La bahía de Halong y sus islotes kársticos

Llovía, llovía mucho en el norte de Vietnam. Reportaban los periódicos inundaciones como hacía 40 años que no se producían. En la región de Haiphong (el puerto de Hanói) habían provocado riadas y la muerte de varias personas.

A las 10 de la mañana (después de unas cuantas horas de espera) la agencia nos confirmó que los barcos no saldrían ese día, por séptimo día consecutivo, en Halong Bay. Esto era algo que jamás había ocurrido pero que a nosotros nos estaba pillando de lleno. Uno de los highlights del viaje, la visita en barco (con noche incluida) a la bahía de Halong con sus miles de islotes kársticos en forma de huevera invertida, no se iba a producir.

Era mi segunda visita a Hanói en que no podía visitar Halong Bay. La otra porque no me parecía el viaje adecuado (me parecía que merecía más la pena y sería más romántico pasar la noche en el barquito viendo amanecer desde el camarote que el viaje de ida y vuelta que me proponían en esa ocasión con el Director de Logis en China…), y  ésta por las inclemencias meteorológicas. Además, si bien nuestros compañeros de viaje podían estirar un día más su itinerario, el nuestro era inamovible y no cabía plan B para visitar Halong Bay. Resignados, optamos por una excursión alternativa y dimos por hecho que volveríamos en otra ocasión con más ganas que nunca.

halong bay en barcoIncluso había llegado el guía que nos llevaría a la zona de Ninh Binh al sudeste de Hanói. También turístico pues es una especie de Halong Bay en chiquitito y menos turístico (con río en lugar de mar) y con una catedral que fue de los franceses en la época en que era colonia y donde sucede parte de la trama de la novela de Graham Greene a la que luego me referiré en detalle (pues aproveché el viaje para releer). ¿Alguien no recuerda el papelón de Michael Caine en la película del mismo nombre: El americano impasible?

Pero mira por donde, los astros se alinearon y dejó de llover; no sólo dejó de llover sino que dieron permiso a nuestro barco para salir y, en un santiamén, nos organizaron el trayecto para poder salir esa misma tarde; saldríamos tarde pues los barcos normalmente salen sobre las 13 horas y nosotros lo haríamos a las 4 pero saldríamos y, lo que es mejor, saldríamos solos ya que sólo se había autorizado a nuestra compañía a salir. Y esto que parece baladí es una gran ventaja, pues si salen todos los barcos (algunos verdaderos cruceros con cientos de camarotes), y por muy grande que sea la bahía, el agobio le quita mucho encanto al paraje.

La bahía de halongCuriosa fue la parada a comer en una especia de mega fábrica de artesanía que da trabajo a personas con diversidad funcional donde nos atendió un ejército de señoritas (camareras). No miento si digo que había más de 10 perfectamente uniformadas (y que pidieron encarecidamente fotografiarse con Coché y el que suscribe) para un comedor que no tenía más de 10 mesas y que éramos los únicos usuarios en ese momento. El servicio fenomenal, muy atento…Comimos bien y, aunque no compramos nada, había una especie de jefe de sala (de la fábrica que no del restaurante) que en perfecto español nos guió por las instalaciones. Muy amigo de Guardiola por cierto, con el que tenía una foto en actitud de camaradería que seguro no se hubiese hecho con Coché…el procés everywhere!!!

Salimos tarde y llegamos demasiado pronto porque a la mañana siguiente nos dieron carpetazo con demasiada diligencia. Diana a las 6:30, para ello pusieron el barco a navegar con todo el ruido habido y por haber, desayuno a las 7:15, paseo con baño por una playita con cueva incluida, de vuelta al barco a hacer las maletas, comida a las 10:45 (glubs) y a las 12 ya nos habían despachado pues a las 13 horas volvían a salir con otros pasajeros.

Soy un poco injusto pues fue espectacular estar solos en mitad de las sombras fantasmales de las montañas pero pagamos la soledad con que el mar estaba muy movido y lleno de basura traída por el temporal. Para más INRI, al estar nublado los colores del mar no eran tan espectaculares como dicen que lo son en días soleados. Bueno, yo me bañé en el mar de Tomkin y eso queda para el curriculum.

el viajero en Halong bayY como no, el triunfador del crucero fue nuestro guía Tom con su inglés aristocrático marcadamente British que nos dejaba con la boca abierta cada vez que explicaba algo (fuera o no interesante) y que consiguió que gran parte de la cena que nos sirvieron en cubierta consistiera (imagino que también por el vino) en un intento de todos por imitar su particular acento aprendido, sin duda, en documentales de la BBC sobre animales.

Lao Cai, Vietnam …aventuras en el tren!

vietnam el viajero de la logisticaFue llegando a Lao Cai que empezaron a cambiar las cosas. Para empezar impresiona pues hace frontera con China y el puente que cruza el rio que separa ambos países da cierto yuyu. Ya he contado antes la difícil historia entre chinos y vietnamitas. Es algo parecido a los chinos con los japoneses (los primeros odian a los últimos porque les han invadido y machacado durante siglos). Los vietnamitas odian a los chinos pues estuvieron bajo su dominio durante 1000 años. De hecho, en la guerra fría no dudaron en acercarse a la URSS alejándose de la China de Mao.

Había un templo al borde del puente (en cuya frontera esperaban unos chinos para cruzar con los que departí amigablemente en mi chino fluido) donde celebraban algo que no acabamos de entender pero que nos pareció divertido. En lo que era la zona noble, y al compás de una especie de chamán, se agitaban dos jovencitas en un estado de excitación febril; bebían whisky Johnny Walker red label, se introducían cigarrillos por todos los agujeros de la cara especialmente pero no únicamente por la boca donde les cabían alrededor de la docena y repartían billetes a doquier. Digno de ver aunque difícil de entender, acabaron invitándonos a compartir con ellas la celebración pero somos gente seria por lo que abandonamos el lugar en mitad de la fiesta.

Como tiempo teníamos, me empeñé en darme un masaje. ¿Qué íbamos a hacer 3 horas en esa ciudad? A través de la guía que ya os digo no era muy despierta, el chofer llamó a un colega suyo de la ciudad y nos mandó a donde él debía frecuentar. Ya sé que suena raro pero no tenía mala pinta. De hecho, cuando llegamos, todo parecía bastante normal y por el módico precio de 15$ nos darían el masaje por mi soñado de 2 horitas. No voy a entrar en muchos detalles del lugar ni de quién y cómo entramos. Sólo que como estaba con mi santa esposa estoy cubierto de toda sospecha. Al final salimos a la carrera cuando el tema se ponía complicado pues debe de ser costumbre vietnamita emborracharse sin control los domingos por la tarde. Anécdota curiosa de la que nos acordaremos en muchos años y no doy más pistas.

movil lili 14sept2015 651Como también nos acordaremos por dantesca de la situación en el tren….resulta que el avispado de la agencia se había equivocado y 2 teníamos billetes para el día siguiente pero no lo sabíamos. Ya en nuestros compartimentos empezó una discusión que pensábamos que no nos atañía. Incluso irritado pensé; “otros guiris que pretenden colarse”

Pero era por nosotros y la cosa se puso tensa. Nuestra guía, con poco empuje, discutía con una señora de rosa que tenía muy mal carácter. Empezó a llegar más gente y tuvimos que salir al andén a discutir. A todo esto me hicieron creer que la de rosa nos había quitado nuestros billetes para dárselos a otro cliente con lo que me puse como un becerro gritando que me devolviera los billetes. En un momento de debilidad de la de rosa se los arrebaté dándole los míos y subimos al tren.

Ya estamos dentro” gritaba Coché eufórico…

A todo esto el tren se puso en marcha pero detrás nuestro había subido un ejército de revisores, jefes de estación, algún policía y, como no, la de rosa que seguía gritando. También subió nuestra guía que no sabía dónde meterse. Alguien apretó el freno de mano y la situación se fue tensando por momentos. Se podía cortar la tensión mientras uno que no iba de uniforme pero que parecía mandar más (o tal vez era el único que hablaba inglés) me pedía que abandonáramos el tren que luego lo arreglaríamos. La gente se asomaba por las ventanillas mirándonos con desagrado…”bajad ya si no tenéis billetes” pensaban como yo lo había hecho previamente…

En fin, por hacer el cuento corto y a pesar de las exaltaciones militares de Coché sobre no separarse porque un marine nunca abandona a sus compañeros…y teniendo en cuenta que Mariola andaba despistada en el otro lado del tren, nos pareció prudente rendirnos y bajar del tren que partió rápidamente dejándonos en la estación.

Siguió una pequeña discusión con la de rosa (imposible saber lo que pretendía una vez descabalgados) y que accedieran a cambiarnos los billetes pues, como yo les había insistido, aunque fueran del día siguiente en nuestro camarote no iba nadie. Claro que accedieron si les pagábamos el billete que teóricamente luego nos habría de restituir la agencia (aún estoy esperando). Yo hablaba por teléfono con uno, el de la agencia para validar y, a la vez, calculaba cuanto me saldría la broma en llamadas internacionales más la friolera de 4 millones de dongs por el billete y llevarnos en su coche a la siguiente estación (acojona pero no son ni 200$). El teléfono no dejaba de sonar en todas sus formas (Skype, whatsapp, ring ring…). Coché nervioso. Yo pensando también que no tenía dinero y mi tarjeta estaba funcionando a medias.

Nos subimos al coche del pavo que lo primero que hizo fue pararnos en un cajero. Ya de camino por la autopista, bajo una lluvia torrencial, Paula intentó entender cuál era su papel (yo me había venido abajo después del subidón). Soy free lance, contestó  zanjando la conversación. Y tanto la zanjó que de repente paró el coche y aparcó a un lado de la autopista. Insisto que llovía mucho.

“Bajad que hay que cambiar de coche porque este no puede llegar a la estación”

Irracionalmente obedecimos, cruzamos la autopista, bajamos por un camino de tierra embarrado donde Paula se pegó una culada de categoría 8 con pantaloncitos blancos, pasamos por debajo de una valla y aparecimos al otro lado donde tomamos otro coche. Ya lo dimos todo por perdido así que nos relajamos (lo máximo que se me ocurrió fue dejar marcado el teléfono del de la agencia en el móvil por si había que comunicar algo de urgencia). Y hete que nos paramos en un paso a nivel donde estaba pasando nuestro tren (no es precisamente de alta velocidad). Rápidamente alcanzamos la estación cuando llegaba y bajamos a la carrera. Le di 3,9 millones de dongs (en el último momento y en un gesto de rebeldía le tongué 100.000 sobre lo pactado) y vimos como el tren partía con nosotros como si nada hubiera pasado.

¡Qué bien me supo la cerveza que tenían preparada nuestros colegas!!

En Sapa Valley …conviviendo con los vietnamitas

En Sapa Valley nos recogió nuestra guía Ha para llevarnos a la ciudad desde donde empezaríamos el trekking que tan preocupado tenía a Coché.

Eso sí, todo muy glamuroso, primero nos aseamos en el baño de la agencia de viajes y luego nos llevó a desayunar opíparamente en un lugar difícil de clasificar con aires franceses más en la pretensión que en la realidad. Y pasamos la mañana caminando entre arrozales, montañas verdes. Increíblemente, todavía no llovía lo que hizo que nuestro ánimo mejorara mucho.

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Sapa está a más de 2.000m2 de altitud por lo que en invierno hace mucho frio. De hecho nieva asiduamente en las montañas. Por tanto no se decir cuando es el mejor momento para visitarlo pero nunca en el monzón (y menos en este que fue el peor en los últimos 40 años en cuanto a lluvias). Pero en ese momento todavía no llovía, así que anduvimos varias horas con nuestra guía que, también he de decirlo, estaba más interesada en contarnos que tenía un novio australiano y hacerse amiga nuestra en las redes sociales, que en explicarnos cosas, tal vez es que no había mucho que explicar….

Ella era Black Hmong, una de las minorías de la zona; había también otros colores de Hmong (son los vietnamitas originarios de China que nunca se creyeron vietnamitas y que, por tanto, apoyaron a los americanos en la guerra con lo que os podéis imaginar cómo los trataron posteriormente los vietnamitas; a lo mejor os acordáis de los “boat people” que partieron de Vietnam con objetivo de llegar a EEUU tras la guerra; si no seguro que os acordáis del peliculón de Clint Eastwood: Grand Torino, sí, son ellos). Y finalmente estaban los Dao, fácilmente reconocibles porque al casarse las mujeres se depilan las cejas y se rapan la frente quedando verdaderamente feas. Adicionalmente se ponen una especie de gorro de Santa Claus que les da un aspecto bastante cómico.

El método de venta de estas mujeres es bastante simple pero muy efectivo. Venden artesanías, hasta ahí como en cualquier otra parte. Pero no te acosan sino que comienzan a caminar a tu lado. Con educación, una vez roto el hielo, te preguntan tu nombre y de dónde vienes. No va más allá. Sino que siguen caminando al lado tuyo con la sonrisa en la boca. Una se pega a cada integrante del grupo. Intentas disimular; ya se cansará, voy a hacer como que no me importa, a ver quién puede más…y pueden más ellas. Llega un momento en que las miras directamente (ellas sonríen) y comienza la negociación dentro del grupo. ¿Cómo hacemos para que no nos sigan más? No parece plausible comprar a una y no a otras por lo que establecimos un precio único fijo y todas tendrían derecho a vender uno de sus objetos. Son buenas negociando y lo hacen con una sonrisa que te desmonta. Alguno llegó a pensar en una técnica similar para vender a sus clientes (en este caso rusos, les espero en la puerta de la oficina, les saludo y les sigo a todas sus gestiones hasta que caiga algo…)

sapa valley viajero logistica y modaFelices y libres de la presencia de nuestras amigas “minorities” llegamos a un bareto en medio de la nada que prometía grandes alegrías. Vistas espectaculares y cervecita fría. Planteamos comer allí a nuestra guía pero tal vez era demasiado pronto. Nos prometió que comeríamos en otro sitio parecido ya en el pueblo. Tal vez no con esas vistas pero…con buena comida. Así que seguimos la marcha confiados en el buen hacer de esta muchacha que seguía empeñada en que su pasión por los occidentales fuera el tema de conversación del grupo. Finalmente, llegamos a donde comeríamos. Imaginaros una hondonada donde pegaba el sol a destajo, con una construcción a medio hacer y, como es lógico carente de vistas más allá de la ropa colgada en una cuerda (si, con calzoncillos y bragas de abuela…). Allí comeríamos, lo cual no era una gran satisfacción, pero también dormiríamos, pues en ese instante nos enteramos que esa era la familia Dao donde nos quedaríamos. Y el bajón vino acompañado de unos truenos que anticiparon una tromba de agua que ya no nos abandonó  en todo el fin de semana. Y nadie descolgó la ropa colgada. Tal vez, pensamos, era su sistema de lavado…

¿Y qué haremos por la tarde? Preguntamos a nuestra guía mientras nos traían la comida. No hubo una respuesta clara y, visto lo visto no parecía demasiado excitante pasar la tarde en ese lugar. Ojalá hubiéramos llevado una baraja de cartas…

Finalmente nos decidimos a dar un paseo. Nos mojamos pero mereció la pena. Cruzamos ríos, subimos y bajamos montañas, nos picaron mosquitos y acabamos cenando en otro “homestay” que nos parecía la gloria comparado con donde dormiríamos. Aunque no parezca muy glamurosa la escena de la camarera/dueña recibiéndonos en eskijama con el bebé en brazos, lo cierto es que el sitio nos pareció genial comparado con el nuestro. Nos planteamos seriamente hacer el cambio a éste donde los baños nos parecían de un lujo asiático comparado en el baño de nuestra casa (donde había mucha, mucha mugre y un agujero en la pared sospechoso en forma de ventana abierta al  mundo). Incluso nos pareció simpático que el camarero que recogió las sobras del omnipresente arroz se quedara charlando con nosotros (juro que no recuerdo en que idioma) con el susodicho plato de arroz en la mano al que pegaba cucharadas como si fuera la cosa más normal del mundo.

Y acabamos, con una tormenta inmisericorde, metidos en 4 tinas en nuestra “homestay” dándonos el baño de hierbas. Fue una experiencia curiosa, hasta un poco mística diría y, las cosas como son, dormimos como angelitos bajo una tromba de agua tremenda y en un cuarto anexo a la casa donde dormía desperdigada el resto de la familia. De hecho nos costó salir de la cama a la hora establecida y nos supuso un problema gordo con el chofer que nos había de llevar de vuelta a la civilización para seguir caminando las montañas de Sapa…

Tras varias peripecias más en Sapa que os voy a ahorrar y después de visitar el curioso mercado de Bac Ha donde, ante la estupefacción de nuestros amigos sevillanos, probamos el licor de arroz servido en un tapón de depósito industrial (Dios sabe que había contenido el depósito y con mucha mugre en los bordes). El riesgo que corrimos no mereció la pena porque no era ninguna maravilla.

Si que tuvo cierta gracia la zona de animales vivos (un búfalo costaba algo menos de 1.000$) y el mercado de carne donde jugaban con los despojos de las vacas a un curioso juego que consistía en apostar, o eso creímos entender, si el vietnamita borracho de turno era capaz de cortar con un machete enorme y de un solo tajo, las sobras de la carne por la mitad. Parecía ser algo realmente emocionante por cómo se arremolinaban y gritaban entusiasmados los asistentes.

De vuelta hacia Lao Cai donde esa noche tomaríamos el tren de vuelta. Creíamos el periplo acabado pero ese domingo de finales de julio iba a ser un domingo que recordaremos mucho tiempo….

Los tuneles del Vietcong

Me ha sorprendido gratamente el cambio experimentado por Ho Chi Minh City en los últimos 4 años. Recordaba a la antigua Saigon como una ciudad comercial sin mucho encanto y menos pujanza y, sin embargo, me he encontrado en este viaje con una ciudad mucho más dinámica donde se empieza a palpar un desarrollo tipo ciudades chinas. Esto no sé si es bueno o malo pero, al menos, como decía al principio me ha sorprendido pues no esperaba tanto cambio.

IMG-20140616-WA0008La verdad es que la última vez que la visité fue un viaje relámpago a un Foro que organizaba el ICEX y casi no nos dió tiempo a paladear la ciudad ya que partí rápidamente hacia Hanoi (más pequeña pero con más encanto). Esta vez pude disfrutar de un fin de semana y descubrir lugares que le dan a la ciudad cierto encanto colonial. Lo mejor de todo es que es muy fácil de conocer; todos los puntos de interés están en un radio de no más 1 o 2 kilómetros alrededor de la plaza donde se encuentra la ópera, que está rodeada por los hoteles más clásicos de la ciudad: el Caravelle en cuya azotea se encuentra el famoso Bar Saigon y el centro de reunión de los periodistas occidentales durante la guerra del Vietnam, el famoso hotel Continental.

Y es sobre esta guerra donde se centra la historia de esta ciudad que fue la capital del Vietnam del Sur gobernada, tras la independencia de Francia, por un títere de las potencias occidentales que, rápidamente, se echó a los brazos de EEUU. Este hizo todo lo posible para evitar la victoria de los comunistas de Ho Chi Minh y, durante casi 20 años, se embarcó en una cruzada atroz con todo tipo de tropelías sobre las tropas del vietcong y sobre la sociedad civil en general.

IMG-20140616-WA0014Es curioso visitar los museos (War Remnants y el palacio de la independencia) donde aparecen documentados los hechos desde el punto de vista vietnamita (que, digamos de paso, difiere bastante sobre los malvados charlies de las películas yankees). Finalmente, el 30 de abril del 75, las tropas del norte entraron en el palacio presidencial (hay una foto muy famosa de un tanque tirando abajo la valla) y ese mismo día evacuaron a los últimos soldados y personal diplomático de la embajada americana. A partir de aquí Saigon se convierte en HCMC y se crea un único Vietnam aliado de la Unión Soviética…les salió un poco mal la jugada a los americanos que dilapidaron en esta guerra casi 300 mil millones de dólares y muchas vidas…

Volviendo al inicio, me ha sorprendido la cantidad de restaurantes que se han abierto enIMG-20140616-WA0013 estos años. Destaca un clásico, el Mandarine en el que ya estuve hace 4 años. Esta vez también estuve en un par más cuyos nombre no daré para no tener que detenerme en la historia de la rata que pasó corriendo entre las mesas de la terraza…Como no me es algo novedoso en Asia no le dimos más importancia, sobre todo cuando se lo comentamos a la camarera y, por la cara que puso, le pareció hasta algo simpático…Eso si, en general los restaurantes son todavía baratos, muy baratos…

La vida nocturna no la pudimos catar en exceso pues las excursiones nos obligaban a madrugar pero se veía que había muchos bares en la zona del río que yo no recordaba. Ni siquiera nos acercamos al clásico de los clásicos, el Apocalypse Now que tanto le gustó a Rafa Torres hace 4 años…

IMG-20140616-WA0012Dicho esto, el viajero que no para, acompañado de nuestro director en Asia, Alvaro, contrató la excursión que  nos recomendaron; subir el cauce del río Saigón en barco rápido para conocer los túneles donde se escondían los soldados del Vietcong para evitar que los americanos les descubrieran en su guerra de guerrillas. Estos se dedicaron a hacer todo tipo de barbaridades para intentar cepillárselos (bombardear la jungla con agente naranja que hacía desaparecer TODO rastro de vida, guerra química contra la población civil (Mai Lai), torturas a soldados y campesinos a los que acusaban de colaborar con la guerrilla…). Mientras los otros se refugiaban en este entramado de túneles a los que accedían por unas trampillas que tapaban con tierra y la única forma de cerrar era poniéndoselas en la cabeza y agachándose (de verdad que cuesta entender como se metían en esas madrigueras).

IMG-20140616-WA0010Posteriormente, dentro de los túneles, que habían cavado a mano, tenían todo tipo de búnqueres a diferentes niveles e incluso cocinaban dentro con unos pequeños orificios para que saliera el humo y entrara aire que tapaban para evitar que los perros les pudieran seguir el rastro. Es curioso de ver y fácil imaginar, el infierno que suponía para los americanos intentar introducirse en esa jungla repleta de trampas en las que se quedaban ensartados a las primeras de cambio y no te quiero ni contar al que se atrevía a meterse en alguno de los tuneles en los que has de ir casi reptando.

El highlight de la excursión para los más belicosos es que puedes comprar balas y disparar clásicos como los AK47 (yo, como ya tuve mi ración de disparos fallidos en la mili y tengo la clavícula en recuperación preferí abstenerme) y para los más aventureros recorrer uno  de estos túneles (se entiende que un poco edulcorados para turistas con cierta iluminación y algo más grandes que los reales). Te dan varias opciones de salir cada 20 metros, yo como un campeón me hice los 100 y salí sudando como un pollo…eso si, perdimos por el camino a un filipino gordito y su mujer que nunca quedó claro que pasó con ellos…cosas del Vietcong!IMG-20140616-WA0011

Phnom Penh; un poco de historia

Phnom Penh es un buen sitio para estar un par de días. Tiene templos interesantes, un palacio real muy digno y, cómo no, para inmiscuirse en la dramática historia de Camboya. Lo cierto es que esta gente ha pasado de todo, con una guerra civil que no acabó hasta 1993 y mutiló a mucha gente por la manía de todas las partes de sembrar los campos de minas antipersona, pero, sobre todo, por el genocidio de uno de los mayores locos que ha parido madre, el líder de los jemeres rojos, Pol Pot (sólo pronunciar su nombre produce escalofríos…).

Es impresionante visitar la prisión S21 que montó nada más llegar al poder en un antiguo colegio (el contraste todavía es mayor al imaginar días antes a los niños jugando en los columpios donde luego se colgó y torturó a mansalva) o los famosos killing fields en los alrededores de Phnom Penh y donde se asesinaron de manera sistemática miles de personas por causas tan peregrinas como tener estudios o llevar gafas…

 

Pol Pot llega al poder en 1975 derrocando al ejercito de mercenarios apoyados por EEUU y dirigido por el antiguo primer ministro Lon Nol. Al principio es incluso bien recibido por el pueblo camboyano y, cuando entra en la capital, es recibido con vítores pero su primera medida es evacuar la capital mandando a sus habitantes a diferentes zonas rurales (dependiendo del barrio donde se encontraran ese día) a trabajar en los arrozales. Dictaminó que ese año sería el año 0 y él el hermano numero 1; eliminó el dinero y, por tanto las transacciones y encerró a todos los que consideraba enemigos…como a todo paranoico, empezó a creer que todo el mundo quería traicionarle y empezó con purgas internas. Todo el mundo era susceptible de ser eliminado y cualquier denuncia vecinal era suficiente para denostar a cualquiera….en fin, en 3 años, antes de que el ejército vietnamita que empezó apoyando a Pol Pot y luego se dio cuenta de su locura, invadiera Camboya e instalara un gobierno “amigo” se cepilló a más de un millón de compatriotas. Lo curioso es que Pol Pot y sus adláteres se retiraron a la selva y su gobierno de la Kampuchea Democrática siguió siendo reconocido durante años por las grandes potencias internacionales (imagino que para no reconocer el pro vietnamita que a los americanos les debía fastidiar más…).

El resumen es que, durante estos 3 años y pico, entre ejecuciones, purgas, enfermedades y hambrunas murieron de 1 a 3 millones de camboyanos….de una población de 8 millones!!! Pol Pot murió en libertad en 1998 y, sólo ahora, han comenzado a juzgarse las atrocidades que se cometieron y que, como podéis imaginar, han marcado a toda una generación; es que todo ocurrió hace sólo 30 años!

Por cierto, ahora Camboya vuelve a ser una monarquía constitucional de la mano del hijo de Sihanouk, que todavía vivía durante mi visita pero a fecha de hoy ya falleció, y fue el curioso Rey de corte izquierdista que fue destronado por Lon Nol y en el que se apoyó Pol Pot en una primera fase para llegar al poder. Y lo cierto es que le tienen mucho cariño (a pesar de sus relaciones con Beijing y Corea del norte; curioso, no?). A los que tienen mucha manía son a los vietnamitas…

Recorrer el trayecto de Phnom Penh a Siem Reap te permite visualizar la realidad agrícola del país y la pobreza de un país que sobrepasa por poco los 2.000$ per cápita. También la amabilidad de su gente, siempre con la sonrisa en la boca. Siem Reap es la ciudad más turística de Camboya y donde están los hoteles más de lujo pues es la puerta de su mayor atractivo turístico: los templos de la cultura Jemer de Angkor. Llegó a haber casi 300 construidos desde el siglo IX al XII de los cuales se han descubierto una pequeña parte con algunos tan espectaculares como Angkor Wat, el edificio religioso más grande del mundo, la antigua capital Angkor Tom, Ta Prohm con la famosa estampa de la jungla surgiendo entre los muros, Beng Amelea donde te sientes como Indiana jones…Se requieren, por lo menos, 3 días para verlos bien y se hace fácilmente en Tuktuk (imprescindible contratar un guía para sacar verdadero partido a la visita).

Respecto al hotel de Siem Reap, espectacular la Residence de Angkor; casa colonial con una piscina espectacular. Muy cerca el restaurante Viroth me gustó bastante. Y si tenéis algún problema de salud….ir preparando la cartera porque en el magnífico Royal International Hospital….una mañanita de análisis y observación….700$ del ala….toma ya!

¿Sustituirá Vietnam a China como la fábrica del mundo?.

No, no lo hará: ésta es mi humilde opinión, y es probable que me equivoque, pero no es fácil llegar a donde ha llegado China. Para ello no solo tienes que ser un país decidido a salir de la miseria con medidas difíciles de asumir en cualquier democracia, sino que además de las ganas de trabajar y  de la seriedad en el cumplimiento de compromisos, se necesita algo más. Creo que Vietnam es un país sensiblemente más barato que China; es serio y tiene magníficas fábricas. Además, su gente tiene “hambre de consumo”.

¿Qué es lo que creo le falta a Vietnam?

En primer lugar el “banquillo” de China, que tiene 1.000 millones de personas deseosas de mejorar su estatus. En Vietnam son “sólo”70 millones.Esto es importante,  pero no fundamental.

El gran problema es que Vietnam no dispone de las infraestructuras necesarias y esto encarece y dificulta mucho la logística del producto (no sólo en el caso del textil, en general…). No es de recibo que tengas las mejores fábricas, con la mejor tecnología pero para trasladar el producto acabado (o importar fornituras ya que en el país no se encuentran muchas de ellas y se han de traer de China con aranceles elevados) desde, por ejemplo,  Hanoi a Haiphong (el puerto de salida de la capital a unos 100 kms de distancia) tengas una “autovía” que cruza todos los pueblos imaginables, con un tráfico tremendo…las 3 horas en coche no te las quita nadie! En China habría la mega-autopista de 6 carriles por sentido para llegar a la terminal portuaria (o al aeropuerto) más moderno (sólo comparable en el mundo con las nuevas terminales de los aeropuertos españoles…).

Y lo malo es que tiene una explicación sencilla pero difícil de superar: mientras que el superávit comercial chino es descomunal (183 mil millones de dólares en 2010), en Vietnam el gobierno ha prohibido la importación de determinados artículos para intentar reducir el déficit actual que se les ha disparado. ¡Será por las millones de motos que han de importar para llenar las calles de las ciudades! (es realmente impresionante).

Por cierto, si algún día vais a Ho Chi Min City no dejéis de acudir a tomar una copa al Apocalypse Now….curioso lugar!! Allí se citan todos los foráneos, muy cerca del hotel donde me quedé el clásico Caravelle, en cuyo famoso bar Saigon se citaban todos los corresponsales durante la guerra del Vietnam.

Saludos.

La producción textil en China ¿porqué más y más marcas no pueden seguir produciendo en China y tienen que buscar alternativas?.

Viajo a menudo a China donde estamos instalados hace ya 6 años y conozco bien el país y su economía.

Contaros que en los 90 hubo una corriente generalizada hacia la producción en Asia; por costes, por flexibilidad, por capacidad….producir en China no era una opción, era una necesidad. ¿Qué ha pasado en los últimos años que las empresas se quejan de que ya no pueden producir allí? La razón fundamental es que China se ha desarrollado enormemente, incrementándose el consumo y generando, por un lado una demanda interna incipiente y, por otro, una inflación de costes. Es cierto que, por mucho desarrollo que haya en la costa, está el interior, mucho más pobre, pero también es cierto que el interior está más lejos de los puertos y tanto los costes logísticos como los plazos de entrega se ven afectados si se produce allí. No nos engañemos, no es que el chino no quiera producir series cortas, es que le es mucho más rentable producir series largas para los clientes chinos que, si bien puede que paguen algo menos que los occidentales, les dan muchísimos menos problemas de calidad, de RSC….y además son chinos (cosa importante para ellos).

Viendo este escenario, muchos fabricantes chinos han desplazado su producción a otros países cercanos como Vietnam, Camboya, Indonesia….mucho más baratos pero con peores infraestructuras y con dificultades para encontrar determinadas fornituras o materias primas. Nosotros estamos evaluando, de hecho, un interesante proyecto en Vietnam, pronto viajaré allí y os lo contaré, por supuesto.

Un parte de esa producción que ya no tiene cabida en China ha vuelto a países limítrofes a España con costes baratos (Marruecos, Túnez, Turquía…) ¿Es la solución al encarecimiento de Asia? Yo creo que no pero todo se andará. Tal vez tengamos que asistir a un encarecimiento de los precios finales del textil contenidos desde hace lustros….¡lo que nos faltaba con la que está cayendo! .