Esperaba en mi primera visita a Singapur que fuera una ciudad tipo Hong Kong…y, efectivamente, es una ciudad estado tipo Hong Kong. Es verdad que mucho más mestiza que la ciudad china pues, si bien la raza imperante es la china (una variante autóctona bastante curiosa fruto de mezcla de chinos que llegaron en el siglo XIX y mujeres autóctonas (malayas o indonesias fundamentalmente). Y es que Singapur, situada estratégicamente a la entrada del Estrecho de Malacca, se desarrolló como centro comercial primero y posteriormente financiero. Aparece en la historia con la llegada del estadista inglés Stamford Raffles que negocia con los jefes tribales de la cena la cesión de la ciudad que se convierte en Colonia británica a comienzos del XIX. La huella de este hombre está presente por todas partes empezando por el famoso hotel colonial que lleva su nombre y donde se creó el famoso Singapore Sling (una especie de gintonic flojito para mujeres….y Carlitos…). Este hecho hizo que miles de chinos huyendo de la miseria se establecieran en la ciudad creando una cultura propia (la Peranakan). Es curioso ver en Little China el Heritage Museum con las famosas “shopping houses”, bloques de viviendas con la tienda en los bajos donde vivían hacinadas familias enteras en condiciones “difíciles” por decirlo de una manera light.
Y es que llegamos a Singapur a las 9 de la noche con un descontrol horario importante y sin hambre alguna pues acabábamos de comer en el avión (he de reconocer bastante lío con el cambio horario respecto a Sri Lanka). Ya a las 11 decidimos salir a dar una vuelta (lo bueno es que todo está muy cerca y te puedes desplazar fácilmente a pie). Nos encaminamos a una zona recién desarrollada en el pier (puerto) donde han abierto locales a tuttiplen (bares, restaurantes, discoboites….). Era curioso recordar que en esa zona era donde desembarcaban los barcos hace 2 siglos repletos de mercancías y donde se amontonaban los pobres y los más pobres todavía en busca de salir del pozo. Ahora es una zona de superlujo …
Como no acabábamos de encontrar la autenticidad que buscábamos, nos desplazamos a uno de los famosos Hawkers. Antes de explicarlo, deciros que Singapur se caracteriza por sus leyes restrictivas y su pulcritud (tipo Hong Kong pero todavía menos chino). No se puede fumar en ninguna parte, si tiras un chicle al suelo te meten en la cárcel…Era de esperar que estos famosos mercados de puestos callejeros estarían perfectamente organizados y limpios…y así es, aparte de barato. Lo que más me gustó en Singapur es ir probando los diferentes Hawkers, con gran variedad de puestos cada uno con su especialidad y abiertos las 24 horas del día. Lo cierto es que llegamos al de Glutton (enfrente de la bahía por otra parte) sobre las 1.30 de la mañana y estaba a tope de ambiente.
Menú: las imprescindibles tortillas de ostras y el famoso “spicy crab” o cangrejo picante. No veáis como cayó a esas horas…y con ese magnífico panorama de Marina Bay, el complejo Sands a un lado con sus torres y el barco encima, la noria que enmarca el circuito de F1 y la ciudad moderna y colonial fusionada en el otro con el impresionante Hotel Fullerton, si bien no estuvimos allí, este último ha abierto uno moderno que se llama, creo recordar Fullerton Bay que es un complejo de cristal incrustado en la bahía con las suites acristaladas dando al mar que tenía una pinta espectacular. Vamos, que no pudimos dejar la noche ahí y nos fuimos a tomar la última…cLaro que al ser diciembre y estar situado prácticamente en el Ecuador, la temperatura por la noche es superagradable.
Como recomendaciones, no dudéis en visitar también el Maxwell food center en Little China donde no debéis de ir al puesto cuya especialidad es el sabroso «chicken rice» que te permite comer adecuadamente por la friolera de 3€!….. Si os salís un poco de Little China siguiendo la misma calle encontrareis una zona repleta de casas típicas Peranakan que es curioso (no dejéis de ver la Baba house que se puede visitar con cita previa). También me pareció interesante el paseo en barco por la bahía (por las vistas) y el museo Peranakan (como os dije me hice fanático de la colorista cerámica) y obviable el paseo por Little India aunque comimos en un sitio muy curioso en Arab Street (Le Caire) comida árabe donde te puedes fumar una Shisha. Cerca del hotel teníamos un bar muy curioso en el bajo de un edificio moderno (Delirio en la calle del Raffles) que contrastaba por su aspecto gótico…a mi me recordaba al metro de Moscú.
Respecto a la comida no dejar de mencionar mi primera experiencia con el Durian o la fruta apestosa. Ya la había…ejem…olido en Hong Kong en algún puesto callejero, pero tuvimos la valentía de probarla en un postre en un restaurante (Ginger blue como no Peranakan…) y…bueno, yo lo pruebo todo pero a Paula le dio más de un problema estomacal….Debe de ser, sin duda, la comida y su fusión de cocinas, el highight de cualquier viaje a Singapur…aunque también las compras. Y es que es un centro de consumo bestial, con Orchard Rd a la cabeza donde hay centros comerciales a mansalva y todas las tiendas imaginables (por supuesto de las marcas top de ropa pero también algunas curiosas como la inabarcable de libros Kinokuniya). Si lo que buscáis es electrónicos id a Funan, los precios de lo que pude comparar son como un 20% más baratos que en España y no olvidéis de pedir la factura para que te devuelvan el impuesto en el aeropuerto ¡qué fácil son todos los trámites en Singapur….!