Desde la ciudad de Puerto Montt, situada más de 1.000 km al sur de Santiago se inician dos interesantes posibilidades de viaje: por una parte es el punto de salida de la carretera austral que avanza rumbo a la Patagonia entre la “selva fría”, canales e islas del sur y por otra, puerta de entrada hacía la que es sin duda mi zona favorita de Chile: el archipiélago de Chiloé.
¿Qué es Chiloé?: es un grupo de preciosas islas, de naturaleza agreste, habitadas por gente encantadora, pescadores, agricultores,..con una mitología muy interesante, que habla de barcos fantasmas, luchas entre serpientes marinas, de feos “monstruos del bosque” que embelesan y embarazan a las jovencitas locales, en resumen, un lugar mágico, que a mí en cierta forma me recuerda a Galicia; mantiene costumbres tan ancestrales e interesantes como la “minga” o traslado físico de casas entre toda la comunidad.
Desde los alrededores de Puerto Montt se cruza en ferry hacia la isla grande de Chiloé, y a veces se ven delfines nadando al lado del barco, es ya un buen comienzo. Os aconsejo recorrer la isla grande, sin prisa en 3-4 días, disfrutando paisajes, pueblos, su naturaleza, sus iglesias, su gente…..
El ferry entra por el norte de la isla grande muy cerca de la segunda ciudad más importante, Ancud, tenéis que ir a Ancud a tomaros un pisco sour en la hostería, mirando el mar desde sus salones ojalá en un atardecer que haya tormenta y oleaje.
Pero no os aconsejo dormir en el hotel, pese a que está bien, para mí lo suyo es conducir e ir parando a dormir en las casas que forman la red de agroturismo de la isla, la gente de las casas es majísima y podréis conocer la vida real de los chilotes, y según en qué casas os alojéis, podréis salir a pescar trucha y salmón en los ríos, elegir un corderito para que os lo asen “al palo”, conocer alguno de los varios cultivos de ostras que hay en la isla, cocinar con ellos un buen curanto, hacer unas mermeladas caseras..
Conducid parando en los paísajes, y en los pueblos en los que se alzan las iglesias de Chiloé, que están integramente construidas de madera. Además de su belleza, impacta la cantidad de ellas, pues no se encuentran distanciadas más de 10 kilómetros unas de otras. Fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad
Para terminar en la zona sur de la isla, en la capital Castro, donde hay que visitar las casas sobre el agua (los palafitos), pasear por sus calles y visitar la catedral.
No nos olvidemos de la gastronomía chilota: pescado y marisco magnífico (ostras, centollos, mejillones…), cordero asado, y sin duda tenéis que probar el plato típico, el curanto, algo similar a un “cocido” pero a lo bestia, cocinado bajo tierra, con piedras calientes y que lleva varios tipos de carne, de marisco, patata….Tremendo, sabroso, contundente…