No fue alentadora la llegada a Dhaka. Empieza sorprendiendo que a las 4 y media de la mañana sea de día total, como en España a mediodía en verano. Ya suena raro… Adicional, y como me imaginaba, fue un follón pasar inmigración en el vetusto aeropuerto de Dhaka. Resulta que llevaba 2 pasaportes, uno cancelado con la visa de Bangladesh, y otro nuevo que tuve que sacar deprisa y corriendo gracias a los contactos de Jose María pues al funcionario chino de turno se le metió entre ceja y ceja que no había hojas suficientes para que me pusieran el visado (cosa por otro lado cierta) y que necesitaba un pasaporte nuevo.
Así que iba yo con mis 2 pasaportes ante el malhumorado funcionario que, antes de nada me pidió el teléfono del hotel donde me quedaba. Como no lo sabía (la verdad es que nunca me sé el teléfono de los hoteles donde me quedo) me echó para el final de la cola. No hay tantos hoteles donde se queden los extranjeros en Dhaka, de hecho no hay tantos extranjeros en Dhaka, pero el hombre se empeñó en que no le valía el nombre del hotel (Westin) y que él no lo iba a buscar. Esto fue previo a descubrir que tenía 2 pasaportes. Yo le intenté explicar que ya me ha pasado varias veces (visa de 1 año de duración y pasaporte que por falta de hojas he de renovarlo y se queda la visa en el pasaporte viejo…), especialmente en China pero No, No y No…Y cuando dudó un poco ante mi insistencia, preguntó a un compañero que le debió de decir que ¡pasaporte caducado, visa caducada!
No me suelo poner nervioso en estas situaciones así que actúe con sentido de estado y le pedí audiencia con su Jefe; tendría que haber un Jefe que entendiera que lo que sostenía este hombre no tenía ni pies ni cabeza. Pero no parecía haberlo y allí seguíamos en un tira y afloja que soliviantaba a mis compañeros de cola.
Me vi cogiendo el vuelo de vuelta deportado pero, como hada madrina, apareció un ser superior que con tremenda naturalidad entendió mi situación, aceptó mi planteamiento y corrigió haciéndole perder la cara al funcionario puñetero. Y como suele pasar con la intransigencia administrativa, lo que era problema de vida o muerte, de repente se convirtió en un semáforo verde y bienvenido a Bangladesh…. ¡Mil gracias amigo! ¡Y sin pagar mordida!
Nos esperaba nuestro socio (tiene mérito ir a recoger a alguien al aeropuerto a las 4:30 am; muchos puntos se ganó con esto) para llevarnos al hotel.
- “Siento la hora de llegada, no sabía que sería tan temprano”
- “Mejor, así no hay tanto tráfico y demoramos 30 minutos en llegar al hotel cuando con tráfico serían 2 horas…”
Efectivamente, todavía no sabíamos lo que era el tráfico en Dhaka, pero lo aprenderíamos rápidamente.
Como nota cultural, Bangladesh es un país relativamente pequeño pero muy, muy densamente poblado. 150 millones de habitantes agrupados en pocas urbes y muy muy apelotonados. No es que haya tantos coches porque es muy caro tenerlos y el país es pobre. Pobre pero con ricos muy ricos (mi teoría es que en los países más pobres están siempre los más ricos). Es caro tenerlos porque el impuesto para comprar un coche es un 300% del valor del mismo. Un utilitario que te pueda costar 15.000€ en España te valdrá más de 50.000, un BMW X3 150.000…y así sucesivamente. Por tanto no hay muchos coches pero sí que hay muchos tuc tucs, carricoches, algunos a motor, muchos a pedales que aparecen y desaparecen entre los coches de manera caótica, como ratoncitos locos que van de lado a lado sin rumbo claro. Esto, junto con el estado de las calles (baches, obras a medio hacer, socavones..) genera un caos endemoniado.
Ahhh…y se me olvidaba, Bangladesh es un país musulmán. Cuando los ingleses dejaron la India montaron 2 estados, en uno mandaron a los musulmanes y la gran India quedó para los hindúes. Esto supuso una de las grandes movilizaciones humanas de la historia ya que tuvieron que acomodar entre Pakistán (el actual) y Pakistán del Este (el actual Bangladesh tras su independencia de Pakistán en el 71) a todos los musulmanes. Todo esto para que no se mataran entre si más de lo que lo hicieron, imagino que no debió de ser sencillo porque ordenados, ordenados como que no lo son mucho.
Pues si la India es como es, Bangladesh es más pobre todavía y además de la amenaza terrorista NO se puede beber alcohol. Bueno, se puede sólo en los 3 o 4 hoteles que llaman de 5 estrellas y que es donde se quedan los occidentales fundamentalmente del mundo de la confección que producen en las interesantes fábricas textiles del país. Y es que el 80% de las exportaciones son de ropa (grandes series, producto barato). Para esto fuimos y he de decir que encontramos cosas muy interesantes. Si se tiene claro lo que se busca, se encuentra y creo que hemos encontrado un socio con potencial de desarrollo de operaciones de control de calidad y producción.
Decía que el país era musulmán, cosa que no caímos antes de llegar y que, al llegar un jueves nos fastidió la agenda pues el viernes es el día de descanso. Trastocados los planes aprovechamos para hacer turismo. Básicamente el turismo consistió en la visita al Edificio del Congreso realizado por un arquitecto francés que según nuestro socio Manwar era muy conocido. También aprovechó para explicarnos las dinastías que dominan los 2 partidos que se reparten el poder y que, cada x tiempo, se matan entre ellos a los líderes y los sustituye un familiar (en este caso mujer de uno e hija del otro).
¿Qué más os puedo decir? Que la vida del extranjero es carísima (hoteles a no menos de 300€, comidas sin vino a 150€ 2 personas, la gasolina a 2€ el litro…), que la gente es encantadora y que hay potencial de negocio porque nadie quiere ir para estos sitios. Ir a China es como ir a NYC pero ¿Cuántas empresas de moda encuentran a gente que mandar a Bangladesh? y todos los grandes producen grandes cantidades allí. Hay tiendas de “excesos de producción” que son como fakes pero, en teoría, no son falsificaciones sino, eso mismo, sobrantes de las fábricas. Allí arrasó Jose María aunque menos de lo que hubiese querido cuando se enteró que nuestro socio había pagado lo comprado.
Por cierto, la última noche nos llevaron a una cena en un restaurante que pertenecía a una de las familias poderosas socia de nuestro socio. Nos dieron trato VIP y cenamos con una botella de Johnnie Walker etiqueta negra que plantaron en la mesa nada más llegar a modo de estos son mis poderes. La comida deliciosa (la comida bengalí es muy similar a la india) yo me la bajé con un par de cervezas. Sin embargo, el que se sentó al lado mío se metió entre pecho y espalda 5 whiskies uno detrás de otro…y luego se levantó tan tranquilo. Me imagino que hay que aprovechar el momento.
Muchas gracias por el reportaje y así estar prevenida por si me plantean ir,de momento no he ido..El vídeo muy interesante y me siento yo cuando voy a visitar fábricas.Un saludo
Me alegra que te haya gustado! un abrazo