Paralelamente con Colombia, estamos desarrollando el proyecto de Logisfashion en Panamá. La verdad es que es un enclave estratégico pues, como bien sabréis y por extraño que parezca, el Canal de Panamá ¡está en Panamá!
El mismo que están actualmente ampliando construyendo el tercer canal y donde se ha enfangado (y de paso ha enfangado la imagen de todas las empresas españolas) Sacyr. El mismo que durante años intentaron construir allá por el siglo XIX los franceses encabezados por el ingeniero Ferdinand de Lesseps que se empeñó en hacer un canal a ras de suelo, horadando las montañas que se cruzaba por el camino. No contó con que era cruzar la selva, ni contó con la malaria que se llevó por delante a muchos miles de trabajadores incapaces de aguantar las condiciones infernales del trabajo. Finalmente, arruinados, acabaron desistiendo y fueron los americanos los que finalmente llevaron adelante el proyecto pactando con el gobierno colombiano a la que en esos años pertenecía el territorio.
Fueron 2 las claves del éxito de la empresa; contar con un sistema de vacunación contra la malaria y eliminación de aguas estancadas que permitió reducir los índices de mortalidad de los trabajadores y no hacer el canal a nivel sino con un sistema de esclusas. Imagino que también tendría que ver la organización y logística del ejército americano (seguro que muy superior a la iniciativa francesa).
El hecho de que el Canal cruce Panamá, hace que en la parte Atlántica del mismo (en la Pacífica está la Ciudad de Panamá), se haya desarrollado una Zona Franca (la Zona Libre de Colón) que, probablemente, es la más importante de América como hub logístico (lejos, eso sí, de las asiáticas). Es también una zona bastante caótica, incluso peligrosa si te adentras en la ciudad de Colón y complicada de encontrar espacios libres pues es muy demandada por los empresarios locales y foráneos que quieren aprovechar las ventajas en cuanto a pago de IVA y aranceles. Afortunadamente, nuestro socio local es dueño de varias naves en la zona por lo que tenemos el factor nave asegurado.
La Ciudad de Panamá, donde llegamos bien tarde y estuvimos sólo un día viendo temas de abogados y poniendo en marcha el cotarro, tiene bastante gracia. Contrasta los nuevos edificios en las zonas de desarrollo hacia el oeste con la ciudad vieja colonial. Mucho dinero ha entrado en los últimos años de origen, cuando menos, de difícil justificación convirtiéndolo, por sus especiales condiciones fiscales, en un centro financiero mundial. Esto ha hecho que se desarrollaran construcciones que recuerdan más al desarrollo de ciudades chinas que centroamericanas. Van ganando permanentemente terreno al mar, de hecho, el hotel que estaba en primera línea ya le han metido la costanera y un bonito, eso sí, paseo marítimo que recorre todo el malecón. Más penoso me parece el cinturón que se han inventado para circunvalar el casco viejo por el mar…será útil pero es feo, feo…
El Casco Viejo, que es pequeñito, tiene mucho encanto. Con edificios rehabilitados, bonitas vistas a la bahía (pena de circunvalación) y buenos restaurantes. Nos dejamos caer por el Tántalo que se pone muy animado y donde después de cenar (comida internacional sin más) te puedes tomar una copa en la terraza de la azotea con maravillosas vistas…y con americanos pedorros bien borrachos a base de tequila matarratas (si no que le pregunten a Yuri que me acompañaba).
Falta un poco de trato al cliente. Tal vez porque sea un país donde el turismo no hace tanto que se desarrolló y el sector servicios no es el más destacado. A modo de ejemplo lo que me pasó cuando llegué al Tántalo y pedí la mesa que me habían reservado desde el hotel (haciendo la llamada delante de mí).
“No tiene reserva, caballero” un negro enorme pegado a una carpeta donde apuntaban las reservas.
“Si, mire, han llamado desde el hotel Miramar…yo estaba delante cuando han hecho la reserva para las 9 a mi nombre”
“Le digo que no está apuntado, eso ocurre muchas veces, dicen que le han hecho la reserva y no es verdad”
“no diga tonterías” me salió “¿para qué van a hacer eso?”
Ufff…y lo peor es que había mesas de sobra pero tomó el negro enorme la postura de indignado por mi comentario y acusándome de faltarle al respeto me obvió y pasó al siguiente de la cola…Tuve que contar hasta 10, comerme mi orgullo, disculparme como si realmente le hubiera insultado y al final conseguí la mesa…
aunque ya os digo que había mesas de sobra….