Después de una escala en Bogotá donde conseguimos cerrar el fichaje de quien será el Director General de Logisfashion Colombia y quien estamos convencidos nos va a aportar muchísimo para el desarrollo de la compañía. Además de eso Bogotá nos premió con una cena maravillosa con Carlitos y Sra. (tras visitar la nueva mansión que se nos ha comprado el matrimonio más mediático de Colombia) en el café Niko, con 2 jornadas de lluvia y frío que nos hicieron olvidar rápidamente el benigno clima chileno (cómo me cuesta acostumbrarme al plomizo tiempo bogotano). Y un gran descubrimiento, que el Director del hotel donde cada vez más nos sentimos como en casa, el Exe Bacatá cercano al parque de la 93, es un forofo atlético y pudimos ver conjuntamente (junto con varios amigotes suyos todos colchoneros) el Barça-Atleti de la ida de cuartos de champions. Admirable la elegancia de Pere rodeado de fanáticos colchoneros indignados por el arbitraje de un alemán que tenía claro que no quería al Atleti en semifinales; que templanza la suya; ¡chapeau!
Salto para México tras 3 noches en Bogotá de recuperación tras el fin de semana de Santiago y me encuentro con mi padre recién llegado y con ganas de México…Para empezar magnífica cena en el Quintonil invitados por Yuri. Hacía tiempo que no iba pues no es fácil conseguir mesa (¿Qué hilos movería Yuri?) y la verdad es que es un restaurante en progresión continua. Cocina mexicana sin estridencias pero con un estilo propio muy marcado. Creará escuela si no lo ha hecho ya. Para mí por encima del Pujol que es el restaurante considerado como en número 1 en México.
Después de un Consejo que debería de haber sido para revisar el plan estratégico (que tiene mucha tela que cortar) y que por la presencia de los “nouvinguts” se convirtió en una carrera de fondo de la que fueron cayendo elementos con el paso del tiempo hasta que nos quedamos en familia (nunca mejor dicho), teníamos el cumpleaños del gran Jorgito en La Única. Como siempre que está Jorge de por medio (y si Paulina toma los mandos) no faltó de ná (especialmente alcohol) y disfrutamos de la compañía hasta bien entrada la noche. Sí señor, cayeron unos cuantos gin-tonics pero un día es un día y si no se celebra hoy quien sabe lo que podremos celebrar mañana…
Y nos esperaban para disfrutar del fin de semana en Monterrey 2 buenos amigos de la familia con ganas de ver a mi padre; aquí sí que fue llegar y no parar. Además de que son gente de buen comer y mejor beber, se fueron turnando para que no faltara detalle. Recepción con cena de cabrito asado (la especialidad de Monterrey) y Machitos (especie de morcilla con todo lo que va en las tripas del animal…delicioso) en el Gran Pastor. Bien regadas con 2 botellas de Alión que el gran Victor Canavati trajo de casa (muy típico esto entre los lugareños). Como mi padre se centra en el tequila y D. Victor bebe pero no tanto…y como las botellas se acabaron creo que tal vez regué demasiado el cabrito; eso sí medio cabrito nos tomamos y no quedó ni el recuerdo.
Costó la digestión nocturna, más allá pues acabamos la velada fumando un puro mexicano (Revolución) en casa de Don Victor a eso de las 2 de la mañana (con una copita de coñac que se priva de nada…) con una animada charla que cada vez me costaba más procesar.
Tras un poco de gym matutino y el partido del Atleti contra el Español, llegaría la comida en otro magnífico restaurante de, como no, carne. Espectacular la misma, con buenos antojitos mexicanos y mejor compañía: toda la familia Canavati (no pueden ser más encantadores las 3 generaciones de Canavatis reunidas en la mesa). Acabamos tarde (sobre las 6) y decidimos era buen momento para un paseíto por Monterrey y su macro plaza que es donde se reúnen los monumentos más emblemáticos que, dicho sea de paso, no son tantos. Ciudad más industrial que histórica situado en lugar de paso pero con una climatología adversa (mucho calor en verano pues es casi desierto y frío en invierno al ser un clima muy continental).
Claro está, el paseíto pretendía preparar el remate final; cena con Ernesto y el Películo en el Gallo 71; restaurante de moda y, claro está, de carne. Gente guapa a mansalva y ambiente exclusivo. Qué buenos los tacos de cochinita y la carne; incluso probamos un pescado que no recuerdo el nombre pero era una delicia. No os cuento con que regamos la comida (aparte de algún que otro tequila) se trajeron de casa 2 botellas de Pago de Carraovejas…
¡Si es que tomo mejores vinos en México que en España!