¡Estos chinos no saben beber!

Licor chinoSi es que son muy raros cuando se trata de beber. Tienen esa extraña forma de cerrar negocios basada en retarse al grito de “kan bei” con la bebida local que sea, a ser posible, la que más se parezca a su Bei jiu (literalmente alcohol blanco).  Es este un licor con el que yo nunca he podido, especialmente por el dolor de cabeza del día después y el regusto final anisado que me repite durante varios días. Además es que no me gusta el anís.

Pero no estamos en China sino más bien en Colombia, donde tienen el aguardiente (que probablemente con el ron 3 esquinas son las bebidas más emblemáticas), o lo que yo primero probé porque Carlitos siempre nos traía de Colombia junto con los chupachups Bombonbum. El aguardiente es básicamente un anís con 40º de alcohol (desconozco cuanto tiene el del Mono en Badalona) que nuestros vecinos de mesa en el Salto del  Ángel en Bogotá, chinos para más señas, estaban consumiendo a mansalva. Como eran las 8:30 pm cuando llegamos, y no cenan más tarde de las 6 y media, la botella que les pusieron cuando nosotros nos sentamos, y que se bajaron en media horita, debía de ser, calculo, la tercera o cuarta.

saltodelangelEran ellos un grupo de chinos, por mucho que Fernando se empeñara en asegurar que eran japoneses, formado por 5 personas, 4 hombres de mediana edad y la novia de uno de ellos que, como es habitual en estos casos, bebía algún jugo sin alcohol. Nosotros les prestamos la atención justa.

Estábamos celebrando la puesta en marcha de las operaciones en Colombia con todo el equipo de Logisfashion Colombia (Diego, Fernando, Susana y Yuri de México que me estaba apoyando en la organización administrativa). Habíamos estado viendo las operativas, los 9 clientes con los que empezaremos a trabajar a partir del 1 de junio cuando nos entreguen la bodega en Zona Franca, las buenas perspectivas, la buena relación con nuestro socio local…todo pinta bien, vaya. También del mucho curro que supone montar una operación así desde cero, de todos los problemas y las situaciones no previstas que nos habían acontecido y nos acontecerían…

Estamos con muy buenas vibraciones de que conseguiremos una poner en marcha la operativa Logisfashion Colombia en breve, esperemos que tan exitosa como en México. Hay que darse prisa porque después viene Miami y Panamá y lo que nos echen.

IMG_1486Reconozco que yo, entre brindis y brindis, tenía la oreja puesta en la otra mesa (porque me había tomado como algo personal entender alguna de las palabras que decían) para poder probar que, efectivamente, no sólo parecían, sino que eran chinos. A todo esto, una vez acabada la tercera o cuarta botella de aguardiente, dos de los integrantes del grupo abandonaron el restaurante, quedando sólo 3. Uno de ellos, el novio de la chica, empezó a dar signos de que no le estaba sentando del todo bien la cena… ¿la cena? Se levantó para ir al baño pero no llegó mucho más lejos. De hecho se cayó en redondo detrás de la mesa. En el momento de caer se intentó aferrar a la mesa desplazándola hacia la nuestra provocando un “choque de mesas” curioso. Nos levantamos todos, se acercaron los camareros, se levantó la novia que intentaba restar dramatismo a la situación.

Ofrecí mi ayuda al ser el más cercano a los hechos (y el de mayor antigüedad en la mesa), ordené a los camareros que trajeran agua para reanimarle porque el hombre estaba tumbado en el suelo, sobre el regazo de su novia que se había arrodillado y nos hacía signos de que no pasaba nada mientras decía de manera sistemática y sin sentido alguno “gracias y de nada” levantando las manos como si no ocurriera nada y la escena fuera muy habitual en un restaurante de Bogotá. Añadía dramatismo a la situación que el individuo estuviera completamente inconsciente pero con los ojos abiertos.

En esto, abrió aún más los ojos e intentó reaccionar. Su única reacción fue empezar a vomitar una sustancia difícil de describir, pastosa y repugnante que inundó la sala de un olor ácido.  “¡Qué asco!” comentamos al unísono descartando cualquier opción de continuar con la apetitosa (hasta ahora) hamburguesa que tenía a medio comer. “sacadlo de aquí” exigí dando por descontado que yo no me iba a acercar ni un centímetro más.

Finalmente aparecieron los 2 chinos que se habían ido y lo sacaron en volandas. Se les cayó varias veces por el camino y ya fuera, lo dejaron retorcido sobre un parterre a la espera de que llegara el taxi que habían pedido. Como la sala era una terraza acristalada, pudimos observar (ya menos preocupados por lo que pudiera pasar) toda la escena de espera, viandantes tomando fotos  (nosotros fuimos incapaces de hacerlo…¡lástima!) y la cara que puso el taxista cuando vio la que se le venía encima.

Cocina mexicana de autor

Probablemente la cocina mexicana está sufriendo en los últimos años una efervescencia similar a la que sufrió la cocina peruana hace 10-15 años con la irrupción de Gastón Acurio. Y es que, si bien la cocina tradicional, es Patrimonio de la humanidad según la UNESCO desde hace tiempo, los restaurantes en el DF se caracterizaban por su falta de sofistificación. Vamos, que se comía bien (muy bien diría yo) pero sin un componente de innovación importante. Se trataba de preciosos restaurantes tradicionales (tipo La Hacienda de los Morales en Polanco o el maravilloso San Angel Inn en el Sur) donde se podían pedir los platillos típicos de la cocina tradicional mexicana (las botanas de tacos, enchiladas o sopecitos, los deliciosos escamoles en temporada (huevas de hormiga), los chiles en nogada, los gusanitos de maguey y el sempiterno cuatlicoche (hongo del elote o maíz), ricos cortes de carne (arracheras…) y buenos mariscos del Pacífico…) pero con pocas oportunidades para lucirse los chefs.

Sin embargo, esto ha cambiado de manera radical en los últimos 5 años…será por el crecimiento del país, será porque la Ciudad de México ha vuelto a ser la urbe cosmopolita que fue en los 70, será por el descenso de la delincuencia que ha hecho que se salga cada vez más a comer fuera de casa…será por la pléyade de cocineros jóvenes que han revolucionado los fogones de la Ciudad de México…

Se puede hablar de 4 clásicos, todavía muy jóvenes pero que han basado su desarrollo en ingredientes clásicos de la cocina mexicana pero aportando técnicas la vanguardia de la cocina mundial.

Son 3 mujeres: Marta Ortiz Chepe a la que conocí en su delicioso “Aguila y Sol”, que tuvo que cerrar por problemas con la municipalidad (allí, en el cruce de Masaryk con Emilio Castelar está ahora ubicado el “Bar Tomate” de Tragaluz) y que reapareció en Polanco con el exitoso ”Dulce Patria”, Patricia Quintana con su venido a menos “Izote”, Monica Patiño que crea y crea con su hija (imprescindible desayunar en el “Delirio” de la Roma), y un hombre, probablemente el más conocido, Enrique Olvera y su “Pujol”, el único Restaurante mexicano entre los 50 primeros de la Guía Restaurant (también está el Biko en la guía pero no lo considero dentro de esta lista por no ser cocina mexicana).

Tuve el placer (doble) de cenar allí en mi último viaje con mis compañeros Edmundo y Yuri y sus deliciosas esposas. Lo cierto es que fue una comida memorable. Tomamos el menú largo y lo regamos con un delicioso vino del Valle de Guadalupe de Casa Madero; delicioso el pulpo capeado con salsa de chayote y el tamal de cuitlacoche; muy, muy recomendable aunque a mi amigo Carlitos Gil no le guste porque te obligan a elegir uno de los menús completos y no puedes elegir plato a plato…todo se puede mejorar.

Por cierto, este último me recomendó mi último descubrimiento; “el Quintonil”, pequeño local en la calle Newton, con mucho menos encanto que el anterior pero donde se come cocina de autor mexicana a unos precios mucho más razonables. Delicioso el aguachile de almejas negras (una especie de ceviche sabrosísimo) y la lengua de res en mole oaxaqueño; curioso el huazontle (especie de verdura/hoja típica mexicana). Al mando Jorge Vallejo que pasó por el Pujol.

Para acabar, tengo pendiente de conocer 2 restaurantes de los que me han hablado bien: la Bresca y el Secreto; y para acabar, me hablan de maravilla del lugar de moda de cocina mexicana en Madrid, el recién abierto “Punto MX” al que pienso acudir en breve y que, por supuesto, os mantendré informado pues no es fácil encontrar un buen restaurante mexicano en los madriles .

También me hablaron en México de la coronela en el Born de Barcelona…por cierto, propiedad de Antonio Valencia, (el que fue futbolista del Español ya retirado…)

Bienvenidos a Shangai.

Shanghai es una ciudad que ha surgido, como hoy la conocemos, en los últimos 20 años. El skyline de PuDong (al este del rio Pu) en los años 80 era un campo de arrozales poblado de humildes campesinos. Era una ciudad llena de reminiscencias coloniales pues, no en balde, después de la segunda guerra del opio en el siglo XIX, se la repartieron la potencias coloniales, vencedoras de la guerra, otorgándose concesiones los franceses, los ingleses, los norteamericanos… Así, en el famoso Bund en la orilla izquierda del rio estaban asentados los ingleses y los norteamericanos y, más al oeste (Puxi), los franceses en lo que todavía se llama la French Concession y donde, desde mi punto de vista, están los restaurantes y bares más interesantes de la ciudad. También había zonas japonesas, alemanas…

Es la ciudad donde más se ha podido ver el cambio que ha transformado China en las 2 últimas décadas desde que Deng Xiao Ping vino a decir aquello de “enriquecerse es de buen comunista”. Es la ciudad comercial por excelencia de China, con el puerto más grande del mundo (si no ha superado a Hong Kong y a Singapur, está cerca) y, sin duda, la más cosmopolita.

Desde que vine por primera vez, en cada visita hay nuevos restaurantes y bares a cual más chic, nuevos hoteles espectaculares (sobre todo a raíz de la expo del año pasado que tuvo más de 60 millones de visitantes…) y, nuevos edificios a cada cual más impresionante. Me quedo con el Jin Mao (imprescindible subir al bar en el último piso y deleitarse con la vista ….me recuerda a la guerra de las galaxias). No hace mucho construyó una empresa japonesa el  IFC que es bastante más alto (superó al Taipei 101 como el más alto de East Asia  y creo que sólo es superado por un edificio en Dubai). Curiosa la anécdota pues a los chinos no les gustan nada los japoneses y estos pretendían acabar el edificio con una especia de círculo que recordaba al sol naciente de su bandera; los chinos se lo prohibieron y les obligaron a convertirlo en una especie de trapecio que recuerda a un “abre chapas”.

En Shanghai está la oficina central de Logisfashion China y varios almacenes con operativas diversas tanto de exportación (control de calidad y preparación de pedidos), como de logística para China que, como os podéis imaginar, crece más y más. ¿Con que clientes trabajamo?: Geox, Lanvin, nuestros amigos de Venturmoda…

Algunas recomendaciones en Shangai (si vais no dejéis de preguntarme y encantado os ayudo a organizaros):

Bares: cuando llegué el sitio de moda era el Bar Rouge en el Bund (no es lo que era pero es impresionante la terraza sobre todo en verano); luego el Velvet en la Concesión francesa me parecía muy divertido….ahora parece que el Apartment se lleva el gato al agua. Para fumar un puro y tomar un buen whisky japonés el Constellation con varias sedes (decid que venís de parte de Alvaro…)

Restaurantes: últimamente vamos mucho al Lost in Heaven de comida Yunanesa (región al oeste de China donde está el Tibet). Muy recomendable

Hoteles: yo me quedo siempre en el Intercontinental de Puxi que es una maravilla a un precio muy razonable y como tenemos tarifa de empresa así que sólo tenéis que pedir que os reservemos y, encantados.

Disfrutad  Shangai, un saludo.

Birmingham: feria, comida y campo cerca del pueblo de Shakespeare.

Hace un tiempo viaje, junto a la gente de la empresa que nos provee los materiales para gestionar la logística de prenda colgada, a una feria en Birmingham, una de las mayores del mundo de este tipo de materiales.

La feria fue interesante pero aún mas la estancia en una preciosa manor house  de las afueras de la ciudad, muy cerca de Stratforn upon Avon, precioso pueblo donde nació Shakespeare y sobretodo poder participar de las “curiosas” costumbres gastronómicas de mis anfitriones y en general de los ingleses.

El día empezaba pronto, a las 6.00 arriba, media hora mas tarde estábamos ya sentados en la mesa frente a ingentes cantidades de comida del denominado “all english breaktfast” es decir, meterse entre pecho y espalda a tan temprana hora: un par de huevos fritos, bacon, tomate a la plancha y judías blancas con un toquecito de salsa de tomate….empieza el día con energía..y con una posible úlcera en algunos meses/años.

Después de agotadoras 8-9 horas en la feria y de innumerables tes o cafés aguados (innumerables no es una exageración,.. que afición la de tener una taza siempre entre las manos, ¿será para quitarse el frío sin necesidad de guantes?), cerrábamos el stand a eso de las 16 y conducíamos de vuelta al precioso hotelito. La verdad es que el camino era una maravilla, la campiña inglesa me encanta.

Tras la pertinente ducha, y relax de una horilla o así, taxi a la ciudad natal de Shakespeare y a disfrutar la cena, casi siempre en un italiano (no se comía nada mal, pero al tercer día ya cansaba) o como alternativa, las infaltables steak and chips (filete y patatas) que todos los ingleses (o al menos los que yo conocía) parecen amar. Una noche propuse ir a probar la que es ya la comida nacional de Inglaterra, es decir, la comida india, y fue imposible, nada de experimentar, volvimos a comer filete y patatas.

En todo caso la compañía era buena, el pueblo precioso y realmente lo pasamos bien esos días.

Cheers!