Cádiz, carnavales, la gran fiesta: dormir, comer, pasear; una pequeña guía imprescindible.

Y seguimos en Cádiz y es carnaval!!!

Muy importante: que el hotel esté dentro de Puerta Tierra, es decir, en la parte antigua de la ciudad porque si no la caminata de vuelta a las mil se hace «pesadita»; el hotel que mejor recuerdos me trae: hotel de Francia y París en la plaza de San Francisco (pleno cogollito y precios asequibles). Abren las reservas en diciembre y se agotan en el día…sobre todo para los fines de semana.

Para comer, me centraría en las freidurías (la de las Flores en la plaza del mismo nombre es un buen punto de partida); en el barrio de Santa María me hablaba ayer un buen amigo de los bares de tapas un poco de diseño que han abierto los últimos años y, por supuesto, 2 clásicos, las terracitas de la Caleta para disfrutar de la larga tarde del sábado y el clásico entre los clásicos, El Faro en pleno Barrio de la Viña (espectaculares las ortiguillas y sus tortillitas de camarones). No es barato pero la barra es un “must” que no se debe dejar pasar. Si os queréis dar un “peasso” homenaje, cogiendo el coche: El Ventorrillo del Chato camino de San Fernando o Aponiente en el Puerto, con su estrellita Michelin y sus embutidos marinos…

Todo el día, pasear por la ciudad supone pararse ante las múltiples chirigotas ilegales que son las más divertidas; por la noche y alguna mañana (no tengo claro el orden) el carrusel de coros, aunque a mí me hacen más gracia las chirigotas. Simplemente, dejarte caer por los bares de la zona, tomarte una botellita de manzanilla y charlar con la gente del lugar con esa gracia que sólo tienen en Cai….un espectáculo!!.

Por supuesto, la noche se centra en el Barrio de la Viña y nuestra base de operaciones siempre es, y será, el Manteca. Los fines de semana conviene llegar  con tiempo pero, si tienes la suerte de poder pasar la semana entera, no hay grandes aglomeraciones. A última hora (reconozco que hace años que no llego), la chavalería acaba en las carpas que cada año montan en sitios diferentes imagino que para liar al personal…

Por último, todavía recuerdo aquel año que me encontré al mismísimo Carmelo, gran ex-jugador del Cádiz (er Beckenbauer de la bahía) más “contento” que yo y que me explicó la charla técnica del mister para el partido que jugaban la mañana siguiente….que grande!!

Que más os puedo decir, no se puede pasar por esta vida sin, al menos, venir una vez al carnaval….

Saludos y buen finde.

Cádiz, carnavales, la gran fiesta: manual de uso y disfrute.

El Viajero es sin duda tipo serio: cuando trabaja lo hace a conciencia pero cuando ha de celebrar es aún más serio; y en ese empeño lleva en su c.v. 16 carnavales de Cádiz por lo que se le puede considerar un experto en la materia. Desde el 93 cuando acudimos, casi imberbes con dos amigos de la facultad y  aprendiendo que el primer fin de semana no era el bueno, hasta la fecha, me he convertido en un verdadero fanático y experto en las lides carnaveleras.

Lógicamente, a medida que pasan los años y uno va cogiendo experiencia, también cambian los objetivos y los grupos de amigos. Si al principio se disfrutaba más de la noche, ahora, a mis 40, en plena madurez intelectual y física (jajajaja..) cada vez disfruto más del día, del pescadito, de las chirigotas ilegales; si al principio era con los amigos de la mili, luego con los de la universidad, curiosamente ahora son mis amigos del colegio los que se han vuelto incondicionales….si al principio era muy purista y sólo me disfrazaba los sábados (como hacen los gaditanos), ahora me dejo llevar por la insultante segunda juventud de mis atrevidos amigotes y nos disfrazamos desde el viernes por la noche hasta el triste despertar del domingo con la procesión de vuelta. Eso sí, siempre con mi fiel guardaespaldas, ilustre murciano, “el Pijo” que ya ha sido mencionado en otros posts.

En fin, cada cual ha de vivir los carnavales según le apetezca; yo me limitaré a dar una serie de pistas que he ido aprendiendo en todos estos años….conviene tenerlas en cuenta pues sabe más el Diablo por viejo que por Diablo…

Fundamental: nunca se va a los Carnavales de Cádiz el primer fin de semana (el que se celebra los Carnavales en el resto del mundo); ésto es porque el viernes es la final del concurso oficial en el teatro Falla; esto significa que la gente el viernes NO sale ya que lo normal es quedarse a verlo por la tele en las casas con el grupo de amigos y chocolate con churros. Esta final que, por cierto, es muy divertida, hace que el viernes haya poco ambiente comparado con el resto de días y que, como a nosotros nos pasó la primera ocasión en que acudimos, llegues a pensar que no es para tanto. Por tanto, se va a Cádiz el segundo fin de semana y se escucha el recurrente; pero, ¿te vas a Carnavales?, ¿no han pasado ya?,..  ¡no señores no, queda sin duda lo mejor!.

Italia, Veneto, segunda noche: cenita local con el socio.

La segunda noche, nuestro en ese momento, incondicional socio, se empeñó en que fuéramos a cenar a su casa; su mujer prepararía una cena irresistible. Como al viajero siempre le gusta paladear de verdad las costumbres de la zona, aceptamos sin rechistar. La casa de Silvano, como se llamaba nuestro hospitalario socio, estaba situada en la vieja casa familiar de la familia de la mujer en el centro, pero completamente renovada con un gusto que sólo los italianos tienen. La mesa estaba preparada en la cocina, que destilaba diseño y modernidad en contraste con la piedra de la casa. Me sorprendió que en ella estaban sentados 5 o 6 amigos (más bien la definición sería “amigotes”) de nuestro socio. Todos muy contentos nos dieron la bienvenida, mientras la mujer seguía cocinando a nuestras espaldas. Tras un par de botellas de buen vino veneciano y unas sabrosas ensaladas, sirvieron el plato estrella de la zona que no era sino pequeños pajaritos asados que se tomaban enteros (con cabeza y todo, tipo boquerones). Parece que era la temporada y estaban realmente deliciosos. La pena es que no me acuerdo del nombre. Lo más curioso fue que la mujer no se sentó en ningún momento con nosotros y, una vez terminó de servir se retiró (parece que tenía una reunión con el párroco….)…vamos, ni en la España de los 50…

Este socio nos duró poco, igual que llegó se fue….y se fue de mala manera (preguntadle a Alvaro, nuestro Director en China…). Una vez conseguido el primer gran cliente conjunto (por no decir marcas, el de los zapatos que respiran….), para ofrecer servicios de control de calidad en China y, después de múltiples viajes para arriba y para abajo, decidió (nuestro socio) que era más rentable para él saltarnos y trabajar directamente con nuestro socio-proveedor en China. Afortunadamente, así como critico a este gran y falso amigo de nombre Silvano, chapeau para los de los clientes…….que entendieron rápidamente el engaño y ahora son uno de nuestro clientes más importantes en China(y tal vez en breve en Vietnam). Por cierto, tienen la sede en Treviso…otra ciudad también preciosa de la que os hablaré en otra ocasión….

Italia, el Veneto, ciudades preciosas y empresas de alta calidad.

Hace un par de años desarrollamos una sociedad conjuntamente junto con una empresa italiana logística que tenía su base en Vicenza. Esto, unido a que empezamos a trabajar en China con varios clientes italianos me llevó a viajar habitualmente a la zona del Veneto.

Lo primero que te sorprende de la zona es la cantidad de pymes con marcas globales que tienen los italianos. Era la época en que en España nos vanagloriábamos de haber superado en renta per capita a Italia lo cual me parecía increíble (ahora vemos que con mucha razón). Sólo en la autostrada que une Milán con Venecia te puedes encontrar decenas de sedes de marcas muy reconocidas (fundamentalmente por su diseño). Esto, en nuestro sector es como Jauja, por la cantidad de clientes potenciales.

Si he aprendido algo de los italianos es que son grandes vendedores; el marketing no tiene secretos para ellos y rápidamente puedes hacer grandes amistades….aunque también es fácil que rápidamente te decepcionen. Otra cosa es que valoran mucho hacer negocios con italianos en el extranjero, que pena que los españoles no seamos así….

El primer viaje  a Vicenza, junto con nuestro Director de Internacional se saldó con una gran tournée turística con todos los gastos pagados. Nos instalaron en un maravilloso y pequeño hotel (Ca’Sette) cercano a Vicenza y, nada más aterrizar, nos invitaron a una espectacular cena en el restaurante del hotel (con estrella Michelin) en lo que era la especialidad de temporada de la zona: los espárragos.

Aparte del anterior, os recomiendo también una auténtica joya como trattoria, Antico Guelfo con unos imprescindibles Gnocchi.

Vicenza, como ciudad del Veneto, tiene su “León de San Marcos” en la espectacular Piazza dei Signori y es famosa por las obras de Palladio que, no sólo construyó en la ciudad, sino también gran cantidad de Villas para los adinerados burgueses renacentistas venecianos que querían escapar de la insalubridad de la ciudad de los canales. Así, ambas riveras del Brenta están dominadas por estas bonitas villas. Acercarse a Bassano, de donde es originaria la grappa es otra excursión imprescindible en la zona.

Ciao amigos.

 

Chiapas, tercera jornada y despedida: Cañón del Sumidero y Chiapa de Corzo.

Al día siguiente, hice la imprescindible excursión al cañón del Sumidero. Esta se hace en lancha desde la pequeña población de Chiapa de Corzo, recorriendo los 42 kms del río Girijalva hasta la presa de Chicuasen. La parte más alta de eleva 1.000 metros por encima del nivel del río (bastante más que el del Colorado) y desde allí se lanzaron los indios Chiapas suicidándose para evitar ser capturados por los españoles. El difícil acceso hace que el río, a pesar de la cercanía a la civilización que se aprecia por las muchas botellas de plástico flotantes, esté poblado por  enormes cocodrilos, iguanas y preciosas garzas. También se pasa por la isla de los zopilotes (buitres).

Por cierto, se aproximan las elecciones presidenciales y el país se ahoga en publicidad electoral. En Chiapa de Corzo pude presenciar un acto de fuerza del PRI (que casi seguro volverá al poder después de 12 años terribles del PAN); alrededor de la oficina municipal del partido (el edificio más importante de la plaza principal) numerosos indígenas se arremolinaban a la espera de que les regalaran botellas de Coca-Cola…me recordó a cuando los grandes partidos en España meten en autobuses a jubilados que, a cambio de presenciar el mitin del líder de turno, reciben un bocata y una lata de bebida y, aparte, pasan el día de «fiesta».

Eso sí, a pesar de que Chiapas está actualmente gobernada por el PRD, seguro que el “güero” Velasco, candidato del PRI, sale elegido como próximo Gobernador del Estado. Como me decía el taxista: “mis respetos al PRI, robaban pero daban…no como estos…”

Buen fin de semana.

Segunda etapa en Chiapas: San Juan Chamula.

Fundamental es la visita a San Juan Chamula; los chamulas son una variedad de los Totziles (no sé si variedad es la forma de definirlo pero queda mejor que tribu…). Se caracterizan (en general todos, pero los chamulas quizás en mayor medida) por una curiosa forma de ejercer la religión; si bien son católicos, son animistas y evangelistas pues adoran a San Juan Bautista por encima de Jesús. Se podría decir que sus ritos han reinterpretado la religión de sus ancestros, junto con las imposiciones religiosas de los conquistadores.

El sincretismo se observa nada más entrar en la iglesia de San Juan; los santos se exponen en vitrinas a lo largo de toda la nave y son venerados por los fieles. Para ello, encienden cientos de diminutas velas, queman incienso generando nubes, les ofrecen comida y  Coca Cola y algún que otro sacrificio de pollos. La nave está desnuda, no hay bancos,  y todo el suelo de la iglesia está lleno de hojas de pino como ornamento. Los fieles se agrupan en torno al mayordomo (cargo similar, por lo que entendí, a un sacerdote) y se dedican a compartir una botella de un trago mortífero que llaman posh. Como lo hacen sentados en el suelo, ellos con una especie de túnica de lana de borrego negra y ellas con sus chales coloridos y los niños revoloteando, parece más un botellón que un acto religioso.

Entablé conversación con un hombre que estaba sentado en lo que parecía un confesionario y me confirmó que, cuando un santo se porta mal, le dan la vuelta y lo castigan mirando a la pared. Este hombre estaba eufórico (primero pensé que de hablar conmigo pero en breve me di cuenta el porqué). El mayordomo de su grupo se acercó con una botella de posh acompañado del que hacía las veces de monaguillo que traía una cesta colgada con vasos, y se puso a ofrecer posh a todo el grupo. Por supuesto, no pude negarme ante tanta hospitalidad y os aseguró que la graduación alcohólica es alta. Lo toman tipo chupito, de un trago. Mi amigo (que a pesar de casi no hablar español se llamaba Andrés Jiménez Gómez) seguía muy entretenido conmigo y escupiendo al suelo cada 2 palabras. Todo el grupo, incluyendo mujeres cuchicheaban y se reían por lo bajo de la situación hasta que el mayordomo se puso serio y todos se levantaron y empezaron a rezar en lengua totzil perfectamente alineados delante de la imagen de la Virgen de Guadalupe….he de decir que entre el posh, la penumbra de la iglesia, el monótono ritmo de la oración y la humareda producida por el incienso me pareció un momento muy, muy místico….¿era eso lo que vine a buscar a Chiapas?.

Chiapas, llegada y visita a San Cristobal de las casas.

Hacía mucho tiempo que quería conocer Chiapas; es un estado que tiene un toque mágico, místico, que lo hace muy diferente al resto de Estados mexicanos.

Para empezar es uno de los estados más pobres de México junto con Oaxaca, con una comunidad indígena maya muy particular cuya discriminación fue el germen del levantamiento zapatista del EZLN en 1994. Hasta este mismo movimiento tiene un toque misterioso pues nunca se supo la verdadera identidad de su mítico líder: el autoproclamado Subcomandante Marcos; sin duda es un ídolo local, fundamentalmente en las comunidades indígenas de los alrededores de San Cristobal de las Casas.

El avión aterriza en la capital, la poco interesante Tuxtla Gutiérrez que te recibe con una bofetada de calor húmedo propio de las tierras bajas. Un recorrido de 80 kms que se realiza en menos de una hora nos lleva a San Cristobal de las Casas.  Supone un cambio radical ya que ésta se encuentra situada a 2.300 mt de altitud con temperaturas  mucho más bajas (sobre todo por las noches). La pequeña ciudad se ha convertido en un centro de peregrinaje de bohemios y jubilados americanos y bulle de vida por el turismo acaudalado que contrasta con la pobreza de los indígenas. Estos, agrupados en varios mercadillos, venden artesanía (manteles, hamacas, huipiles de algodón, animales hechos con lana….).

Un par de andadores o calles peatonales recorren la ciudad cuyo centro histórico se encuentra en torno a la catedral y la plaza 31 de marzo. Curiosa la mezcla de multitud de indios (fundamentalmente Toztiles y Teztales, ambas variaciones de indios mayas) que a duras penas hablan español, con la comunidad de bohemios  y jóvenes buscavidas con estética colorida. Me pareció interesante la visita al mercado municipal con sus pollos sacrificados perfectamente alineados y los gallos vivos paseándose con las patas atadas.

Al ser un centro turístico importante existen una gran cantidad de hoteles tipo boutique. Yo me quedé en Casa Morada; agradable pero un poco alejado del centro; lo mejor la chimenea en la habitación.

 

El descanso del viajero.

Aunque no os lo creáis de un tipo tan dinámico y cosmopolita, soy mucho de pasar los fines de semana bajo techo, cobijado alrededor de la chimenea, viendo, a ser posible, una buena peli de las que traigo de China o leyendo un buen libro. Tal vez una siestecita tras una buena comida viendo los bodrios que ponen en la tele después de comer o un gintonic antes de cenar con amigos. Después de cenar, un purito y un buen ron añejo Zacapa….vaya, buena vida pero, eso sí, a ser posible en mi retiro del Ampurdán, en un precioso pueblecito.

El Ampurdán es una de las comarcas catalanas más bonitas, comparable a la Toscana italiana, en paisajes, pueblos con casas de piedra y magníficos sitios para comer para todos los gustos y bolsillos. Además tiene la Costa Brava de la que no hay mucho que añadir.

Cerca de nuestro pueblo hay muchos otros preciosos, en uno de ellos, Ventalló, 2 grandes restaurantes; el exquisito Pera Batlla y el siempre divertido La Bassa, a los mandos de Alberto Tous y su madre belga. Encantador el jardín en verano y la noche, que siempre se alarga hasta que uno quiera tomando gintonics o tequilas en buena compañía.

No voy a hablar de los restaurantes con estrellas Michelin en la zona, que los hay y muchos….aquí cerca estaba el Bulli y siguen los hermanos roca con sus 3 estrellas y siendo considerado por la prestigiosa revista británica Restaurant uno de los 5 mejores restaurantes del mundo.

Para la playa, Sant Martí de Empuries con sus ruinas y su hostal Empuries que no puede estar mejor situado al borde del mar. Si queréis cocinar en casa, buenos pescados de roca en Peixateria Coll en L’Escala (tienen otra sucursal en Torroella) y mi tienda favorita de delicatesen: Can Gou en Camallera (me lo compraría todo!!!).

Vaya, como dice mi ahijadita Sofía: “bienvenidos al paraíso…”