No dejamos China del todo, sino que nos pasamos a la China traviesa o a la República China (no la Popular) como los propios chinos llaman a la díscola provincia, dejando así claro que no la consideran un país extranjero sino una parte más de su país, habitada por chinos Han como ellos.
A la antigua isla de Formosa fue a refugiarse el General Chiang Kai-Shek en 1949 huyendo despavorido de la revolución de Mao Zedong. Aprovechó el líder del Kuomintang (o partido nacionalista chino, rival del Partido Comunista) para llevarse todas las reservas de oro del Banco de China y estableció la República de Taiwan junto con un millón y medio de chinos que se desplazaron con él. A esta incipiente República la protegió su amigo Eisenhower plantando la V flota entre China y Taiwán por si alguien intentaba tomarse la justicia por su mano.
Recuerdo un viaje por la costa este de China, en la bella ciudad de Xiamen (provincia de Fujian) desde donde se divisa una pequeña isla despoblada perteneciente a Taiwán. Llamaba la atención que en ambas costas habían puesto pancartas gigantes con símbolos propagandísticos, mensajes a la otra parte: “Un país, dos sistemas” en la parte China y algo así como “queremos volver pero tenéis que cambiar…” en la parte taiwanesa.
El crecimiento de Taiwán fue muy importante en los años 70 (todos los de mi generación lo recordamos como el país que sustituyó a Japón en el “made in” electrónico de nuestra infancia), si bien, ha sido ya superada por otros países emergentes (como China, donde hay muchas inversiones de empresas taiwanesas en fábricas, por ejemplo, de calzado).
La semana que viene seguimos…buen finde.