que había sufrido y las 14 intervenciones que llevaba en la pierna. También como, todavía en el asfalto y con la pierna agarrada sólo por piel, llamó a su mujer para decirle que no iba a llegar a comer. Incluso con un gracejo más andaluz que chileno, me contó cómo le contaron que le iban a tener que cortar la pierna. Al final la salvó de milagro porque un médico (de origen alemán, hijo de emigrantes tras la WWII…¡vaya el hijo de Mengele imaginé!) le dijo de manera seca, incluso agresiva, que si había alguna vena de la que pudiera tirar, alguna aprovechable, él le salvaba la pierna. También le dijo que para cómo iba a quedarle la pierna, casi mejor cortarla. Y así fue, se la salvó pero…y mira que el hombre tenía buen humor y ganas de enseñarme la pierna. Mientras se quitaba la malla para explicarme los injertos que le habían hecho de masa muscular del glúteo (si, del culo) de la otra pierna, yo iba poniendo cara de circunstancias. Al principio, esa condición humana entre curiosa y morbosa, me había hecho interesarme. Sin embargo ya había pasado la frontera en que la curiosidad se había tornado en algo desagradable. No me gustaba el torrente de naturalidad impúdica pero tampoco sabía cómo pararla. Este hombre se había convertido en un torbellino dispuesto a contarme todos los detalles de su operación y, lo que es peor, sus múltiples infecciones que le tuvieron al borde del colapso en más de una ocasión. Os imagináis lo que es que os cuente que la pierna se le puso como un morcón ibérico que explotó como un grano saliendo toda la infección (la pus) disparada. Que tuvo suerte porque si en lugar de salir la infección hacia fuera se hubiera esparcido por su cuerpo vía el torrente sanguíneo no hubiese durado más de 2 horas…
Y claro, trajeron la comida…y yo había pedido raviolis con salsa boloñesa que, entre que estaban viscosos y lo que tenía al lado…me dieron la noche. Me hice el dormido rápidamente para evitar más interacción (mira que siempre trato de correr un tupido velo con mi vecino de asiento…y más si hay noche de por medio…)
Relajado ya, tras una reparadora ducha en el Intercontinental de Santiago, empezaron 3 jornadas maratonianas de trabajo con visitas a bodegas (almacenes, no os creáis lo que no es), interminables reuniones con nuestros socios locales y visitas junto con nuestros amigos de Bestseller a los que traje las pertenencias olvidadas en el hotel de Santiago. Y resulta que la mayoría de las prendas que traje no eran suyas…se habían equivocado en el hotel dándome prendas de otro huésped…que desastre!!! Y para eso tuve que dejar media maleta en el DF!!!
Tanto la primera noche la cena en el “Aquí está Coco”, restaurante tradicional de mariscos que no conocía (me lo había recomendado mi compañero de asiento en el avión), como la segunda con nuestros amigos daneses en el Astrid y Gastón (Gastón Acurio tiene la gracia de que siempre acomoda su cocina en cada país a los productos nativos) disfrutamos de los mariscos y pescados chilenos; incluso de la carne en un plato de Gastón llamado algo así como “vaca entera”. Se come bien en Santiago (aunque no barato).
Y me parece muy agradable volver al hotel desde Las Condes a Vitacura paseando a la orilla del Mapocho que baja con una fuerza impresionante. Especialmente en un canal pegado al hotel Radisson que asusta de pensar que pasaría si alguien se cae. Y es que el agua baja de la cordillera con una fuerza brutal. Es probablemente la presencia permanente de la cordillera lo que le da carácter a la ciudad.
Bueno, eso y los terremotos…aunque esta vez no me tocó…
Y me iba de vuelta para México cuando me llaman desde España para decirme que Aeroméxico ha retrasado mi vuelo…en lugar de salir a las 11 de la noche saldría a las 5 de la mañana…Ahí es nada!!!