Casi se me escapa el vuelo a Bogotá

Y tenía a todo el equipo ya esperándome en Bogotá y yo sudando la gota gorda en el Uber  con destino al aeropuerto. Se me había complicado un poco la mañana ya que había desayunado con un cliente importante en el hotel y nos habíamos explayado a gusto. Luego me puse con un par de temas, carrerita por Chapultepec y a las 3:00 al Uber para llegar al aeropuerto –calculaba- sobre las 4:00 y tomar el vuelo a las 5:50 con destino al Comité Intercentros de Logisfashion que este año se celebraba en Bogotá.

Normalmente el trayecto no debe durar sin tráfico ¡Qué entelequia! más de media hora. Pongámosle una hora para ir cubiertos, hora y media a lo sumo…todavía vamos bien llegando a las 4:30 al aeropuerto. No contaba con que las cosas se iban poniendo muy negras, ya salir de Polanco en dirección al Circuito Interior fue una odisea. Semáforos que se ponían en rojo sin avanzar nada, bocinas a doquier, cuando tocaba avanzar se metían los de la otra dirección, cuando se ponía en rojo avanzábamos, eso sí, mínimamente. Y el tiempo inexorable, haciendo lo que mejor sabe, pasar…

trafico-y-caos¿Dónde están los policías organizando los cruces si nadie hace caso a los semáforos?

Y siempre había un conductor más espabilado que se metía y nos taponaba. Y yo sudando de los nervios y del calor que hacía. Maldije a mi conductor varias veces -por lo lento que me parecía y por no llevar aire- pobre hombre, se esforzaba y de verdad, sufría casi más que yo. Y no nos movíamos… por fin Circuito Interior (una especie de ronda de Dalt/M30 siempre colapsada). Mi única opción pasaba porque fuera fluida. Cosa que no iba a ocurrir. Cuando parecía que salíamos del follón y medio andábamos, otra vez nos parábamos; y el caos, no había por dónde cogerlo. ¿Queda mucho? Yo ya conocía la respuesta pero necesitaba que me mintiera el chofer. Lo hacía pero la cara le delataba…”hombre…depende del tráfico” y allí seguíamos, a vuelta de rueda…

Las 5 de la tarde y nos aproximábamos. Parecía que llegando al aeropuerto el tráfico se animaba y se hacía más llevadero.

  • ¿Terminal 1 (la antigua)?,
  • “No, a la nueva que es con Aeroméxico”.

maletaSí, a la terminal nueva unida a la antigua por un moderno monorraíl sin conductor que hace el trayecto en 3 minutos y una recién construida autopista de 2 carriles que…y esa iba a ser mi perdición, se colapsa por una rotonda a la entrada de la terminal donde confluyen los que van, los que vienen y los que pasan. El caos, otra vez el caos, parados a unos 500 metros de la rotonda…las 5:15 y no avanzamos…y 20…, después de haber avanzado 50 metros a lo sumo hago de tripas corazón y me bajo del taxi con mi maletón verde clorofila. Y a correr entre los coches parados (humo, bocinazos, más gente que se baja, eslalon…). Llego a la rotonda jadeando y maldigo a los policías apoyados en el capó de los coches patrullas charlando tranquilamente. Cuento 5 de ellos mientras voy superando a otros viajeros desfondados. Entro en la puerta de la terminal a las 5:30, subo a Aeroméxico -sudo mucho pues hace calor- y veo la cola para facturar.  No way! Afortunadamente hay una cola de “last minute” con unas 10 personas. Imposible hacerla.

  • Señorita” y le explico mi situación;
  • “Esta es su cola caballero”
  • Pero perderé el vuelo…no puedo hablar con alguien para pasar y ver si hay alguna opción; el vuelo embarcaba a y 5 y son y media…”;
  • “Hable con la coordinadora pero le dirá que esta es la cola”

La coordinadora al teléfono; me mira con desprecio (yo también me hubiera mirado con desprecio, desaliñado, sudoroso, implorante…) y levanta la mano en una señal de

  • “¡Alto!” ¿no ve que estoy hablando?
  • “Es que pierdo el vuelo”
  • “Siempre hay un vuelo después” (me había salido filosófica…); le explico la situación y como me había predicho la otra señorita me manda a la cola de último minuto.
  • ¿No entiende lo que le digo? Si hago esa cola mis pocas opciones actuales desaparecen” suplico humillándome ya sin ningún tipo de vergüenza, “No puedo perder este vuelo” recalco “es el último…”;
  • “Nunca es el último….” Ahora sí que la noto socarrona o poco solidaria…
  • Déjeme pasar a un mostrador” me aventuro.
  • “¡Qué falta de respeto! pida permiso primero a los de la cola”

Me doy la vuelta y procedo a pedir permiso a los primeros de la cola que me miran con cara de entre asco y pena y me perdonan la vida con cierta displicencia…»anda, pasa, pasa…” y me lanzo al mostrador…

  • “Tengo el vuelo a Bogotá a las 17:50 y…..”

Ahora es la chavalita del mostrador que imaginaba menos escrupulosa la que me mira mal y me hace callar:

  • “Me parece una falta de respeto, hay que llegar con tiempo…”. Me callo lo que pienso, la de veces que ha sido el vuelo el que ha salido tarde, lo mal organizado que está el tráfico en esta ciudad….
  • -“Ya lo sé pero no ha podido ser y el vuelo sale en 20 minutos….por favor….he pedido permiso a los de la cola
  • -“¿A todos los de la cola?”; dudo si ahora sí que se está cachondeando de mi desgracia;
  • -“A todos no, sólo a los primeros
  • -“Pues tiene que ser a todos” no hay tiempo para protestas, me giro, ya no sé cómo humillarme más y grito exponiendo mi situación a toda la cola. Como es una cola de último minuto nadie va sobrado así que no me faltan miradas asesinas. Aparte de esto parece que nadie pone pegas…me equivoco, un padre con una hija pequeña (el juicio popular ya está perdido) grita desde el fondo de la cola: “yo tengo el vuelo a y 35…”; este sí que está jodido, pienso, y le digo que pase, que se cuele él también pero que no me haga perder el mío. Cosa que hace y furibunda aún más a las masas…

Finalmente accedo al mostrador e insisto en que ahora sí, que tengo el permiso de la cola. La muchacha no parece muy convencida pero me pide el pasaporte para ver de qué manera prosigue el castigo.

  • “El vuelo está cerrado”; me lo imaginaba pero estuve hábil y en el coche había movido hilos;
  • “Tengo el pre embarque hecho aunque no tengo tarjeta de embarque”; esto la desarma y noto un gesto de fastidio.
  • “Está bien, le daré la tarjeta de embarque…no lleva equipaje, ¿verdad?”
  • “No, que va, miro mi maletón pero lo escondo como puedo”, adiós a la colonia Atkinsons regalo de mi amigo Jorge…

Con la tarjeta entre los dientes corro al control de seguridad (me consta que están embarcando desde hace tiempo). Obvio que se dan todas las circunstancias propias de una situación así, cola enorme que me salto suplicando y no mirando atrás, control de seguridad donde me hacen sacar y colocar varias veces en bandejas diferentes portátil y iPhone y, la de más difícil situación, la maleta no cabe por la máquina de rayos x. Finalmente la meto en diagonal, me la hacen abrir pero el oficial se apiada de mí y no me quita la colonia ¡Qué arbitrario es el tema de los líquidos!

Y corro, corro por la terminal esperando que no hayan cerrado la puerta de embarque y, al mismo tiempo, pensando que hacer con el maletón. Llego a mesa puesta (el último) y consigo que me bajen la maleta a la bodega en la puerta del avión. Me siento sudoroso pero feliz en mi asiento -además no se sienta nadie a mi lado lo que agradezco- y me relajo…por fin, me relajo.

Tengo 4 horas para pensar en la aventura y llegar descansado a Bogotá porque allí me esperaba mi equipo y de alguna cerveza no me iban a dejar escaparme….

bogota

Con mi padre en el DF profundo…

Os dejé en el último post despertándome en el hotel del DF a una hora sin duda demasiado temprana y con una tremenda resaca después de la Guadalupana. Está claro que a cierta edad los excesos se pagan.

IMG-20150128-WA0000No serían ni las 8 cuando mi padre me llamó a la habitación. Sin duda fruto del jet lag pues no he visto a mi padre levantarse tan temprano desde que yo iba al colegio…y ya llovió…

“Arriba que vamos al Centro siguiendo las indicaciones del libro que me he comprado sobre los comercios tradicionales del Centro del D.F.”

Dicho y hecho, la verdad es que no había dormido mal pero me encontraba espeso, con un permanente movimiento en la cabeza y, por ende, en el estómago. Me costaba centrar las ideas así que asentía estúpidamente sin lograr concentrarme. Más aún en la tarea imposible de hacer a mi padre entender el por qué utilizar internet vía la WiFi del hotel era gratis y que no le iban a cobrar a él ni a quien le mandara whastapp…aunque se los mandaran desde España.

Por llevar la contraria a la mafia del taxi español pedí un coche de Uber. La verdad es que funciona bien pero no deja de ser bastante más caro que los taxis normales en todas las ciudades donde los he usado. En México juegan con el tema de la seguridad (cada vez más jodida…las cosas como son) y que los taxis que encuentras en la calles están “vueltos mierda” (expresión muy de Villa). En fin, caos total esa mañana de sábado en el D.F porque estaba cortado el Paseo de la Reforma ¿?. No mintáis, todos sabéis lo molesto que es ir en coche con un resacón como el que tenía…y todo se acrecienta con los atascos, sudores fríos por el calor…en fin, muy desagradable y no viendo el momento de llegar a destino que nos llevó cerca de una hora.

IMG-20150128-WA0002Ya en la calle Tacuba, intentamos entrar en el famoso Café Tacuba para meterle algo al cuerpo y asentarlo pero, como suele ocurrir en México, el restaurante estaba lleno a pesar de la hora (no debían de ser ni las 10 y siempre hay gente comiendo en México, el concepto de horas de cocina no funciona como en España, lo cual está muy bien). En fin que nos dejamos caer hasta el zócalo, subimos al reformado hotel México para contemplar las vistas (también el restaurante del último piso estaba lleno pero nos dejaron entrar para contemplar la imagen del zócalo desde arriba). Fuimos perseguidos por un guardia de seguridad que se subió 3 pisos corriendo para cortarnos el paso casi sin aliento; “Oiga usted que sólo nos hemos detenido en este piso para echar un ojo a las habitaciones”. Curiosidad malsana que tenía que ver con el nivel de rehabilitación llevado a cabo en el que fue hotel de lujo de la ciudad de México pero que sufrió un proceso de deterioro importante durante el siglo XX y ahora quiere volver a ser lo que fue.

Entramos en la centenaria tienda de sombreros Tardán con su lema también centenarios “De Sonora a Yucatán, todos llevan sombreros Tardán”. Resulta que mi padre con la edad se ha convertido en un fanático de los sombreros que considera un símbolo de elegancia suprema. A mi me gustan los de Panamá para el verano pero me cuestan los de invierno aunque calentitos si que son.

Es más, leía el otro día que ahora se han puesto muy de moda; ya me veo manejando sombreros en Logisfashion!

 

 

Cocina mexicana de autor

Probablemente la cocina mexicana está sufriendo en los últimos años una efervescencia similar a la que sufrió la cocina peruana hace 10-15 años con la irrupción de Gastón Acurio. Y es que, si bien la cocina tradicional, es Patrimonio de la humanidad según la UNESCO desde hace tiempo, los restaurantes en el DF se caracterizaban por su falta de sofistificación. Vamos, que se comía bien (muy bien diría yo) pero sin un componente de innovación importante. Se trataba de preciosos restaurantes tradicionales (tipo La Hacienda de los Morales en Polanco o el maravilloso San Angel Inn en el Sur) donde se podían pedir los platillos típicos de la cocina tradicional mexicana (las botanas de tacos, enchiladas o sopecitos, los deliciosos escamoles en temporada (huevas de hormiga), los chiles en nogada, los gusanitos de maguey y el sempiterno cuatlicoche (hongo del elote o maíz), ricos cortes de carne (arracheras…) y buenos mariscos del Pacífico…) pero con pocas oportunidades para lucirse los chefs.

Sin embargo, esto ha cambiado de manera radical en los últimos 5 años…será por el crecimiento del país, será porque la Ciudad de México ha vuelto a ser la urbe cosmopolita que fue en los 70, será por el descenso de la delincuencia que ha hecho que se salga cada vez más a comer fuera de casa…será por la pléyade de cocineros jóvenes que han revolucionado los fogones de la Ciudad de México…

Se puede hablar de 4 clásicos, todavía muy jóvenes pero que han basado su desarrollo en ingredientes clásicos de la cocina mexicana pero aportando técnicas la vanguardia de la cocina mundial.

Son 3 mujeres: Marta Ortiz Chepe a la que conocí en su delicioso “Aguila y Sol”, que tuvo que cerrar por problemas con la municipalidad (allí, en el cruce de Masaryk con Emilio Castelar está ahora ubicado el “Bar Tomate” de Tragaluz) y que reapareció en Polanco con el exitoso ”Dulce Patria”, Patricia Quintana con su venido a menos “Izote”, Monica Patiño que crea y crea con su hija (imprescindible desayunar en el “Delirio” de la Roma), y un hombre, probablemente el más conocido, Enrique Olvera y su “Pujol”, el único Restaurante mexicano entre los 50 primeros de la Guía Restaurant (también está el Biko en la guía pero no lo considero dentro de esta lista por no ser cocina mexicana).

Tuve el placer (doble) de cenar allí en mi último viaje con mis compañeros Edmundo y Yuri y sus deliciosas esposas. Lo cierto es que fue una comida memorable. Tomamos el menú largo y lo regamos con un delicioso vino del Valle de Guadalupe de Casa Madero; delicioso el pulpo capeado con salsa de chayote y el tamal de cuitlacoche; muy, muy recomendable aunque a mi amigo Carlitos Gil no le guste porque te obligan a elegir uno de los menús completos y no puedes elegir plato a plato…todo se puede mejorar.

Por cierto, este último me recomendó mi último descubrimiento; “el Quintonil”, pequeño local en la calle Newton, con mucho menos encanto que el anterior pero donde se come cocina de autor mexicana a unos precios mucho más razonables. Delicioso el aguachile de almejas negras (una especie de ceviche sabrosísimo) y la lengua de res en mole oaxaqueño; curioso el huazontle (especie de verdura/hoja típica mexicana). Al mando Jorge Vallejo que pasó por el Pujol.

Para acabar, tengo pendiente de conocer 2 restaurantes de los que me han hablado bien: la Bresca y el Secreto; y para acabar, me hablan de maravilla del lugar de moda de cocina mexicana en Madrid, el recién abierto “Punto MX” al que pienso acudir en breve y que, por supuesto, os mantendré informado pues no es fácil encontrar un buen restaurante mexicano en los madriles .

También me hablaron en México de la coronela en el Born de Barcelona…por cierto, propiedad de Antonio Valencia, (el que fue futbolista del Español ya retirado…)

Celebrando las cifras de negocio de Logisfashion Mexico: buena gastronomía y una vueltecita por Xochimilco.

Viernes a trabajar: tuvimos Consejo en Logisfashion Mexico y, que narices, da gusto sentarte a ver números con crecimientos del 50% con respecto a 2011 y nuevas cuentas como Levi’s. Cuando uno viene de la tristeza y el ambiente de estancamiento que se respira en España, esto es  balsámico. La verdad es que reitera y refleja una verdad que me gusta recordar: el mercado es el mundo, ya no es ni España ni Europa y no se trata de una opción, es mera lógica o incluso supervivencia incluso para algunas empresas; en esta empresa supimos verlo hace años y el tiempo recompensa; tras un duro trabajo y nuestra capacidad  de anticipación y decisión recogemos los frutos de una internacionalización bien planificada y ejecutada.

Para celebrarlo, luego del trabajo, alimentar el cuerpo es lo suyo ¿no?; nos fuimos de comida con el equipo gestor en Tepotzotlan, en Los Virreyes con escamoles (huevas de hormiga) y gusanitos de maguey….deliciosos.

Por la noche fuimos a cenar con mi padre, que anda por estos lares, al Izote de Patricia Quintana,este restaurante  que fue referencia hace años, está lamentablemente ahora  en franca decadencia …pudimos conseguir mesa el mismo viernes por la tarde.

El sábado, tras mi carrerita de rigor por el Bosque de Chapultepec (12 kms duros por la altitud), nos fuimos a desayunar a la Colonia Roma. Junto con la aledaña Condesa es el barrio bohemio de la ciudad, donde están los bares y restaurantes más trendies. Allí desayunamos en el restaurante-deli que ha abierto otra de las divas de la cocina mexicana, el Delirio de Mónica Patiño; son altamente recomendables los huevos en cualquiera de sus variedades; magnífico sitio para el brunch del fin de semana.

A mi padre, que es de gustos particulares e ideas fijas, se le metió en la cabeza acudir a Xochimilco. En este pueblo al sur pero dentro del DF están las famosas lagunas donde los mexicanos acuden los fines de semana a pasear en una barquitas de madera coloridas muy características (las trajineras) y degustar tacos de todo tipo con cervezas y, como no, buen tequila. Pero esto no toca hoy; mi padre se planta en ir a la plaza de Xochi a tomar pulque. El pulque, cuentan, era la bebida que tomaban los Dioses en la época prehispánica. Hace años las pulquerías se contaban a miles en México pero ahora es difícil de encontrar, ya que el licor sólo se fermenta de manera casera en algunas comunidades indígenas. Encontramos la pulquería donde te lo sirven como si fuera horchata en vasitos de plástico de un cubo con una especie de cucharón; como es barata es lo que utiliza la gente humilde para emborracharse. Una vez catada, tiene un gusto similar a la sidra pues no deja de ser Maguey (cactus de donde se hace el mezcal) fermentado. Dicen que tiene propiedades curativas….veremos que “milagros” obra en mi cuerpo.

El martes seguimos y os llevo a conocer Queretaro. Buen fin de semana.

Estreno del grupo Tragaluz en DF: Bar Tomate.

Cuanto tiempo sin dar señales de vida.., perdonad viajeros, pero nos hacemos mayores y la salud ya no es la que era; en todo caso, llegué nuevamente a México hace unos días atrás en plena campaña electoral para las elecciones presidenciales del 1 de Julio. En México las elecciones son cada 6 años y existe un precepto constitucional irrenunciable, la no relección (como en muchos otros países de América); los mexicanos dicen que esto tiene una cosa buena (que los gobernantes no se eternizan) y una mala: que éstos empiezan a robar desde el minuto 1 porque saben que sólo tienen 6 años para enriquecerse (genial, muy mexicano, y me tempo que aplicable tb a muchas otras realidades).

Desde el año 2.000, en que el PRI (Partido Revolucionario Institucional…que paradoja de nombre), perdió el Gobierno tras 72 años ininterrumpidos de poder absoluto, el PAN lleva 12 años al mando con los denostados Fox (especialmente) y Calderón, con su fallida guerra al narco que ha obtenido el record de 10.000 “muertitos” anuales durante los últimos años. En fin, parece claro que el PRI volverá el 1 de julio a ganar con “il bello” exgobernador del Estado de México, Peña Nieto (muy buena planta pero poco cerebro, dicen las malas pero supongo bien informadas lenguas).

Llego en plena campaña, con mucho calor y con el volcán Popo expulsando ceniza, lo que genera que el aire viciado del DF se haga todavía más irrespirable. Mi buen amigo Nacho de Barcelona me había comentado que el famoso grupo Tragaluz de restaurantes había abierto en el barrio de Polanco su muy exitoso Bar Tomate madrileño y que, además, su primo había venido a ponerlo en marcha. Si bien mis conocidos mexicanos no habían estado, si que habían oído hablar del mismo por lo que quise invitar a mi compañero Cerdá y su bella prometida Pau, ya que era la primera vez que los veía a ambos tras el compromiso. Moví  todos los hilos que conozco para conseguir mesa, pero el tema estaba peliagudo. Me rendí pero apareció mi compi con una reserva para esa misma noche…el que sabe, sabe y el que no…Al final nos tomamos unos buenos tragos con Yann, el primo de Nacho, que se quedó mudo cuando me presenté como el primo de Nacho al que horas antes no había podido conseguir mesa (siendo el que corta el bacalao en el local)….

Para no aburriros, sólo decir que el Restaurante se ha puesto de moda de inmediato con un concepto de comida sencilla pero sabrosa y lugar fancy con gente guapa y buenas copas y música a partir de las 23-24. El local es donde estaba hace años el que era mi restaurante favorito cuando llegue por primera vez a México (el Aguila y Sol, de Martha Ortiz).

Está claro que esta gente de Tragaluz sabe lo que se hace y, a pesar de los pequeños defectos de lo que acaba de empezar, será un éxito seguro en una ciudad como el DF que busca este tipo de locales; eso sí, reservar con antelación si queréis tener opción de conseguir una mesa.

 

Indispensables en la Ciudad de México y una vueltita jarocha.

 

Sigo En DF adonde viajo con mucha frecuencia pues, afortunadamente, Logisfashion México va como un tiro. En 2011 hemos crecido un 20% y esperamos un 30% de crecimiento este año. Contamos con un equipo supermotivado y competitivo, encabezado por Edmundo, nuestro Director General, y el gran Yuri como contralor. Además tenemos clientes comprometidos con el proyecto y con grandes perspectivas de crecimiento a los que hemos apoyado desde su puesta en marcha en México. Adicionalmente, tenemos grandes relaciones con las tiendas departamentales que se llevan una parte importante del pastel de la venta en México pues el comercio multimarca tiene un peso mucho más bajo que en España.
Dicho esto, os comento algunos sitios que os recomiendo visitar si venís a DF; en mi último viaje probé un restaurante japonés que ahora es lo máximo en Polanco, el Toritori, en Temístocles 61, con un concepto curioso en el que el restaurante está escondido tras una gran plancha de madera de metal a modo de puerta y en que “sólo” entras con invitación (la reserva también funciona…no os preocupéis….). Allí fui, como no, con mi compadre Jorge. Otro sitio al que somos asiduos es la cantina la 20 también en Polanco. Finalmente, por el barrio de la condesa hay muy buenas opciones; una entre muchas el Bistrot rojo en la zona de Hipódromo Condesa (c/Ámsterdam 61) donde es fácil encontrarse con políticos y artistas. Yo siempre me dejo caer, cuando me apetece una buena hamburguesa, por el Palms en el Presidente Intercontinental (en épocas de corridas en la México hacen el programa radiofónico de Alejandro Silvetti).
Por cierto, si estáis en México y coincidís con la temporada taurina es un espectáculo acudir a la México en Insurgentes (eso, aunque no os gusten los toros), como también lo es acudir al estadio Azteca (uno de los más grande el mundo en capacidad y todo un espectáculo de vendedores de todo aquello que se os ocurra se puede comer).


El fin de semana visité a mi gran amigo jarocho, Carlitos Gil en Veracruz. Ciudad donde primero desembarcaron los españoles y famosa por la fortaleza de San Juan de Ulúa. La ciudad es un espectáculo que recuerda mucho a Cádiz por su alegría y su carnaval y a La Habana por su malecón (… a mi Cádiz me recuerda mucho a La Habana; y no lo digo sólo yo, ya lo decía Carlos Cano…la Habana es Cai con más negritos, Cádiz es La Habana con más guasa…). Para guasa, el mítico café La Parroquia que ya tiene hasta sucursales…meros trabajadores, como decía mi compadre.

Buen fin de semana a todos.

 

Un domingo en DF.

Me gustan los domingos en el DF porque cierran el Paseo de Reforma y eso me permite bajar trotando desde mi hotel (situado al noroeste de la misma) hasta el Centro histórico, en un ambiente sorprendentemente deportivo para la media mexicana. Siempre suele haber carreras que empiezan a unos horarios insospechados (6 o 7 de la mañana…) y que dan un ambiente lúdico al recorrido. Llego al zócalo, paso por delante del Palacio Nacional y la catedral (que poco a poco se va hundiendo en las lagunas del antiguo Tenochticlan como si se tratara de la venganza de Moctezuma contra el poder impuesto por Hernán Cortés) y vuelvo a recorrer la señorial Reforma en dirección al hotel pasando por el monumento del Ángel (donde reposan los restos de los liberadores encabezados por el cura Hidalgo….quien diera el grito inicial independentista) y la Diana Cazadora. En total 14 kms que recorro en algo más de 1 hora, disfrutando la ciudad como difícilmente se puede hacer en otro momento de la semana.

Llego al hotel, me pego una ducha y me voy a desayunar a la deliciosa cafebreria (mitad librería, mitad cafetería) El Péndulo (Calle Alejandro Dumas). Me gusta mucho este formato, muy de moda en México, y aprovecho para comprar libros ya que, incluso las ediciones españolas son sensiblemente más baratos y, por otro hay gran cantidad de libros del narco que sólo se encuentran aquí.

Al día siguiente, lunes 12 de diciembre, se celebra en México la fiesta exaltación religiosa por excelencia, la de la Virgen de Guadalupe. Fiesta que pone en evidencia el fervor religioso de los mexicanos (directamente proporcional con la pobreza, cuanto más pobre, más exaltados). Fervor que, probablemente, fomentaron las guerras cristeras que, en los años 20, azuzó el Presidente que fundó el germen del PRI, el Partido Revolucionario Nacional, Plutarco Elías Calle. Me parece un nombre espectacular; Partido Revolucionario Institucional, que no puede explicar mejor lo que pretendía.. ¿no os parece difícil institucionalizar una revolución?

Pues bien, el pasado 12 de diciembre, 5,5 millones de personas peregrinaron, muchas andando desde miles de kms de distancia, a la iglesia de la virgen en Tepeyac….y todas a la vez. En esta fecha, en Logisfashion, aprovechamos para hacer una comida que pasa también por la navideña. Hasta el año pasado, incluso venía un cura a dar misa en la bodega y decoraban profusamente el altar de la virgen que preside la entrada del almacén. Como en las cenas navideñas en España, se acaba con discursos de los Jefes diciendo las tonterías de siempre y luego baile; pero baile de los de antes, agarrados…por cierto, que bien bailan los mexicanos y que mal los españoles….”dos pies izquierdos” me decían…

saludos,