Aterrizo en Medellín, Colombia justo un mes después de estrellarse el avión del Chapecoense. Como el vuelo es directo desde Madrid y he dormido abundantemente llego con ganas de cháchara. El taxista, Mauricio, es muy atento y también tiene ganas de charla durante el trayecto entre Rionegro (donde está el aeropuerto) y la ciudad de Medellín. El primero está en una montaña, en zona fría que llaman pues está a más de 2.000 metros de altitud. Es una zona de desarrollos chulos de condominios pero nunca nadie parece interesado en irse a vivir ahí…porque hace mucho frío.
Hay que entender lo que es hacer frío. 😬Probablemente nunca han bajado de 5 grados positivos pero…todo es relativo.
En fin, como ambos tenemos ganas de cháchara le pregunto a Mauricio por los costes de las promociones en esa zona. Cierto que suelo hacerlo habitualmente y tan cierto es eso, como que, con los cambios de moneda (especialmente complicado el del peso colombiano pues las cifras son inmensas), me olvido o, mejor dicho, me lío y no me acuerdo. De hecho ya no me acuerdo de los precios que me dio. Sólo que a él le parecían altísimos, lo noté cuando me miró de reojo por el espejo al dejar caer la cifra pensando que yo me escandalizaría y a mí me parecieron razonables (probablemente mi perspectiva no es la correcta pero el cálculo me salió a menos de 100€ metro cuadrado por el terreno).
Mauricio disfrutó mucho más cuando le pregunté, cambiando radicalmente de tema, por el avión del equipo brasilero. Resulta que el piloto, a la sazón el dueño de la compañía boliviana que sólo tenía ese avión chárter, iba habitualmente justito de carburante. Esta vez lo iba especialmente y, en el momento del acercamiento, se reportó un avión de Viva Colombia que venía de la isla de San Andrés con una emergencia (no me extraña en los aviones de Viva Colombia). Al reportarse le dieron prioridad y obligaron al otro avión a dar un par de vueltas previo al aterrizaje.
El irresponsable piloto, para ahorrarse la multa de 25.000$ por ir corto de carburante, cruzó los dedos y dio la primera vuelta. En medio de la segunda los motores se apagaron y se estrelló contra un cerro. Y así se acabó la historia del Chapecoense y de la compañía aérea. Dicho sea de paso, este mismo avión transportó a la selección argentina el mes anterior. ¿Por qué siempre estas cosas les pasan a los débiles? Me acuerdo ahora del pobre Cleber Santana que pasó sin pena ni gloria por el Atleti y que se mató en el accidente …eso sí ¡vaya golazo le marcó al Madrid en el Bernabéu cuando ya jugaba cedido en el Mallorca!
Todo esto me lo acaba de contar en las últimas rampas previo a llegar al valle donde se ubica la ciudad de Medellín. Y mientras me lo cuenta nos pasan los ciclistas que previamente han escalado la montaña y ahora se lanzan tumba abierta montaña abajo. Esto no me sorprende pues es habitual. Lo que si me choca es cuando somos sobrepasados por un chaval en monopatín. No exagero si afirmo que superaba los 60 kms/hora. Por supuesto sin casco ni mariconadas tipo coderas…angelito.
Como no me llegaba el equipo hasta bien entrada la noche, aproveché la primera noche en Medellín para ir a conocer algún restaurante de moda. Ya os he hablado varias veces de uno de mis favoritos, «Carmen«pero me recomendaron probar el OCI (os dejo un video más abajo). No me consiguió mesa el concierge del Intercontinental –Sí, está viejo, pero cómo me gusta pensar en las fiestas con fieras que organizaba en él, Pablo Escobar y sus acólitos del Cártel de Medellín– pero me insistió en acercarme pues en la barra podía esperar mientras picaba algo. Así hice, pero la barra estaba desbordada por lo que opté por otra opción menos multitudinaria. Al día siguiente nos esperaba tralla y de la buena.
Apostando fuerte por Colombia
Y es que estamos apostando fuerte por Colombia. Sabemos que no es un país fácil y que la fortaleza del dólar le ha golpeado fuerte (como a la mayoría de países latinoamericanos) pero en moda es una potencia, y especialmente en Medellín. Marcas como Cueros Vélez, Crystal, Agua Bendita, Maaji, Onda de Mar, Leonisa…no sólo son potentes a nivel nacional, sino que exportan de manera importante. En breve contaremos también con operaciones en Medellín completando las que ya tenemos en Bogotá y el potencial del mercado es inmenso.
Y que amables fueron los clientes con los que estamos trabajando mano a mano para crecer en Medellín (ya os iré contando) que nos invitaron a cenar en un restaurante nuevo en el Poblado. Maravilloso el Etéreo. Yo me tomé un pescado de la zona del Pacífico (charne) que me pareció delicioso. Todo regado con cervezas Club Colombia nosotros y sin alcohol los que conducían pues las multas si te pillan tomado son de escándalo; no sé si hice bien la conversión, pero me hablaban de ¡38 millones de pesos que son más de 10.000€!!!!.
Al acabar yo me volví para mi hotelito. Peor suerte tuvieron Fede y José María que, al coincidir con Colombiatex, no encontraron hotel o, mejor dicho, sólo encontraron uno en el Centro que pareciera ser tuviera también otros usos: el Motel Gallery….😜