Pasamos el fin de semana después de Carnavales en Madrid porque celebrábamos el cumpleaños de nuestro añorado Luchito. Ya se que la palabra celebrar no parece la más apropiada para recordar el cumpleaños de una amigo que ya no está pero Lili quiso que el ambiente fuera de celebración y no de tristeza. Y allí estuvimos con un gran éxito de convocatoria (más de 30 personas muchos recién llegados de carnaval!) abarrotaban la sala reservada en un restaurante, como no, peruano. Así nos reimos acordándonos de los pisco sours que preparaba Lu (incluso cuando él ya no podía degustarlos…) y los tiraditos o la causa limeña que tanto disfrutaba y, como no, de ese suspiro limeño que ha de coronar cualquier cena peruana. Exitazo!
De Madrid directo para China haciendo escala en Dubai. Llegué a Hong Kong en un viaje extraño pues hasta las 10 de la noche no llegué al hotel y, sin haber dormido mucho por las muchas posibilidades de entretenimiento que ofrece el flamante A380 (incluso con un bareto en la parte de atrás donde te puedes tomar desde unas cañitas (de lata) hasta una copa de Moet Chandon…to gratis total!).
Y si bien el hotel de Hong Kong no es, precisamente, muy glamouroso, si que es verdad que tiene una terraza (la llaman tropical) donde poder fumar un buen puro y tomarte una Qingdao. No tiene mucho más pero es barato y no está mal situado.
Al día siguiente trámites, visitas a partners y constitución de la sociedad en Hong Kong que necesitamos para poder dar de alta al chaval que tenemos allí, curiosa comida en un centro comercial malayo, autobús hacia China, follón en el paso de la frontera, taxi y atasco, mucho atasco y….por fin, llegada a ese remanso de paz que es mi hotel fetiche, la gloria de los amantes de lo kitsch, la horterada hecha hotel; mi hotel preferido sin duda, el Intercontinental de Shenzhen, con sus chinitos vestidos de lunares ellas y con sombrero cordobés ellos, con sus toros y cornamentas a gogó, con su restaurante chino que se llama “El Chino” y sus salones grande (da en chino) España y pequeño (xiao) Barcelona (generará un problema diplómático si reciben visitas de la Generalitat?
Imagino que la de protocolo se va a la puta calle al día siguiente si los mete allí!) y, como colofón, el bar galeón en la piscina que, efectivamente, es un galeón a tamaño natural donde disfrutar de magnífica cerveza de trigo y amenas actuaciones en directo de grupos de versiones rock (buenos bailes nos pegamos durante el comité de Logis hace un par de años!)
Claro que está al lado del parque temático wonders of the world donde se pueden visitar (a lomos de un cómodo monorraíl que, por cierto, pasaba muy cerca de la ventana de mi habitación) casi todos los monumento mundiales a escala reducida (también hay otro de China relativamente cerca….y un hotel que construyó un millonario enamorado de Venecia….). vamos que hay para elegir…
Y en el próximo post os contaré sobre Shanghai (otra vez pero es que últimamente no varío mucho de destinos). Y escribo esto con el Atleti líder…que dure!