Cheliabinsk está más allá de los Urales técnicamente ya no es Europa sino Asia y es la puerta de entrada a Siberia. Es una ciudad de un millón de habitantes que, en la guerra fría estaba prohibido su acceso a los extranjeros pues allí había varias fábricas de armamento (creo que los famosos cohetes Katiushkas que los palestinos lanzan a Israel se fabricaban aquí). En invierno hace frío, mucho frío y sorprende encontrarte con temperaturas de 32 grados bajo cero con un sol radiante. No están muy acostumbrados a los turistas por lo que sólo había un hotel decente (El Victoria) que sería un 3 estrellas en España a precio de 5 estrellas. Había otro, el Malakhit que aunaba todo lo malo del capitalismo y del comunismo (y si me apuras del budismo….). Chocaba estar en el piano bar del Victoria (en manga corta porque lo que yo pasé en Rusia fue, sobre todo, calor en el interior de los sitios) tomando un blinis y entrar un solazo por la cristalera como si fuera verano. Salías fuera y el termómetro marcaba -32 grados!!!
Curioso el concepto de la distribución de la habitación ya que, nos dieron una especie de apartamento con 2 habitaciones (lógicamente una quedó sin utilizar) y un despacho con biblioteca y marco para foto de familia. Eso si, tanto derroche de espacio para que en el baño no te cupieran las rodillas si te sentabas en el WC….
Una tarde dijimos de coger el bus para ir al centro (entre otras cosas porque comunicarse con el taxista era harto complicado); salimos bien abrigados y pensamos; “ no es para tanto”. Tras los primeros 5 minutos de espera se te empiezan a congelar los dedos de los pies; luego los guantes y el gorro empiezan a resentirse, el pantalón no abriga….
En Cheliabinsk hay una plaza graciosa (Lenina Ploschad) donde en invierno montan castillos y toboganes para niños hechos de hielo. Alrededor de la Kirova Ulitsa se situan los bares y restaurantes más interesantes (siempre copiando a los americanos menos el gran Baden Baden que era a la vez restaurante, casino y puticlub….difícil de entenderse, a pesar del dominio de Paula del ruso casi acabamos encamados con una bella señorita cuando pedimos la comida).
Nizhni es más Europa (pero tampoco mucho más). Bonita pues es encrucijada de ríos (el Volga y creo que el Don) y tiene un bonito Kremlin. Cuna del gran escritor Gorki, tiene una calle peatonal espectacular con una restaurante (Bezukov) recomendable.
La casa cuna donde recogimos al pequeño Alex (a diferencia de Cheliabinsk que estaba en pleno barrio metalúrgico…) estaba en un pueblito (Vicsa) a un par de horas en coche por carreteras heladas.
Ese viaje te da idea de lo complicada que es la vida en un sitio como Rusia con esos inviernos oscuros, tristes y helados y porqué el alcoholismo es el principal problema de una sociedad tan dura como ésta….