Esta vez nos ponemos deportivos, y os cuento que hace unos días fui testigo de la lucha de un buen amigo por terminar la maratón de Chicago.
En el ciclismo se llama “coger una pájara” a lo que en el maratón se llama “chocar con el muro”: momento en que, generalmente sobre el kilometro 30-35 de los 42 que tiene la carrera, el cuerpo del corredor dice basta y es un esfuerzo casi inhumano dar una simple zancada.
El año pasado corrió su primera maratón en Nueva York y fue mucho mejor de lo esperado. Acabó en 3:10 lo cual, a sus 40 años, y siendo la primera, cubrió las expectativas más optimistas. Estar ahí viéndoles correr y recorrer las calles de NY, con cientos de miles de personas apoyando a los participantes es una experiencia memorable.
Este año teníamos que visitar a unos socios americanos que también se dedican a la logística textil, así que mi amigo se decidió a correr la maratón de Chicago y así ambos pudimos conocer esta interesante ciudad.
Chicago es una ciudad muy plana, a orillas del lago Michigan y con una arquitectura art-deco que impresiona tanto como NY, por eso íbamos muy optimistas, pensando en que se podría hacer un buen papel. A las 6:30 de la mañana estábamos en el Millenium park, preparando la salida, que sería a las 7:30. Una vez allí, hablando con mi amigo, las sensaciones (y eso es importante) no eran demasiado buenas, ..al tener buena marca, salió bastante adelante (teniendo en cuenta los 45.000 corredores que tomaban la salida). Me pareció que salía muy fuerte y esa fue su perdición.
La carrera comienza recorriendo la Magnificent Mile alrededor de la Av. Michigan donde se encuentran loa mejores hoteles y tiendas de la ciudad, posteriormente sube paralela al lago hasta Andersonville (barrio sueco) y Wrigley Field (estadio de baseball de los Cubs, de 1920), posteriormente retorna a la zona del loop (zona de negocios famosa por el tren elevado “L”) y se mete hacia el oeste hacia “Greektown” y “Little Italy”, donde está el famoso «Als» restaurant con sus sandwiches de carne pringosa que tanto gustan a Hillary Clinton. Justo allí, sobre la media maratón, su cuerpo dijo basta. Se dio de bruces con el muro en el km 21 o la milla 13….esto es terrible porque todavía queda una barbaridad. Veía como los tiempos empeoraban y empeoraban y además, hacía mucho calor…cerca de 30 grados.
Visto desde fuera (y luego él me lo confirmó), acabar fue un martirio, pero lo logró. El tiempo no fue bueno (3:32) pero consiguió la medallita de finisher.
Un vez descansamos unas horas, pasar mi amigo por taller de chapa y pintura, nos fuimos a probar pizza tipo Chicago en el “Giordano’s” y luego chuletitas en Twin Anchor.
Después partimos hacia el sur a conocer la autopista del blues…pero eso formará parte de otro post.