Un viaje cargado de «experiencias» en México y Colombia

Y es que estoy enfrascado en mil proyectos, entre otros se me ha ocurrido volver a las aulas para revivir, 20 años después, mi experiencia en el IESE que, cuando menos, me permitió montar Logisfashion junto con Carlos y Juan. Si señor, me he metido a hacer un Programa de Desarrollo donde todos son (somos) muy mayores. Mucho mayores que yo, pensé el primer día, pero pronto me di cuenta que siempre me trato con indulgencia, que ni mucho menos era el benjamín del grupo…

Veinte años no son nada, pero a veces miro a mis compañeros y es ahí donde de verdad tomo consciencia del tiempo transcurrido. Ahí y cuando acaba la clase y la gente sale en estampida al baño…hace 20 años ni sabía donde quedaba el baño en el IESE. Eso sí, es verdad que nos miman mucho y nos dan de comer y beber en abundancia, lo cual ayuda a que la gente salga en estampida. ¡Así estamos, haciendo concursos de quien va más veces y quien llega más lejos…como niños!

Pues bien, del IESE directo al aeropuerto para cruzar el charco de nuevo…y en turista, premium, pero turista, al fin y al cabo. Me hago mayor, pero sigo teniendo el espíritu del emprendedor ahorrador…que las cosas están muy difíciles. Mira por donde que la economy te sirve para departir con el prójimo e, incluso, sacar algún que otro contacto que tal vez sirva para el futuro.

Primera parada México donde Yuri (el optimista) va como una bala. No importa que algún cliente díscolo se vaya por las ramas, él tiene cola en la puerta para trabajar con Logis. Enhorabuena al equipo comercial con la siempre dispuesta Iris. Acabamos de empezar un proyecto inhouse con Decathlon y los comentarios por parte del cliente son inmejorables (aunque he de decir que en la comida miraba de reojo la tele donde el Atleti perdía en Sevilla ☹).

También estamos desarrollando el segmento de las empresas de juguetes con Bandai y el que más me impresionó, Distroller, con cuyo CEO cenamos en el magnífico Dulce Patria ese mismo día. Fue un día largo, pero mereció la pena que Yuri pagara la apuesta que hace tiempo le gané. Con buen tequila y los platos típicos de Martha Ortiz (que rico el extraviado) nos explicó el proyecto de Distroller liderado por su fundadora Amparín, que tiene que ser todo un personaje. Diseñadora y dibujante, recrea historias que le ocurren traspasándolas a personajes típicos de la tradición mexicana. Así, su recreación de la virgen de Guadalupe en accesorios con su Virgencita plis (que esta mochila se convierta en Gucci…) con peticiones extravagantes fue toda una sensación.

 

Distroller

Aunque el éxito de verdad le ha venido con los relojes fetales que crecen con el agua y que los niñ@s han de llevar a la tienda al cabo de una semana para que la enfermera, apoyándose en una máquina que recrea el útero humano del Dr. Bacterio, ayuden al nacimiento de la muñeca que será adoptada por la niña a la que los papás compraron la experiencia. Porque de eso se trata, y todo en la tienda está preparado para recrear esa experiencia, desde la enfermera (Tania en nuestro caso) hasta un sanatorio con incubadora donde las niñas dejan a sus bebés hasta que se recuperan de las terribles enfermedades que les aquejan. Toda una experiencia que me hizo visitar la tienda al día siguiente; fundamentalmente por la emoción que le ponía Eduardo (su CEO) al contárnoslo. Chapeau y seguro que tienen mucho éxito a nivel internacional, como el que han tenido en México. Ya han abierto un par de tiendas en EEUU y su plan de expansión (espero que con nosotros) va viento en popa.

Y como el viaje era relámpago, a las 6 de la mañana para Bogotá. Eso sí, no pude resistirme a comprar un par de botellas del Herradura Ultra que me regaló Yuri y que supera con creces a mi preferido, hasta la fecha, reposado. Llegando al control de pasaportes de Bogotá me di cuenta que me las había dejado en el avión. Carrera deshaciendo lo andado que había sido bastante y adrenalina a tope para llegar a la puerta de salida cuando lo abandonaba la tripulación. Hube de rogar a la de seguridad, pero finalmente las recuperé. Uff, suerte tuvieron Fede y Carlos que para ellos eran…

Colombia

No es Colombia un país fácil para vender (o no conseguimos que los clientes valoren el servicio de Logisfashion con lo que vale). Y desde luego no será por las capacidades y compromiso del equipo que nuevamente me demostraron (Fede, Yeymin, Eva…). Me fui optimista, como no puede ser de otra manera con la energía que desprenden. Más aún después de conocer finalmente el famoso Leo Cocina y Cava.

Y es que no cae bien la mediática dueña (Leonor) y me costó convencer a Carlos de acudir. Finalmente, no sólo vino, sino que tuvo el detalle de invitarme con maridaje y todo (Grande Villa). El maridaje si que fue un poco raro con fermentado de guayaba, licor de corozo, café anisado, ron Parce (espectacular) y algo de vino. Como bien decía Carlos, si el vino ya está inventado para que se meten en esas historias. El menú me pareció a partes iguales original y sabroso, con elementos típicos de los indígenas colombianos. No entendí casi nada de los platos, pero me entusiasmó un atún con polvos de hormiga culona y un ceviche con pirarucú, el segundo pez de agua dulce más grande del mundo que recordaba de cuando fuimos con Paula al Amazonas (no me supieron decir cual era el más grande).

Muy recomendable pues triunfa en su empeño de publicitar la tradición indígena y precolombina que, sin duda, es extraordinaria y poco apreciada por el esnobismo de las clases altas (vaya frase más pedante me ha quedado…). No es fácil encontrar en Bogotá (ciudad donde han proliferado como hongos restaurantes de corte mediterránea con una cocina aseada pero difíciles de diferenciar unos de otros) esta apuesta por lo tradicional con tanta calidad. Sin duda pienso volver, a ver si de esta manera pillo algún nombre más allá de los mencionados….

Los Apalaches

Después de una semana intensa en México con visita a Guadalajara para gozar de una opípara comida en el Corazón de Alcachofa y perder el avión de vuelta (era a las 7 pm y salimos del restaurante a las 9…sic) y de pasar por LA para visitar posibles implantaciones de Logisfashion, tocaba subir a Los Apalaches camino de Nueva York donde correría mi tercera «NYC marathon».

La semana previa fue intensa, no sólo por lo habido en México, sino también por varios temas  que nos ocupaban y preocupaban (puesta en marcha de Chile, Halloween con la puesta en marcha de los almacenes de Alemania y Panamá para Funidelia…). Probablemente no fue la mejor preparación de la maratón, pero, en fin, es lo que hay y el fin se semana previo lo pasaríamos en Atlanta (no es que pille de paso desde LA pero era el comienzo más razonable) para cumplir con el objetivo de recorrer los Apalaches subiendo la mítica Blueridge Parkway. Esta es una carretera panorámica -turística- que recorre los Apalaches desde Cherooke en Georgia hasta su final 800 kilómetros más al norte.

 

Fin de semana en Atlanta

 

El plan era pasar el fin de semana en Atlanta donde se me uniría Paula (ella si en vuelo directo desde Barna). Atlanta es una ciudad moderna y cómoda, famosa por la Coca Cola (visita insulsa el Coca Cola World), la CNN y, como no, Martin Luther King. No es que tenga mucho, pero en un país como EEUU se puede considerar histórica y es curioso visitar la iglesia baptista de Ebenezer y escuchar la grabación de sus discursos previos a ser asesinado por un Trump cualquiera en Memphis. Si, su “I have a dream” tiene su aquel para unos años en que hasta los autobuses discriminaban a blancos y negros…

Es por cierto una ciudad famosa por sus buenos restaurantes. De los que fuimos, el Optimist como restaurante y bar de moda cosmopolita tenía mucha gracia. Tomamos ostras de esas que no saben mucho, pero, al menos, no te clavan y como ya es tradición mía desde que descubrí que no era vino aguado, una botellita de Pinot Noir californiano que entra como la sangría .😉

Con coche de alquiler, confusos por el frío que hacía, llegamos 200 kms al norte de Atlanta donde empieza el Blue Ridge parkway a Cherokee. Sólo por el nombre merece la pena desviarse. Digamos que básicamente por el nombre porque el pueblo no tiene mucho más salvo un interesante museo indio que explica la larga marcha que tuvieron que realizar y que diezmaron la mayoría de las tribus cuando de esta zona los hicieron desplazarse hasta el gélido midwest (creo recordar que a Minessota o Idaho…vamos, no precisamente a Florida).

Y se puso a nevar en Cherokee mientras degustábamos una hamburguesa de avestruz en un restaurante donde no servían alcohol (sólo tienen ese privilegio, y el del juego), los casinos que pueblan la región están gestionados por los indios. Eso, y las múltiples tiendas de baratijas es lo más parecido a los indios con plumas que esperas ver. Para culminar un comienzo no muy prometedor, el camarero mexicano nos dice que el Blue Ridge está cerrado por el mal tiempo por lo que para llegar a Asheville (North Carolina), nuestra primera etapa, deberíamos ir por la highway.

 

El Blue Ridge Parkway

 

Pues vaya, hemos venido a recorrer el Blue Ridge y por estar fuera de temporada está cerrado.

¿Pero no era esta la época bonita donde veríamos toda la gama de colores otoñales en los bosques?

Ciudad estudiantil, cuna de la Bluegrass music (especie de música country propia de los Apalaches pero que no llegué a saber bien,  que era…) y con una gran variedad de oferta gastronómica. Nos quedamos en un hotelito centenario en las afueras  (Princess Anne hotel) que había sido desde reformatorio hasta hospital y cenamos en un restaurante que se vendía como de tapas pero que tenía bastante encanto (The Nightbell). Acabamos tomando una cerveza y escuchando música en directo (en busca del Bluegrass) en el famoso, en la zona, Jack of the Wood. Incluso compartimos mesa con estudiantes que nos deberían de ver como nosotros en su época veíamos a los Roper….

Y, ¡milagro, si que fuimos capaces de tomar el Blue Ridge!  Aunque sólo unos kilómetros en dirección a Blue Rock. He de decir que es conveniente llevar un mapa de los de toda la vida porque si vas de rollo Google maps a veces tienes sorpresas al fijar un destino sin tener claro a donde te diriges. No fue tanto por ese día, sino por el siguiente que, tras muchos kilómetros por el Blueridge y pasar highlights  ya en Virginia, le metimos al navegador la coqueta ciudad de Abingdon. Allí llegamos tras 200 kms que hicimos a contramano y que tuvimos que deshacer la mañana siguiente para volver a tomar el Blue Ridge.

Menos mal que era Halloween y tuvimos deliciosas imágenes con los lugareños…

Finalmente, llegamos a Charlottesville, sede de la UVA (University of Virginia). Desde la 200 South Street  Inn donde nos quedamos, nos recomendaron ir a The Whiskey Jar con más de 1000 variedades de whiskys de todo el mundo.

¿Sería allí donde Paula perdió la bufanda de Hermes? Tampoco fue lo primero que perdió…ni lo último.

Voy rápido porque lo más interesante es la casa que se construyó en la colina aledaña, el autor de la Declaración de Independencia en 1776, presidente durante 8 años y una persona curiosa, erudita y abierta a las nuevas ideas de la ilustración. Recuerda a las villas que se podían encontrar en la Toscana italiana.

Y ya tomamos camino hacia el norte, recorriendo algunos kilómetros de la Skyline Drive que recorre el Shenandoah National park y recorriendo los 800 kilómetros que nos quedaban para llegar a New York, cosa que hicimos 2 días después de que un loco se llevara por delante a 8 argentinos que celebraban los 30 años de graduación en pleno Manhattan.

¿Qué no tiene Nueva York?

 

Malo es ir justo cuando tienes que cuidarte para la maratón, pero hicimos algo que no había hecho nunca y que me pareció toda una experiencia: ir a un partido de los Knicks en el Madison Square Garden. Todo espectáculo y poca emoción, absolutamente diferente a lo que es el deporte en Europa y más cuando en el descanso ya ganaban los Knicks a los Phoenix Suns por más de 20 puntos…ni me acuerdo de como acabaron. Eso sí, como he hecho en las 3 maratones anteriores, la noche antes cenamos (y nos clavaron) con mi amigo Pistilli en el Cipriani de Central Station. ¡Eso y mi regularidad en las maratones, cada vez lo hago 9 minutos peor que en la anterior!

Y nada más acabar a coger el avión que la mañana siguiente empezaba un Programa en el IESE por los próximos 6 meses…como no tengo lío… ¡reciclaje lo llaman!!!

Llegó la hora de inaugurar nuestro Cedis en Chile

Si Señor, tocó el momento de inaugurar el nuevo Cedis de Logisfashion para su cliente Casaideas en Santiago de Chile.

Se trata de un proyecto en el que trabajamos desde hace más de un año y que nos ha obligado a construir una bodega de 14.500m2 cerca del aeropuerto de Santiago, en ENEA que es la zona de desarrollo logístico más cool del país.

Hemos vivido la construcción del proyecto desde su etapa embrionaria hasta la fecha del 10 de octubre en que celebramos el evento de inauguración al que acudió la flor y nata logística de la región.

El almacén cuenta con sistemas automáticos de picking y packing y está entre los más avanzados en cuanto a sorters, PTLs y sistemas de estocaje de producto. Capacidad para servir más de 20 millones de unidades anuales y le hemos metido casi 4 millones de dólares en tecnología.

Perfecta puesta en escena por parte de Lili que llevaba su tiempo trabajando in situ para lograr el éxito del mismo, conseguimos un éxito de convocatoria que ya querrían los gigantes de la logística.

Un proyecto a medida para CasaIdeas

 

 

Decir que Casaideas es un retailer chileno en el área del producto de hogar cuyo lema es “la democratización del producto de decoración”. Están creciendo mucho y hace poco ha invertido un fondo árabe con el que pretenden tener un crecimiento importante en la región. Un gran cliente que nos ha facilitado mucho el camino y con el que trabajamos mano a mano durante todo el proceso.

Aprovechamos la semana para celebrar el comité anual intercentros y tuvimos presencia del equipo a nivel mundial. Jornadas que se completaron con la conferencia que dio este Viajero en el 7mo LatamRetail Congresshop organizado por el Diario Financiero y  America Retail (ah, y el workshop de Pere…que no se me olvide…).

No estuvo mal la semana con el colofón del Comité que sirvió para que nos sentáramos en el diván del psicólogo gracias al encomiable trabajo de Josep María y Mario…

Hasta Carlitos se animó a venir y “coachearnos”. Ha aprendido mucho del Sr. Martínez 😉

En fin, que una noche decidimos dejarnos caer por un restaurante mexicano de un “escuchante” de la Conferencia que di. Este le tiraba a todos los negocios, pero lo que consiguió fue que 30 logisfashionitos llenaran el restaurante de su hermano. ¡Qué pena que nos sacara ese tequila claramente de garrafa!!! No nos lo merecíamos…Nunca probé un 1800 tan corrosivo.

Mucho mejor cenamos en el peruano al que nos llevó Lili , el Sarita Colonia, comida peruana travesti, muy kistch, santos y una decoración muy barroca y un tanto provocadores teniendo en cuenta que tenían a los héroes peruanos de la guerra con Chile de cabecera. Intentamos ceñirnos a un presupuesto donde el alcohol estaba racionado (un pisco sour por persona). ¡Qué debiles somos! …al final no podía faltar el vino en la mesa…

Y es que cada vez le estoy cogiendo más gusto al vino chileno. Ya el día de la despedida en el Mestizo, Don Mario siempre atento, me permitió gozar de un Terrunyo del 2015 magnífico. Sólo fue el preludio de la noche que vendría. Eso es lo que pasas cuando dejas a Gonzalo a los mandos.

 

No puedo terminar sin  agradecer el trabajo de todo el equipo de Logisfashion, esa gran familia que tenemos en cada uno de los países. En esta reuniones anuales te das cuenta de las ganas, el empuje y la motivación de todos.

¡Este es el verdadero motor de la empresa!!

Os dejo con el video del evento…

La tierra tembló en México

A este viajero chismoso le pilló el sismo acaecido en la Ciudad de México el pasado 19 de septiembre en las instalaciones de Logisfashion en Cuautitlán Izcalli. No hacia ni dos semanas de otro sismo (más potente en la escala Richter pero más alejado) que se había quedado en un susto en la Ciudad (no así en la costa oaxaqueña más cercana al epicentro). Se cumplían justo 32 años del terrible terremoto que el 19 de septiembre de 1985 destruyó la Ciudad de México con un número de víctimas altísimo, aunque jamás del todo desvelado.

Simulacro general

Todos los años, a las 11 de la mañana del 19 de septiembre, la Ciudad de México vive un simulacro general. Porque en la Ciudad de México se sabe que la tierra se mueve y que cada x años vendrá un temblor como éste. De hecho, éste no fue para tanto en términos Richter (7,2), pero fue muy cercano; su epicentro se situó en el estado de Puebla. Esto lo hizo devastador.
A este viajero le llamó la atención cuando por la mañana le dejaron la nota del simulacro en el hotel.

¡Qué poca previsión pensé!

Hace 2 semanas tuvieron un terremoto y entonces se dan cuenta de que no está mal hacer simulacros.

Este viajero desconocía que era algo anual, algo tipo homenaje a los caídos en el 85. Y desde luego desconocía lo que se nos venía encima. No debió tomárselo a broma pues mejor preparado habría estado. Cosas del destino, el simulacro fue a las 11 y el temblor a las 13. No dio tiempo a olvidarse para los que lo hicieron a conciencia.

  • A la misma hora que se iniciaba el simulacro, empezábamos el Consejo de Administración de Logisfashion México en las oficinas situadas en nuestra bodega de Cuautitlán.
  • A las 13 horas seguíamos enfrascados en sesudas discusiones sobre donde invertir recursos.
  • A las 13:12 el café de las tazas sobre la mesa empezó a agitarse a lo loco como si una cucharilla invisible se esforzara por remover el azúcar.
  • Diez segundos de silencio precedieron al movimiento brutal que nos sacó (eso si dignamente) de la sala junto con el resto de la compañía al punto de reunión en el patio.
  • Durante 2 minutos veíamos las farolas bailar una danza siniestra. Me impresionó el silencio con el que todos contemplábamos la escena deseando que acabara. No hubo pánico, no hubo gritos. Todo se mantuvo en una calma artificial hasta que la tierra dejó de temblar.

Ese fue el momento de comprobar que dentro de las instalaciones no había mayor daño. Afortunadamente estamos en zona donde el terreno es menos proclive que en el centro de la Ciudad y los edificios más modernos por lo que no hubo mayor problema. De hecho, continuamos el Consejo como si tal cosa, alerta ante nuevas réplicas que se produjeron, pero sin alcanzar a entender la catástrofe que luego comprobaríamos.

 

¡Qué impotencia!

 

La abogada del Consejo (que por cierto era su primer día con nosotros sustituyendo a Oscar el titular) nos empezó a dar datos de Info que le llegaba cuando se restablecieron las líneas. Que, si se había caído un edificio en la Ciudad de México, que eran varios en La Roma, que un colegio se había derrumbado atrapando a varios niños. ¡Que impotencia!!!
Probablemente lo más aterrador fue el silencio de la ciudad por la noche cuando volví al hotel.

En el barrio de Polanco, prácticamente vacío, solo se podía escuchar las motos de voluntarios que iban de los centros de acopio hacia las zonas más afectadas para llevar productos de primera necesidad donados para los voluntarios que trabajaban en las tareas de desescombro de los edificios caídos buscando víctimas. A solo 3 o 4 kilómetros, en la Roma donde yo había cenado la noche anterior, varios edificios habían caído con muchos muertos en el interior. Sin embargo, en Polanco todo normal, incluso la gente comía en silencio en los pocos restaurantes abiertos.

Estremecedor fue también vivir una réplica en el piso 26 tomando el ascensor. Se paró en el piso 25 y viví momentos de angustia sin luz encerrado con mi compañero accidental. Era este un señor calvo con gafas (sé que no es importante, pero busco ser descriptivo del momento). Tras breves instantes se abrieron las puertas mientras seguía temblando todo. Era el piso 24. Nos miramos (el señor calvo con gafas y este viajero). Noté el terror en sus ojos. Salió disparado hacía las escaleras y yo tras él a cierta distancia porque no entiendo perder la elegancia, así como así…y es en estos momentos donde se demuestra un estilo de vida.

Nos bajamos los 24 pisos resoplando (algo así como batir el record del mundo de bajada de escaleras a oscuras). Bajó tan rápido que se pasó 3 pisos la salida (yo me lo encontré en el lobby cuando volvió a subir lo bajado. En el lobby el piano seguía sonando. Ahí me dijo que era argentino (o más bien le escuché por primera vez un poco avergonzado por la escena de sálvese quien pueda).

No fue el comienzo de una gran amistad pero si nos tomamos una cerveza solidaria para sellar las bases de nuestro silencio que yo he desvelado a los millones de lectores de este Viajero….

 

Ayuda a los danmificados del  terremoto de México

 

 

De Bali a Komodo…

baliTremendo madrugón en Bali para tomar el vuelo a Komodo. Como suele ocurrir con las agencias se curan en salud y a las 5 de la mañana estábamos en el aeropuerto de Denpassar para tomar un vuelo que salía a las 7:30. Ni las pistas habían puesto todavía…

Labunbajo es la capital de la isla de Flores; aeropuerto y punto de partida para las excursiones al parque nacional de las Komodo.

¡Si señor!  

Íbamos a conocer al famoso Dragón, animal único que sólo habita en este parque y, en particular hay ejemplares, unos 2.000 en total, en 2 de sus islas: Rinca y Komodo.

 

Pasaríamos la noche en un barco entre las islas. Esperábamos algo un poco más sofisticado (ya ni siquiera lujoso) y más teniendo en cuenta el catamarán que compartieron unos argentinos a los que conocimos en la travesía. No tenía lujos el nuestro. Te podías contentar pensando en que era más auténtico, en que la tripulación era encantadora y se desvivían por nosotros, en que Alex disfrutó pues no había un “ventilador con patitas”, había 2…pero lo cierto es que era muy cutre; no sólo por el camarote donde dormiríamos en el que cabíamos con los pies fuera en una litera que compartíamos los 4 (y con los ventiladores ya inservibles tras pasar por las manos de Alex), ni tan siquiera por la cocina (sorprendentemente aceptable para el estado previo de revista) aunque si por el baño que preferí no usar (los buenos marinos saben usar el mar para esos menesteres).

Y si bien el barco fue lo que fue …ay! esa comparación con el catamarán con su camarote abierto al cielo estrellado rollo jaima árabe, las Komodo son una maravilla.

Y eso que al barco se unió que, no se sabe muy bien porqué, nuestro recorrido no incluyó highlights como hacer snorkel con mantarrayas.

Pero vimos dragones (muchos); tremendo animal prehistórico que ataca con su lengua bífida a búfalos y jabalíes y les deja morir infectados por una bacteria que porta en su lengua.

El siguiente no será el primer turista atacado durante la visita pues no parece que distingan entre búfalos y humanos. A todo esto, tu única protección es un guía adolescente con un tridente de madera que transmite cierta inseguridad.

Eso sí, fuimos capaces de tomar fotos inolvidables sometiendo al dragón. Si bien a una prudente distancia, el efecto óptico genera cierto sentimiento heroico nada más alejado de la realidad.

Y Alex pesado por volver con su ventilador mientras el guía nos imploraba silencio pues cruzábamos al lado de un nido de dragones con la “mamá” hambrienta buscando que dar de comer a sus crías.

Fijaros en la voracidad de estos animales que las crías escalan a los árboles para evitar que sus compadres se las coman. Rollo mantis religiosa, pero en animales de 3 metros de longitud. Dan ganas de llevarse uno a casa…

Aparte de maravillosas playas de aguas esmeralda y barcos que hacen el mismo recorrido que tú con turistas locales (graciosos éstos pues les gusta hacerse fotos contigo cual si fueras actor/actriz de Hollywood…), es un espectáculo la salida de los voraces zorros voladores de la isla de Kanawha. Estos abandonan en tropel la isla arbolada a las 18:20 (cuando anochece) para irse a alimentarse. Esperas ver pasar a unos cuantos, pero impresiona porque son miles de murciélagos gigantes que pasan por encima de ti como si fuera Batman y su cuadrilla. Es una de las cosas que más me impresionó del viaje. No digo que más que los dragones, aunque por inesperado me llamó más la atención.

Si bien la isla de Flores está a unos 600kms al este de Bali; la de Lombok está pegadita entre ambas. Dominada por el gran Volcán Rinjani que supera los 3600 metros de altura y que se puede apreciar desde cualquier parte de esta isla que ya no es budista como Bali, sino de mayoría musulmana (cosa que se nota en el carácter de la gente, no tan alegre). Eso sí, y aunque parezca ridículo, por esas cosas de las agencias de cubrirse y al tener que hacer escala en Denpassar, tuvimos que pasar/derrochar otra noche en Seminyak (al menos aprovechamos para que Alex apagara todas las velas y algunas antorchas del precioso (y caro) restaurante italiano en la playa de Seminyak: La Lucciola)

Estábamos alojados en Lombok (Jeeva Beloam Beach Camp) en un “campamento de playa” con 11 bungalows funcionales en una pequeña playa espectacular y completamente aislados. Con los servicios básicos, pero a todo lujo (“glamping concept” o camping con glamour). Aquí la agencia nos la volvió a jugar porque no se entiende que fuéramos los únicos sobrados que teníamos 2 bungalow, cuando el resto de familias con 2 hijos (y los míos caben en cualquier parte) tenían (y pagaban) un único bungalow…Todo era discreto, aunque no faltaba detalle para estar en tan tremenda localización. Eso sí, a partir del mediodía se levantaba un temporal (no viento, temporal) que impedía mantenerse en la playa y obligaba a búsqueda de otros lugares. Una opción era ir a la playa rosa que estaba resguardada y permitía estar más a gusto, además de una puesta de sol espectacular.

 

Actividades no nos faltaron durante las 4 noches (cada vez que me acuerdo lo de los 2 bungalow y lo que costaban…) aunque la más espectacular, entiendo que también un poco frívola, aunque mejor no juzgar, fue la visita de madrugada al Fish Market de Tan Jung Luar.

Todo en si fue una puesta en escena bestial; llegada en barca amaneciendo, la isla previa llena de estrellas de mar gigantes, la gente tocando a los niños pues pensaban que daba suerte tocar rubios (y Gueorgui acojonadito) y, por supuesto, lo que hace famoso al mercado: los tiburones. Daba penita ver esos poderosos bichos expuestos al sol con el único objetivo que arrancarles la aleta para exportarlas a Singapur para hacer sopa de aleta de tiburón…pero…qué impresión!!! Vale más una imagen que mil palabras….

Por cierto, acabamos el día comiendo en un restaurante flotante langosta pescada allí mismo; no digo que fuera muy sabrosa pero, aunque sea para el curriculum, como mola poder contarlo!!!

¡Y para acabar con Indonesia, un filón los carteles en los baños…lo que se aprende delante de un urinario!!!

Este verano … ¡a Bali, Indonesia!

Primera parada en Indonesia; probablemente el destino más turístico, donde primero se empieza a conocer este inmenso país y, donde, curiosamente por lo turístico que es, más maravillosa es la gente. De Bali destaca especialmente eso: Su Gente.

lo mejor de bali su genteEn un país inmenso, con más de 600 islas desperdigadas en 3 husos horarios alrededor del Ecuador y más de 250 millones de habitantes (el cuarto del mundo), Bali es un reducto hinduista en el país con mayor población musulmana del mundo.

Y tal vez esta amabilidad venga por este espíritu sencillo de laissez faire de los hinduistas en contraste con religiones monoteístas mucho más intrusivas.

Te dejan hacer con una naturalidad y simpatía que te desarman. Y hablo con conocimiento de causa porque gestionar la relación con Alex (mi hijo pequeño con autismo) no es precisamente fácil y estamos muy acostumbrados a las malas caras…pues nada de eso, todos nos daban lecciones sobre cómo gestionar sus obsesiones…o sobre cómo hacer para gestionarlas sin un mal gesto.

 

Lo mejor de Bali… ¡su gente!

 

Bueno, salvo en el hotel de Munduk (precioso hotel enclavado en la montaña en una plantación cafetera al norte de la isla) donde le pedí que diera un beso a una camarera que se había portado con extrema simpatía. Alex estaba sembrado y se levantó corriendo a abrazarla. El susto que se pegó esta y el resto de camareras (otra característica de Bali es lo pequeñitas que son) hizo que Alex se creciera y empezara a perseguirlas por el restaurante con la mejor de las intenciones. Ellas salieron disparadas a encerrarse en la cocina (asustadas ante la efervescencia amorosa de Alex) que las perseguía por el restaurante mientras no podíamos dejar de reírnos. Todos nos reíamos salvo una pareja de ingleses estirados con también dos niños que nos hicieron la cruz.

He de decir que, probablemente, también había influido que, por la tarde, habíamos copado el jacuzzi calentito desde donde vimos la puesta de sol a 2.000 metros de altura con la majestuosa vista del mar al fondo y lo que creo era el Monte Raung ya en la isla de Java. Si, probablemente esto influyó negativamente, pero es que se estaba también dentro, incluso mejor que en la piscina de aguas infinitas climatizada (porque hacía frío…) aunque no tan calentita como el jacuzzi.

 

Todo empezó con un error…

 

Era nuestra primera parada real en Bali y todo empezó con un error en la agencia que había reservado en las mismas fechas del mes siguiente…y el hotel estaba a tope…17 de agosto ya se sabe.

A duras penas conseguimos una habitación para esa noche y que los dueños nos dejaran la habitación de la hija para la segunda noche (no estaba mal dicho sea de paso…la habitación me refiero…).

No fue el comienzo soñado. Adicional, yo llegaba con un buen constipado de la escala en Doha (parece mentira que puedas pasar tanto frío en un sitio tan caliente…que manera de derrochar energía tiene esta gente) y el viaje se me hizo un poco largo. Paramos a visitar un par de templos, uno en un lago y otro, Tanah Lot Pura, en una roca sobre el mar. Tal vez demasiados turistas…no era precisamente un ambiente mágico de recogimiento.

Curioso el templo protegido por una pequeña serpiente marina parece que es tremendamente venenosa.

Y en un pequeño local pudimos conocer a un zorro volador (ya os contaré más adelante) y a las famosas civetas que, a través de su aparato digestivo, “tratan” los granos de café arábico para crear el famoso y carísimo Luwak o café “cagado” por estos curiosos animales.

Pudimos probarlo y, afortunadamente, no logramos detectar las notas aromáticas que nos vendían como incomparables. Esto lo hicimos antes de ver la materia prima directamente recogida de las jaulas de los animales… ¿A quien se le ocurriría que las enzimas digestivas de estos bichos podían mejorar las notas sensoriales de los granos de café? Imagino que a alguien con iniciativa marketiniana al que las civetas se le comieron los granos recién cultivados…

Nuestra siguiente etapa el parque nacional de Bali Barat, situado al oeste de la isla desde donde se ve perfectamente Java.

Aparte de monos y ciervos, el parque es uno de los mejores lugares de Bali para bucear, exactamente en el enclave de Medjangan.

Y allí, en el hotel con el mismo nombre situado idílicamente en el parque natural, y mientras hacíamos checking, nos volvimos a encontrar con la familia de ingleses. La cara de la señora fue un poema al vernos.

 

 

¡Otra vez los rubios diabólicos!!!!

Maravilloso el snorkeling, aunque un poco transitado (¡el año que viene bucearemos de verdad, prometido!) y no menos agradable el masajito en el SPA con vistas a la bahía y el volcán de fondo natural (un espejo situado estratégicamente permitía la visión mientras recibías el masaje).

Paula dio la nota perdiéndose por el parque mientras hacía jogging al anochecer y ser perseguida, según ella, por una manada de ciervos enloquecidos…

 

Finalmente Ubud

Y ya Ubud, el centro de peregrinación cultural de la isla y lugar de culto para los amantes del yoga y de los arrozales.

Paisajes estos increíbles, como también lo era el hotel donde nos alojamos (Wapa di Ume).

Cincuenta sapos capturados por Gueorgui poblaron durante horas la bañera de los niños (afortunadamente en cuartos separados) con el consiguiente conflicto con la dirección del hotel. Finalmente fueron liberados antes de que las cosas fueran a mayores.

Ubud también es famoso por su “Monkey Forest” donde estos simpáticos animales hacen todo tipo de tropelías a los turistas que les dan de comer, y por sus masajes baratos. ¡He de decir que es de los pocos masajes que me he dado en el viaje donde ni me he dormido, ni se me ha hecho corto porque el local (y la masajista) eran un poco guarrillos, pero…por 7€ que esperas malandrín!

El pueblecito está atestado de turistas y de restaurantes con encanto. De los que probamos, el Hujan Locale fue el que más nos gustó. Hay otros más renombrados de cocina de autor (Mozaic) pero no procedía con los enanos. Nos habían recomendado mucho el Ibi Rau, pero a mí personalmente me pareció normalito…si acaso mejor el Café Wayan en la misma calle.

Curioso el Ubud market en plan mercado de artesanías con cierta gracia por lo caótico. Especialmente divertido si vas con Alex empeñado en comprar todo aquello que no se vende, sino que decora los locales. Finalmente hizo su agosto un vendedor que tenía en la tienda un reloj del Chelsea que acabó vendiéndonos a precio de oro…

 

 

Este viaje no ha acabado … siguiente etapa: Visita al Dragón de Komodo!!!

Doha bien vale una escala

No tiene el encanto de su competencia en escalas (Dubái) pero es una ciudad curiosa de ver, al menos para dedicarle 3 o 4 horas si se tiene una escala de 10 como nos ocurrió en la partida de nuestro viaje familiar a Indonesia. Y cuando te tienes que planificar con niños todo es más difícil.

Qatar, como los Emiratos Árabes Unidos, han entendido que no van a vivir siempre del petróleo y que tienen que aprovechar las inmensas cantidades de divisas que actualmente reciben por ese concepto para desarrollar industrias futuras y no dedicarse a malgastarlo y olvidarse de las generaciones futuras. Para ello se han basado en 2 sectores fundamentalmente debido a su posición geográfica: el turismo (y colateralmente las aerolíneas por su buena posición geográfica para escalas entre Europa y Asia y los bajos costes de combustible) y la logística al ser puertos de paso de toda la mercancía Asia-Europa.

Con 3 millones y pico de habitantes (de los cuales aproximadamente medio millón son locales con unas condiciones de vida subvencionadas espectaculares gracias a nacer donde nacieron: educación gratuita en cualquier universidad mundial, 50% del coste de la vivienda, 5.000$ mensuales por que sí…) y casi 3 millones de inmigrantes (pakistaníes, bangladesíes, filipinos…) actualmente están sometidos a un bloqueo por parte de sus vecinos que ha exacerbado su espíritu nacionalista (todo la ciudad está llenas de fotos en tamaño gigante del Rey/Emir).

El bloqueo es teóricamente por financiación de yihadismo (ergo terrorismo islámico) aunque me parece curioso que quien lo haya promovido no es sino Arabia Saudita; la mayor financiadora de terroristas, pero “amiga” de EEUU por la cantidad ingente de armas que les compra (bueno, no sólo a EEUU que España también tiene algo que decir…). De todas maneras, no parece que esté afectando de manera radical en el día a día del país ….

…todo esto dicho desde mi absoluto desconocimiento tras una escala de 3 horas en el país.

Qatar Airways (gran aerolínea) te ofrece tours gratuitos si haces escala (incluso con visita al desierto) pero no nos fue fácil entender como hacer la reserva por la hora en que llegábamos y las opciones que nos daba la agencia eran ridículamente caras (500$ por un tour). Así que llegamos con una mano delante y otra detrás, pero nada más pasar los trámites aduaneros (qué fácil es siempre todo en estos países) nos ofrecieron un tour de 3 horas por 75$ que aceptamos gustosos…como siempre tirándonos de cabeza al vacío.

 

Pasamos por el zoco (me pareció mucho más auténtico que el de Dubái) con animales vivos y disecados (que hicieron las delicias de Gueorgui) y tiendas de relojes (que hicieron las delicias de Alex y donde, como no, cayó el primer relojito del viaje…), por el paseo marítimo (La Corniche) donde tomamos un barco tradicional que nos cruzó en media horita al downtown, fuimos a la isla artificial (también parecida a la Palm de Dubái), vimos los espectaculares campos de fútbol que han construido para el mundial de 2022 y acabamos en un Centro Comercial de esos que solo te encuentras en estos países. ¡Fuera estás a 38º y dentro te mueres de frío…hasta el punto de que había una cancha de hockey hielo!!!

Como no, al ser un Mall con acento italiano, tenías tu canal con góndolas venecianas (es muy normal que cuando vas a comprar te apetezca dar un paseo en góndola…a mi me suele ocurrir) y un parque de atracciones del que nos fue difícil escapar ante la insistencia de Alex. 😅

Y de vuelta al aeropuerto que nos quedaban 10 horitas más de vuelo hasta nuestro destino final: Indonesia (para ser más concretos Denpassar, la capital de Bali que sería nuestra puerta de entrada al país de las 600 islas)

La maleta que no quería llegar

Ya lo decía yo, con mi famoso maletón verde limón esto no hubiera pasado. Y es que fue cambiar de maleta en este viaje en que estaría fuera menos de una semana y correr todo tipo de desventuras persiguiendo la maleta.

Todo empezó raro cuando, en el aeropuerto de Barcelona, empezaron a echarse la culpa entre American e Iberia. Ésta última porque no le dejaban sacar las tarjetas de embarque del trayecto final Miami-Medellín y la primera porque los de Iberia no sabían cómo hacerlo. Posteriormente decidieron tirar por la tangente asegurando que si no salía es porque no tenía la ESTA en regla para pasar por EEUU y que, por supuesto, no tenía nada que ver con ellos.

A ver”, intenté razonar con la señorita de American adonde me derivaron desde Iberia, “si acabo de volver desde EEUU el mes pasado sin problemas” …  «pues algo has hecho mal con la reserva»… «hombre, yo desde luego que no, si acaso en la agencia pero….coño, soluciónenlo que es su sistema…y mi ESTA es correcta”

Partidita de pingpong, al final me sacan la tarjeta en American, pero me mandan a Iberia para facturar, la de Iberia me dice que los de American me han puesto nosequeleches de seguridad y que en Madrid me van a revisar hasta los calzoncillos…que no me puede sacar la etiqueta de la maleta hasta Medellín; bueno, que me lo puede hacer a mano. “No se preocupe, ya la agarro yo en Miami y hago el transfer”. De todas maneras, en el aeropuerto de Miami nunca se sabe cómo hay que proceder y me quedo más tranquilo viendo mi maleta llegar.

Pero no llegó. Una hora de espera mientras contemplo desolado que todos mis compañeros de vuelo van recogiendo las maletas. Caos de aeropuerto, por cierto. Me empiezo a poner nervioso y pido la ayuda de una amable señorita que atiende a los pasajeros de American (no soy el único en problemas). Me presta más caso del que merezco. Me acompaña, me asegura que mi maleta ha llegado porque lo dice el sistema. La buscamos. No aparece en la cinta ni en los alrededores. Obvio yo busco mi maleta (una Piquadro azul). Me sorprende cuando me dice convencida que he de mirar la etiqueta, no la maleta, que lo que importa es la etiqueta. Hombre, yo preferiría llevarme mi maleta, aunque la etiqueta diga lo contrario. Finalmente, para quitarme de encima (fue un día en que tenía la sensación de molestar allí donde estuviera) consulta el ordenador y me dice convencida que la maleta la recoja en Medellín, que ha llegado y alguien (¿un ángel de la guarda?) la ha reenviado a Medellín…

  • «Pero si venía facturada a Miami”
  • “No importa, te llega a Medellín…y corre que pierdes la conexión!”.
  • Sin duda, no sabía cómo darme puerta.

 

No sólo llegamos a Medellín con 2 horas de retraso (a mis 5 de la mañana, por cierto) sino que José María, que se me había incorporado en Miami él habiendo hecho escala en Londres, recogió su maleta con absoluta tranquilidad (facturada desde Barcelona). De la mía, como era lógico, Sin Noticias. Que no me preocupara, que me llegaría en el vuelo de la mañana siguiente, que se había quedado en Miami.

Para no hacer el cuento largo, 48 horas después había abierto 4 canales de comunicación con American y la maleta sin llegar. Y mi problema es que se acababa la feria por la que habíamos ido a Medellín (Inexmoda: La semana de la Moda en Colombia) y tenía vuelo a Santiago esa misma noche:

 

1.     Yo hablaba con Medellín. Cada vez con una interlocutora diferente que atendían estoicamente mi nerviosismo creciente. Si me han perdido la puñetera maleta, díganmelo por favor, no concibo que sean tan incompetentes en Miami para no ser capaces de enviarla si la tienen controlada. No se preocupe, me contestaban retóricamente porque si que lo estaba, yo mando un mensaje a mis compañeros de Miami y a ver si hay suerte y llega en el próximo vuelo…aunque mejor llame Vd. que le harán más caso…

2.     Indignado publiqué un tweet al que me respondieron que tomaban nota desde American y que el departamento de maletas estaba haciendo todo lo posible para satisfacerme. Les dije que una forma fácil de conseguir mi satisfacción total era meter la maleta en un avión con destino a Medellín, que no era tan difícil. Ahí se pusieron serios y me pidieron los datos de la maleta (la primera respuesta eran fuegos de artificio) y la reclamación. Finalmente, ante mi viaje inminente a Santiago, que les diera la dirección del hotel en Santiago que me lo mandaban…

3.     Por su parte, Raquel desde España hablaba con American España y un iluminado le comunicó que la maleta no la enviaban porque estaba pendiente de que yo firmara un papel en la aduana…y que yo lo sabía (en plan rollo Julio Iglesias…). Por supuesto novedad total para mi….

4.     Fede me hizo el favor de llamar a American Miami donde, después de muchas vicisitudes y de conseguir unos números de referencia internos que sólo ellos sabían pero que teníamos que proporcionarles nosotros (sic) nos mandaron un mensaje a las 4 de la tarde que la maleta llegaba esa tarde a Medellín…que qué hacían con ella? Por Dios, que no la toque nadie que yo la recojo esta noche cuando tome el vuelo hacia Santiago.

 

Por increíble que parezca, allí estaba. La recogí en American. La maleta estaba destrozada (es cierto que ya era una maleta vieja que pensaba jubilar en breve) y, después de 48 horas extraviada, como única disculpa me hicieron firmar un papel de que me lo entregaban. Que reclamara al maestro Armero me vinieron a decir cuando le dije que alguien la había abierto (en este caso a la TSA o aduana americana…seguro que me iban a hacer mucho caso…)

En fin, que la recogí e inmediatamente, sin darme tiempo a darle muchas vueltas, la volví a facturar con destino a Santiago. Mañana sería otro día y vería si seguía teniendo espíritu viajero mi maleta.

Como bien me dijo mi amigo Derek (gurú tecnológico): “siempre que vuelo coloco a mi maleta un aparatejo llamado Lugloc, que debe de ser una especia de GPS, con el que gozo de sus viajes  cuando difieren de los míos…”

 

 

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Photo by Samuel Sosina on Unsplash

 

3 países, 8 ciudades, 13 aviones y 6 hoteles en 10 días

El viaje en cifras

Ha sido éste del que acabo de volver un viaje extraño, un viaje con muchos hechos, pero pocas historias. Me explico, un viaje donde han pasado muchas cosas, pero poco reseñables. Como resumen:

  • He visitado 3 países (EEUU, México y Colombia)
  • He tomado en 10 días un total de 13 aviones
  • Me he levantado 4 días a las 5 de la mañana o antes, dos días a las 4:30, casualmente dos días en Colombia gracias al “maravilloso” trato que siempre me prodiga Fede (conocedor de lo poco que me gusta madrugar…)
  • He dormido en 6 hoteles diferentes + una noche en el avión
  • He visitado 8 ciudades diferentes (especialmente memorable el miércoles pasado que estuve el mismo día en Bogotá, Cali y Medellín…recorrido express por Colombia)
  • Me leí 3 libros; el interesante thriller sobre el mundo del fútbol que me dedicó su autor el periodista ecuatoriano Jaime Cevallos, un ensayo sobre la figura del emperador Maximiliano que “reinó” en México durante 3 años en el siglo XIX apoyado por Napoleón y el estudio sobre el sexo de Talese basado en las investigaciones del voyeur profesional de Colorado que se compró un motel con tal propósito (El Motel del Voyeur). Adicional me dio tiempo para comenzar la última novela de Cercas sobre su tío falangista fallecido en la Guerra Civil.
  • He visto 6 películas en los vuelos; ninguna para el recuerdo.
  • Eso sí, he tenido alguna comida memorable que explicaré luego pero también muchas cenas en hoteles, destruido por el tute que llevaba.

 

Respecto al tema cenas, sin duda,  uno de mis favoritos; destacaría la cena inicial recién bajado del vuelo que me llevó a Miami vía Londres con nuestro socio en USA, mi amigo asturiano Javier, que tuvo el detalle de llevarme al Gabbiano en una terraza con vistas a la bahía de Miami y donde nos bebimos un par de buenas botellas de Cabernet del Valle de Napa. Espectaculares los papardelle con bogavante que nos sirvieron para digerir el vino….

También disfruté como un enano la comida en Guadalajara con Gustavo nuestro abogado que siempre nos trata de lujo. Espectacular el corte de carne de casi un kilo que nos metimos al buche en el Corazón de Alcachofa. Por cierto, magnífica la recomendación de vinos mexicanos que nos dieron (lo apunto para recordarlo: Santo Tomás Único). Hacen magníficos vinos en México, aunque caros. Es un viaje que tengo pendiente, visitar el Valle de Guadalupe y las bodegas en la Baja California Norte. Por no hablar del tequila Reserva de la familia D. Julio con el que acabamos la comida.

Con Jorge y Pau cenamos en México…como siempre en el sitio de moda; ahora debe de ser el Centralito en la calle Anatole France.

 

Finalmente, por curiosa, entre reunión y reunión, no dejo de mencionar la única comida en la fría y lluviosa Bogotá en el Restaurante Pórtico hacía Chía.

Pedí un rico ajiaco que me asentó el estómago.

Y yo tenía a Yeymin por gran gourmet hasta que se pidió la paella valenciana…

 

 

 

 

 

 

Dubai no es para mochileros

Ya me tocaba ir a China después de casi un año sin dejarme caer por el lejano oriente…y en esto que en un arranque impetuoso me dije de hacer una paradita en Dubái y qué mejor que llevarme a Paula para conocerlo. Y ni cortos ni perezosos nos dejamos caer en Dubái para pasar un fin de semana que se prometía caluroso por las fechas.

No es que pensara que fuera a ser barato, pero como saqué el hotel con puntos de Intercontinental (gran hotel el Intercontinental en plena Marina) y mi vuelo era de paso…pues no pensé yo que la broma se nos escapara demasiado de las manos.

Pero Dubái es caro, si amigos, muy caro; sólo los taxis (y los vuelos de Emirates) son baratos…curiosamente todo lo que tiene que ver con el petróleo que es lo que le ha dado vida a este emirato. Aquí todo te lo cuentan antes y después del petróleo como si te hablaran de antes y después de Cristo.

Lo que hacían antes los beduinos nómadas y los pescadores que poblaban este asentamiento donde, por su estratégica posición, se comerciaba desde hacía tiempo entre Asia y Europa. Pero básicamente les cambió la vida cuando se dieron cuenta que tenían el culo encima de una de las mayores reservas de petróleo del mundo…y lo que eran dejaron de serlo para convertirse en nuevos ricos. O eso dicen porque dubaities como tal pocos ves. De una población de 8 millones, solo hay medio millón de locales que tienen unos privilegios descomunales.

El jeque les entrega una casa de 500 m2 cuando se casan, un sueldo anual porque si…todo para que se arrejunten entre ellos y procreen…y es que, debido a la alta inmigración y la dificultad que paquistaníes, indios o filipinos tienen para traer a las familias, la tasa de hombre/mujeres es de 3/1…todo está descompensado aquí.

Eso sí, como tienen dinero y una estrategia clara; ser el centro turístico donde se gasten la pasta todos los ricachones de la zona, han apostado claramente por el turismo…y todo a lo grande, no les vale ser segundos: el edificio más alto del mundo, el parque temático cubierto más grande del mundo, el hotel de más estrellas, la aerolínea más chula (esto lo digo yo) ….

Hablando de hoteles, después de un primer día de relax en la piscina del hotel (salimos a dar un paseo por la playa a mala hora y salimos escaldados por el calorón…no deja de ser pleno desierto…), teníamos reserva en el restaurante del famoso Burj Al Arab (el hotel de siete estrellas…). Pensé que era una forma de conocer el hotel sin tener que pagar los 1000€ que vale la noche y me gustó la idea de cenar en el restaurante de la planta 27 (Al Maharat). Todo bien salvo que el tema empezó con que NO nos dieron una mesa con vistas sino una en el centro del restaurante de lo más normalita. Ya no me gustó demasiado y menos cuando vi los precios de los vinos. Coño, no me planteaba una cena así sin vino, pero es que el más baratito rondaba los 200€…repito el más baratito que en España te cuesta 20 en un restaurante y te quejas…os podéis imaginar a cuanto ascendió la cena, sin vistas y que no se pasó…en fin…ya os dije que no es para mochileros.

Merece la pena visitar la parte antigua de la ciudad con un zoco curioso donde si o si te colocan cosas. ¡Mira que le insistía a Paula en que no se dejara seducir por los cantos de sirena, pero…hasta a mí me convencieron con sendas camisetas de Griezmann que acabé adquiriendo para Gon y Gueorgui…como saben los muy zorros! Y es que hay que hacer patria aunque sean falsas…digo yo que a más demanda…todo cuenta.

Lo mejor sin duda fue la excursión por el desierto. Te llevan en unos land rovers vintage espectaculares y puedes apreciar la inmensidad del mismo. Orix, gacelas, espectáculo de halcones (no podía faltar) y cena final en un campamento muy chulo. Lo mejor la shisha (no sé lo que le metieron a Paula en la misma) y nuestras amigas paquinglesas que no dejaban de hablar. Que tipas más simpáticas…para un ratito.

Estas nos convencieron de subir al Burj Kalifa en nuestro último día. 850 metros de edificio que, por supuesto, es el más alto del mundo.

Lo que creíamos que había costado 100 Dirhams (25€ al cambio) resulta que fueron 1.000 (se nos escapó un cerito) …es decir que subir nos costó 250 euracos…eso sí, trato VIP con fast track…en fin, lo dicho, Dubái no es para mochileros (o iban a pasar mucha hambre…)